Tras la victoria frente al Espanyol la semana pasada, Gabriel Calderón confiaba en que la dinámica del grupo variase y se posicionara en un entorno más positivo, sin embargo, el Valencia de Juan Antonio Pizzi ha sido el encargado de devolver al Real Betis a la cruda realidad. Esa realidad que mira con ojos agrietado el futuro de un conjunto verdiblanco que otea la Segunda división.

Sobre el envite, el rawsense valoraba: "El equipo estuvo bien durante los primeros cuarenta minutos. Después de recibir el primer gol el partido estaba abierto, pero a los dos minutos nos metieron el segundo y ahí se complicó mucho la cosa". En el acto final, el equipo se desinfló y concedió multitud de aproximaciones a los jugadores valencianistas, que no perdonaron:  "En la segunda parte el equipo no ha estado lo suficientemente preparado para dar la vuelta al marcador", admitía.

Sabedor de que la hazaña de la permanencia se antoja una quimera, Calderón aboga por continuar andando y no tirar la toalla: "Sabíamos a lo que veníamos; el margen de error es cada vez menor. El domingo que viene tenemos una final".

Las dos salidas, lejos del Villamarín, guiadas por el albiceleste se han saldado con derrota. Este es un aspecto que preocupa al preparador, que explicaba ante los medios: "Salir fuera y encajar primero cuatro y después cinco es algo muy negativo. Es verdad que una vez que recibimos un gol el equipo no es capaz de remontar en el marcador. Será una cosa inconsciente que pesa en el ánimo de los jugadores por llevar tanto tiempo a lo largo de la temporada sin poder lograr una victoria". Por último, dejaba patente de que "el equipo no está psicológicamente preparado para remontar un gol en contra", finalizando de esta manera su intervención en sala de prensa.