Un momento de lucidez salva al Atlético. En el último suspiro apareció el milagro. Un solo error rival, en el tiempo de descuento, dio los puntos a los de Simeone. El técnico corrió la banda celebrando un gol que explica el momento por el que pasa su equipo. De nuevo apático, de nuevo sin mordiente, de nuevo sin encontrar argumentos para ganar. Después de pasar el Tourmalet, al Atleti se le está atragantando los equipos más, a priori, asequibles. Un empate en Riazor, un empate en Astana y este domingo, victoria en el minutos 92.

Y el Atlético ganó sin merecer más que el equipo de Abelardo. Los asturianos ya venían presentados en Primera como uno de los equipos más llamativos. El ‘pitu’ ha formado un bloque sólido y lleno de entrega. Quizás la grandiosa cantidad de canteranos que forman el equipo tiene que ver. Lo cierto es que el Sporting le plantó un partido tan serio como correcto. El único fallo presente fue a destiempo y le costó los puntos del Calderón. Sin embargo, la imagen de los asturianos fue de equipo maduro y fiable.

Tan solo Oblak y Godín estuvieron a la ‘altura’

El Atlético de Madrid se topó con un equipo muy similar a ellos. Los de Simeone se vieron ante un equipo que parece una imitación, pero creada con jugadores caseros con receta de Mareo. Los de Abelardo presentaron unos ingredientes muy parejos a los usados por los rojiblancos. Disciplina de trabajo, corazón en mano, la unión de las líneas y la estructuración táctica como religión, solvencia defensiva y grandeza por alto, solidaridad física y dependencia en ataque de un zurdo rubio. Hasta en el color del pelo del jugador franquicia se parecen.

El Atlético no pudo con ello. Quizás la confusión de intentar atacar a un equipo que defendía tan bien como los mismos, le hizo no saber ni por dónde meter mano. Carrasco, por calidad, pudo abrir brecha en algún momento, pero fueron falsas alarmas. Tan solo el dos para uno en las bandas, lugar menos habitado por asturianos, fue más o menos rentable. Y cuando se encontraba un agujero, ahí estaba Cuéllar. El meta, al igual que Oblak, aparecieron de manera milagrosa en las ocasiones de ambas porterías. Fueron de lo más destacado.

Por el centro era impensable el tránsito. Luis Hernández y Bernardo secaron y desesperaron a Griezmann y Jackson por tierra, mar y sobre todo aire. Los centrales visitantes estuvieron superlativos, imitando sin querer una vez más, a las características Atléticas. Godín, celoso y rabioso, no quiso ser menos. Y mantuvo en defensa la precisión que no se tenía en ataque. Tan era su enfado que incluso se elevó más que nadie en el descuento, para conseguir lo que nadie había conseguido hasta el momento, y regalar el preciado gol. Desde las alturas, Oblak en dos ocasiones y Godín en el descuento, pudieron ganar el pulso ante el Sporting.

La carrera del nerviosismo de Simeone

El Cholo es un entrenador de carácter y expresionista. Se le distingue en cada gesto su estado anímico. Pero su esencia reservista y prudente le hace, en grandes ocasiones, no celebrar los goles. En otras muchas, la emoción del partido y la importancia de los goles conseguidos, le hace estallar de júbilo. Ayer Simeone corrió la banda en el tiempo de descuento con el gol de Griezmann. Una carrera de éxtasis y de explosión. Un gol que le dan tres puntos importantes, más aún cuando pasaban las 10 de la noche y el Real Madrid pinchaba en Sevilla.

La celebración del técnico es significativa. No es la celebración de un gol ante un equipo grande, no es la celebración de un gol de una eliminatoria y menos aún de una final. Es la celebración a un gol de respiro. Un gol medicinal y anti- presión. Simeone más que nadie lo siente así. El técnico sabe que después de alcanzar el buen nivel, el equipo ha bajado, se ha paralizado y no ha reaccionado. Simeone, se siente culpable, y ese gol le da un respiro que nadie, a esas alturas, daba por hecho.

Simeone no consigue resucitar a su equipo y el gol en el descuento le da el alivio necesario dentro de la crisis de su equipo

Simeone no ha encontrado la respuesta. No ha dado con la vacuna a tal bajón. No encuentra la clave para ‘desparalizar’ al equipo. Mismas variantes, mismos cambios, mismas estrategias. Quizás no sea eso lo que necesite el equipo, quizás es algo más allá del césped. Quizás la clave son los descansos a ciertos jugadores. Sea lo que sea, el técnico argentino sabe que no encuentra la solución y ante el Sporting de nuevo su equipo no dio la talla. Su celebración da un significado de alivio, de haber conseguido la victoria, pese a seguir con fiebre. Más ahora, con un parón liguero, que lejos de ser negativo, parece ser el parón urgente que necesita Simeone para buscar el fallo.

El Atlético necesita a sus estrellas

El bajón Atlético viene, irónicamente, producido de lejos. Los jugadores, a priori, más secundarios mantuvieron un gran nivel y sostuvieron al equipo. Juanfran, Filipe, Giménez, Carrasco, Correa y sobre todo Tiago. El nivel del portugués alcanzó niveles de altura y el equipo disimulaba el bajón de sus jugadores estrellas. Tiago ha rebajado su protagonismo en los últimos dos partidos y se ha notado. Al Atlético pues, no le quedaban demasiados recursos contra el Sporting, puesto que a mayores, Juanfran se lesionó. Era el momento de las estrellas.

Entiéndase por estrellas a los jugadores llamados a marcar la diferencia. A los jugadores que deben aparecer cuando el equipo le necesita. A los jugadores que asuman el peso de un equipo atascado, que encuentren el camino. Entiéndase en nombres de Koke, Griezmann o Jackson. Y entiéndase también, que estos jugadores llevan tiempo sin estar al nivel que se espera y se les exige. Se encuentran en horas bajas, llevan tiempo sin ser los mismos y tan solo el francés aparece como tal en momentos precisos.

Griezmann volvió a ser decisivo, sin embargo sigue lejos de su mejor nivel

En ese aspecto, Griezmann es irreprochable. Dio los puntos ante Las Palmas, Getafe, Galatasaray, Real Sociedad y Sporting. Sin embargo, la burbuja de gran jugador que se ha ido construyendo, hace que al francés se le pida más. Su condición de estrella y sus aparaciones vitales le dan la bendición, en un año francamente por debajo de su nivel. El fútbol es caótico, y lo que pudo ser otra losa para el ‘principito’ acabó siendo otra aparición salvadora. Tiene el don y marca las diferencias, pero la realidad es que está por debajo de su nivel.

Koke y Jackson no están teniendo el don de la oportunidad. Lo que a Griezmann le salva, a ellos los crucifica. El canterano no ha encontrado su mejor nivel en esta campaña y su lesión hace más lenta esa esperada venida. Lo del colombiano empieza a ser más preocupante. Su aportación empieza a ser desesperante y la paciencia se agota. Simeone no rectifica y le otorga muchos minutos, pero sigue sin responder. No da ni una pista sobre sus hipotéticas cualidades y la cuenta atrás de la impaciencia ha comenzado.

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