Simeone dosifica a Fernando Torres

“Algún día me contaréis qué he hecho yo para merecer esto”, preguntaba, micrófono en mano, Fernando Torres el día de su presentación a las 45.000 personas que se agolparon en las gradas del Vicente Calderón para recibir al hijo pródigo siete años después tras un largo Erasmus en Liverpool, Londres y Milan, con dos Eurocopas, un Mundial y una Champions League – entre otros títulos – mediante que construyen su leyenda personal. Se marchó de Madrid siendo un ‘Niño’ y regresó hecho un hombre, aunque para el aficionado atlético siempre será aquel zagal que, con 18 años, recorría de arriba abajo el césped del Calderón portando una responsabilidad que en aquella época nadie quiso adquirir.

En Madrid encuentra el cariño de una afición y la confianza de un técnico que no ha tenido ni en Londres ni en Milán

Habría mil y una razones para explicar a Fernando Torres el cariño de su afición. Pero ninguna representa tan bien como las emociones que logró desbordar cuando le vieron marcharse del Santiago Bernabéu de la misma manera que lo hizo Jack Dawson [Titanic] en la escena que gritaba a los cuatro vientos que era el rey del mundo. El de Fuenlabrada experimentó una sensación parecida a la que protagonizó Leonardo Di Caprio después de marcar dos goles al Real Madrid, avanzar hasta cuartos de final de la Copa del Rey, silenciar a una afición que jamás le mostró el debido respeto y asaltar un estadio que nunca había conquistado en su primera etapa como colchonero. Con una sonrisa de oreja a oreja, Torres se iba lleno de orgullo y con la cabeza bien alta.

Fernando Torres ha regresado a la ribera del Manzanares en busca del cariño de una afición y de la confianza de un técnico. Al contrario que en el Chelsea o en el AC Milan, en Madrid encuentra todo lo necesario para volver a triunfar como ya hiciera durante tres temporadas consecutivas hasta ganarse un traspaso a la Premier League que dejó más de 30 millones de euros en las arcas del Atlético de Madrid. Desde el primer momento la afición no ha dudado en brindar ese apoyo que genere seguridad en el jugador. Desde el cuerpo técnico tampoco ha faltado ese soporte que fortalece el fútbol de un jugador.

Llegar y besar el santo

Desde que fue presentado en sociedad y tuvo ficha por parte de la Federación tras haberse abierto el mercado de fichajes en Italia, Fernando Torres ha contado con oportunidades. Al contrario que otros fichajes, el de Fuenlabrada ha jugado en los cuatro partidos que ha estado convocado hasta la fecha. Se dudaba de su participación desde el inicio, pero Diego Pablo Simeone le ha brindado el apoyo dándole tres partidos de titular (contra el Real Madrid, en dos ocasiones, y contra el Granada) y uno saliendo desde el banquillo (FC Barcelona en el Camp Nou). Llegar y besar el santo. Sus presencias no responden al azar, sino al sentido de pertenencia que tiene Torres por el Atlético, un factor que Simeone – al igual que los horóscopos – no deja pasar desapercibido.

Desde que llegó Torres, el Atlético ha jugado 4 partidos. Él ha disputado tres como titular y uno como suplente. Nunca más de 60 minutos

Fernando Torres, que ha crecido con el escudo del oso y el madroño tatuado en el pecho, ha respondido a esa confianza con dos goles al Real Madrid en el Santiago Bernabéu y un sinfín de repertorio de movimientos que han dejado buenas sensaciones, independientemente de si era Mario Mandzukic o Antoine Griezmann su pareja en el ataque. “Me voy contento con la conexión entre Mandzukic y Torres”, confesaba Diego Simeone en la rueda de prensa posterior a la victoria contra el Granada. De una asociación entre ellos nació el penalti que Babin cometió sobre Diego Godín dentro del área.

‘El Niño’ no llegó al Atlético de Madrid en sus mejores condiciones físicas. No ha contado con la suficiente continuidad en el AC Milan y arrastraba unos problemas musculares que lo habían mantenido fuera de las convocatorias en los últimos partidos. Tanto Diego Pablo Simeone como ‘El Profe’ Ortega diseñaron un plan específico para recuperar cuanto antes la forma del delantero de Fuenlabrada, un futbolista portentoso y “el más fuerte físicamente” a ojos del preparador físico del Atlético de Madrid. Por esto, Torres no ha jugado más de 60 minutos con la camiseta del Atlético en su segunda etapa.

"A los 30 años uno no se puede olvidar de jugar. Yo lo sabía", argumenta ‘el Cholo’ sobre la decisión de apostar por un jugador que no ha rendido a su mejor nivel deportivo en los dos últimos clubes en los que ha estado. Sin el peso de soportar él solo una responsabilidad, Torres se desenvuelve con más ligereza compartiendo la carga de representar a un Atlético campeón, exigido de victorias. "Le dijimos que no tenía que salvar al Atleti como cuando era chico, que tenía que acompañarnos a seguir creciendo", añadió Simeone en ‘AM 1190’.