Nostalgia de gol: Diego Costa, espíritu de campeón

El delantero hispano-brasileño se hizo un nombre en el fútbol en el Calderón. Cogió el testigo de Falcao y le añadió la salsa de la esencia de Simeone. La mezcla dejó un delantero perfecto para el Atlético de Madrid.

Nostalgia de gol: Diego Costa, espíritu de campeón
Foto: Jaime del Campo - VAVEL
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Por Kike Ramos

En plena crisis goleadora. En pleno debate sobre el delantero centro. En este desasosiego creado por la baja forma del ariete rojiblanco se vierten recuerdos. Nostalgia y melancolía por tiempos mejores. Las remembranzas de ese delantero que sobresalía en el Calderón. Muchos han sido los que a orillas del Manzanares han clavado su bandera de conquista. De conquista de corazones rojiblancos por su rendimiento, y conquista de un prestigio logrado a base de goles. El valor de ellos se ha revalorizado a ojos del Calderón. Todo de un tiempo cercano, aunque siempre se puede mirar más lejos.  Los Hasselbaink, Vieri y compañía. Pero más ligado es esta repercusión en estos años próximos. Torres ( Primera etapa), Kun  Agüero, Forlán, Falcao, Mandzukic o Diego Costa. Y en este último, la ‘ pantera’, más concretamente.

Diego Costa. El gran Diego Costa. Si alguien se fabricó entre el escudo rojiblanco, fue Diego Costa. La mayoría de esta horda de delanteros de primer nivel se hicieron un nombre, o simplemente lo agrandaron, en el Atlético de Madrid. Pero el hispano-brasileño con más acentuación si cabe. Él no fue un fichaje mediático ni un canterano prometedor. La ‘pantera’ no era un jugador esperado en la elite del fútbol. No estaba en la  prestigiosa lista de grandes jugadores. Es más, no era esperado ni en el Calderón. Incluso pasó sus primeros años de cesión en cesión.

Pero el carácter, ahora tan magnificado, caracterizado y criticado que desprende el delantero, no es solo producto de la lucha en el césped. Es el carácter de un jugador con el amor propio de tamaño inigualable. El carácter que le hizo crecer, luchar y sobreponerse a todo. Sobreponerse incluso al desconocimiento de su nombre en el mundo del fútbol, para hacerse un delantero de primer nivel. Y desde lo subsuelo del fútbol se alzó, se forjó y se plantó en medio de las nubes de este deporte.

Desde lo desconocido, hasta ser esencia del Atlético de Simeone

No cabe duda, es un jugador que se ha hecho su sitio en la elite a base de ingredientes cotidianos. Características que no te las da un ser divino o un don, te las da el corazón y el coraje. Si a eso le añadimos un poco de salsa de Simeone, todo se magnifica. Y se magnifica porque con el entrenador argentino, se da una base de reglas que a Diego Costa le permitieron encontrar su media naranja. Un entrenador que valore el carácter, la ilusión, el trabajo, la competición y el corazón, y no solo lo valore, sino que lo eleve a la máxima potencia. Simeone ha sido experto en exprimir jugadores. De su mano se han regenerado muchos futbolistas y ha creado un equipo campeón. Y como no, un jugador como Diego Costa, se coló en esta fantástica receta.

Simeone encontró en Costa a su media naranja y viceversa

Tras varias cesiones en las que demostró sus cualidades y su gol, sobre todo en Vallecas, el delantero volvió a la plantilla en la que ya capitaneaba Simeone. En verano de nuevo era uno de los favoritos para abandonar el barco ante tanta competencia. Pero Diego convenció a Diego. Costa respondía a todas las premisas y mandamientos del Cholo y decidió que ese delantero debía ser uno más en el proyecto. Había un gran problema, estaba Falcao. Delantero estrella, potencia máxima del gol e ídolo local. Pero no le importó. Él ,con Falcao o sin Falcao, se haría un hueco. El colombiano sería máximo goleador y estrella absoluta a final de temporada pero el, todavía brasileño, ya había enseñado sus armas. Para entonces ya había enamorado al público, al fútbol y a Simeone.

Falcao se fue. Una constante que se repite ciclo tras ciclo en el Atlético de Madrid: llega un delantero, se hace una estrella, se crea un ídolo, pero se marcha en busca de gloria. Entonces se trajo a David Villa por una cantidad de risa. Pero esta vez no iba ser como la tradición seguía. Diego Costa había aprobado las oposiciones para ser el delantero centro del Atleti. La responsabilidad de ese cargo era máximo. Los antiguos reyes habían dejado el listón muy alto. Además, el equipo venía de ganar títulos, estaba en crecimiento, el ‘cholismo’ estaba en ascenso directo y la responsabilidad se multiplicaba.  Goles y espíritu.

Delantero 'made in' Simeone

Con la responsabilidad asumida en esta temporada 2013/2014, Diego Costa se hace el hueco definitivo en el fútbol. Él asumió la responsabilidad del gol y a la vez del espíritu de la esencia de Simeone y no decepcionó. Al contrario se hizo grande. El equipo fue campeón de Liga por delante de Messi y Cristiano Ronaldo. Diego Costa no solo había hecho bien el trabajo de sus antiguos compañeros de posición, sino que lo había engrandecido con un carácter y un corazón propio del escudo y del estilo de Simeone.

Goleador, atleta y guerrero

Fue la solución a cada partido. Fue un referente goleador y  era el guerrero número uno. Tal y lo que le pidió Simeone, Gol y espíritu. Hizo de Falcao, de Forlán, de Agüero pero con el mono de un obrero puesto.  Se peleó con todos, mantuvo guerras con cada una de las defensas y tentó a la suerte con las lesiones. Unas lesiones que le privaron de luchar en la final de Champions. Un final agridulce de un delantero que hizo el trabajo que se le pidió cuando asumió la responsabilidad, pero que se fue forjando a estrella  sin nombre en el fútbol.

Ahora Diego Costa vive momentos ambiguos. Mala forma de su equipo, el Chelsea, criticado con la Selección, y criticado por su estado físico. Sin embargo, el Calderón recuerda quien es Diego Costa. Ese delantero veloz, fuerte, insistente, potente y goleador.  Ese delantero guerrero, vinagre y desesperante. Ese delantero que convertía oro de cada balón largo del equipo. Ese delantero que de la nada fue el goleador del equipo campeón de Liga y finalista de Champions. Ese delantero que de no ser nadie fue temido. Ese delantero que cautivo a España y se lo arrebató a Brasil. Un jugador que se hizo a sí mismo.