El Atleti consigue sacar ventaja ante el todopoderoso Bayern. Un gol, golazo estratosférico de Saúl, sirve para dar ventaja a los rojiblancos. El gol tempranero no mermó el partido y se pudo ver una gran ida de semifinales. Intensidad, métodos, búsqueda, movimientos. Un gran partido entre dos grandes que buscan llegar a Milan. Quedó claro en este partido, que un favorito se quedará, por desgracia, en el camino.

Se preveía un choque de dos filosofías opuestas. Simeone contra Guardiola. Sin embargo, el partido fue mucho más que ataque contra defensa. Fue una macedonia de recursos, momentos, impulsos, cambios tácticos y ante todo, una oda a la búsqueda de la victoria. La resaca del partido deja un regustillo de boca para los amantes del fútbol. Un partido a la altura de los entrenadores, de las plantillas, de la afición y de la eliminatoria. La Champions League se reescribió.

El juego del rombo

Enfrentar a dos entrenadores tan ricos en movimientos y dos entrenadores tan innovadores deja un partido rico en la autopsia del duelo. La expectación era muy grande por ver al equipo que más recursos crea para atacar ante el equipo que mejor cierra esas posibilidades. El caso es que el partido tuvo sus fases y la primera parte del partido dejó un cambio en el guion. El Atleti no dejó respirar al equipo de Guardiola.

El Bayern comenzó con frialdad y paciencia.  Posesión sencilla, lenta y atrás. Momentos de tanteo. En seguida Lahm demostraría que el Bayern pondría todo adelante. Tres defensas, del cual ninguno  era central, todo en el centro y arriba la base de dos extremos abiertos. Con ello el Bayern jugaría al juego "de la ayuda" y el juego del "hueco". Un rombo con Alonso en el puesto central, Lahm y Thiago ofreciéndose por los huecos interiores y Vidal en un extremo céntrico. La composición se movía como una rueda para buscar el hueco y la profundidad. Pero el Atleti jugó al juego de "no dejar huecos".

El Atleti respondió con otro rombo en el centro del campo, ayudado por el descolgado entre Torres o Griezmann( facilitado por la menos presencia en defensa para presionar). Koke y Saúl se multiplicaron en el juego oscuro de la interceptación. No dejaron progresar a los interiores, tanto Thiago como Lahm como a veces Vidal. Bajaban a recibir en un sitio cómodo pero no encontraban siguiente receptor. La solución más buscada, la del carril, estaba doblemente marcada; al hombre con el latera, y en el pase por Saúl y Koke.

Gabi y Augusto, se intercambiaban ser el vértice del rombo posterior o anterior, pero siempre uno guardando equilibrio del rombo, y el otro siendo el lanzador en la presión para no dejar pensar a los organizadores que bajan a recibir tan atrás. Todo ello, hizo ver a un Atleti que obligó a jugar al balonazo al Bayern, que desesperaba en busca de un lugar de recepción. Neuer Alaba fueron los jugadores  más libres, pero el austriaco y el portero no son Alonso ni Thiago.

En la segunda parte el Atleti no pudo salir tanto a buscar al Bayern y estos crecieron en ataque. Aquí tuvo que actuar el Atlético correoso atrás para aguantar las embestidas. Cambiaría Guardiola para meter a Muller arriba y quitar un centrocampista. Dejaría a Alonso solo para cortar las contras (más tarde Javi también) y Vidal de todo campista, llegador. Dejó a un Bayern más numeroso en ataque, pero más vulnerable a las contras y el juego central. Griezmann  y los centrocampistas, ante robo, pudieron salir con más soltura y optar a jugadas de ataque. Aquí tuvo Torres el 2-0.

Saúl y Augusto, quien lo diría

Si algo da éxito al Atleti de Simeone es la filosofía de grupo y de bloque. Nadie merece estar por debajo de nadie en elogios.  La grandeza de lo que consigue Simeone día a día es mantener a toda la plantilla al mismo nivel, con la misma base de saber qué hacer y como jugar. El mismo molde basado en entrega, trabajo e inteligencia. Da igual que sea la estrella Griezmann( defendió como el que más) o que se llame Thomas ( salió como si no fuera su primera semifinal de Champions).

Ayer dos hombres se ganaron los honores de haber liderado tal batalla. Dos jugadores que hace no tanto eran un canterano prometedor que había jugado en el Rayo y el otro era un desconocido para muchos que jugaba en el Celta de Vigo.  Saúl y Augusto, ahora son piezas fundamentales de este gran Atleti y fueron protagonistas ante el mismísimo Bayern de Munich.

Saúl jugó el partido de su vida. Clave junto a Koke para abortar las salidas de los costados y cerrar espacios, lúcido en el robo y temperamental en el cuerpo a cuerpo. En ataque dejó varias jugadas de potencia y superioridad, forzó un saque de esquina, forzó una amarilla y dejó un gol al más puro estilo Maradona. Se zafó de la persecución de Thiago, con dos toques instantáneos se fue de los otros dos españoles y encaró a un Alaba, asustado y reculado,  para definir de gran manera ante Neuer. Saúl sigue creciendo.

El argentino no tuvo un papel tan estrella, pero fue un prodigio en el centro del campo. Lleva tiempo ganándose los piropos y adjetivos que describen el buen trabajo y la rapidez con la que Augusto se había hecho al Atleti. Ante el Bayern acabó por forjarse. Destrozó los intentos de superación de líneas del Bayern y frustró varias que no estaban ni siquiera en su zona. Estuvo en todos los lados, el "coche escoba" estuvo en todos los fregados. Robó con insistencia y coraje todos los balones, se llevó todas y dio soluciones al Atleti. Partidazo de otro jugador, fruto del trabajo de Simeone. Nada es casualidad.