Simeone-Benítez, Benítez-Simeone; dos entrenadores que basan sus equipos en el orden y rigor táctico a la hora de defender se veran las caras el domingo a las 20:30. Y que basan sus planteamientos en el orden defensivo es un hecho. Simeone lo lleva plasmando cuatro años en el Atlético de Madrid hasta conseguirlo poner en el pelotón de cabeza en el panorama europeo. El Real Madrid de Benítez por su parte, muestra una mayor solidez que en la era Ancelotti. Puede ser por el trabajo del técnico español o bien por el acierto de Keylor Navas, lo cierto es que el conjunto blanco es el equipo menos goleado del campeonato liguero.

Recuperar la solidez como primer objetivo

Si bien es cierto que los jugadores del Atlético por características y nombres sugieren más un 4-3-3, los resultados a favor de los colchoneros se han dado con el clásico 4-4-2 que ha implantado el Cholo en las tres últimas temporadas y que seguramente se vea en el césped del Calderón de inicio, con dos interiores con tendencia a poblar el centro y dejar las bandas libres. A partir de ahí, el Atléti siempre ha dejado hacer al Real Madrid, eso sí, sin que Kroos y Modric lleven la manija de la posesión. Por ello en ocasiones, cuando el físico lo ha permitido, han sido Tiago y sobre todo Gabi los que adelantaban la línea para asfixiar la creación blanca. Sin embargo, en otros encuentros, como en la primera vuelta de la Liga 14/15 hemos visto como los encargados de evitar que los mediocentros madridistas recibieran cómodamente con tiempo para pensar fueron los dos puntas. Un planteamiento más conservador este último, pero cortado por el mismo patrón, juntar líneas buscando una salida por las bandas previsible o directamente un balón en largo de los centrales. Algo que ya le ha dado goles a los pupilos del Cholo, ya que en la vuelta del partido de Copa de la pasada temporada, este dejar hacer a los centrales provocó un error de Sergio Ramos en el pase que acabó con cabalgada de Griezmann y gol de Torres.

Pocas veces ha sufrido el Atlético con centros laterales, de ahí que acumular jugadores en el centro para dejar las bandas descubiertas evitando de esta manera el juego entre líneas por dentro, sea una de las opciones más vista en los derbis por parte de los rojiblancos. Y es que cuando peor lo ha pasado el equipo dirigido por el Cholo es cuando James aparecía entre el doble pivote y los centrales y cuando Marcelo se incorporaba con una diagonal asociándose por dentro. En esta ocasión parece improbable que el colombiano llegue al encuentro, por lo que los que podrán hacer sufrir a la defensa local serán Isco, más efectista pero menos efectivo que James, o Benzema, que con su juego entre líneas si puede ocasionar huecos sacando a los centrales para que Bale y Cristiano los aprovechen con sus llegadas. Si eso no sucede y el Atlético consigue mantener el orden y provocar que las alternativas del Real Madrid pasen por los centros de sus laterales, los blancos sufrirán para lograr marcar como ya sucedió frente al Sporting, frente al Málaga e incluso frente al Granada, tres equipos que se mostraron juntos y ordenados consiguiendo la frustración blanca en ataque.

Dominar las bandas para crear peligro

Importante el crear dificultades al equipo de Rafa Benítez a la hora de atacar pero con esto no es suficiente para llevarse un partido y menos aún un derbi. Este Atlético tiene más jugadores para crear que en años anteriores, sin embargo, la juventud de estos hace imposible saber si se dará una imagen similar a la de Sevilla o por el contrario será más parecida a la de Villarreal. Los que no pueden fallar son los laterales, tanto Filipe como Juanfran saben lo que es jugar y hacer daño en este tipo de partidos. Y es que los laterales ofensivos del Real Madrid dejan descubiertas sus bandas en varias ocasiones por partido, algo que los rojiblancos pueden y deben aprovechar para ocasionar peligro, para ello, es necesario que los carrileros rojiblancos den su mejor nivel. Aunque Benítez ha mejorado esta faceta desde su llegada al banquillo del Bernabéu, la acción favorita de Bale y Cristiano no es bajar a defender.

Al contrario que el Atlético, el Real Madrid sí sufre con los centros laterales. Bien por la superioridad que crean los carrileros rivales cuando se incorporan, bien por la capacidad de los delanteros de sacar a los centrales de sitio para que lo aprovechen jugadores desde segunda línea, como hicieron a la perfección entre El Arabi y Success, o bien por saber manejar el espacio que queda entre los centrales blancos como ocurrió en el caso de Sanabria en la primera jornada. Y el Atlético si quiere jugar por fuera, tiene jugadores con características para todo esto. Filipe y Juanfran están acostumbrados a llegar a línea de fondo con facilidad, Griezmann y Torres tienen la capacidad de aguantar el balón en tres cuartos de campo y Jackson se maneja bien entre los centrales como se vio en su antiguo club y el pasado miércoles ante el Benfica, aunque sin éxito. Precisamente, en el 4-0 de la pasada liga los cuatro goles llegaron tras distintos centros y esta temporada, las ocasiones más claras que ha sufrido el Real Madrid han venido desde los costados. Aún así, el Atlético no puede renunciar a jugar por dentro cuando tenga ocasión, principalmente con la asociación entre Griezmann y Óliver a partir de tres cuartos aprovechando la dificultad, de Kroos en la mayoría de ocasiones debido al paso de los minutos, de cubrir el espacio entre el centro del campo y los centrales madridistas.

En caso de ser un partido trabado, Simeone tiene en el banquillo jugadores con capacidad de desequilibrar y romper el partido, sobre todo Correa y Carrasco, que podrían hacer lo que hicieron Griezmann y Arda en el primer derbi liguero de la pasada campaña. El argentino ya ha demostrado su capacidad individual para marcar diferencias. El belga, con menos minutos, también ha dejado ver su velocidad y su buen desmarque. Ambos pueden ser claves en un partido ajustado y con espacios. El Real Madrid sin embargo tendrá en Kovacic y Casemiro las mejores bazas, especialmente si el conjunto blanco se pone por delante en el marcador. Dos equipos que no llegan con las mejores sensaciones, pero con un gran abanico de posibilidades en sus plantillas.