Si algún club está agitando el mercado en la división de plata española, es sin duda, el Real Betis Balompié. Muestra de ello son los 8 refuerzos verdiblancos, inclusive los que vuelven tras cesión como son Sergio, Renella o Álex Martínez.

La renovación de Perquis y Figueras, la incorporación al primer equipo del canterano Caro y la inminente salida de Paulao, motivaron al club hispalense a apuntalar la zaga con un jugador que llega libre, Bruno González, el jugador que analizamos a continuación.

El central tinerfeño nació allá por Mayo de 1990, en el archipiélago canario. El motivo de su llegada a Heliópolis, es crecer como futbolista, algo que espera conseguir en la capital andaluza. Su nuevo contrato, le comprometerá con los verdiblancos las tres próximas campañas. A pesar de contar con numerosas ofertas de clubes de primera, el jugador aseguró llegar a un grande, que no entiende de categorías.

Bruno, se formó en las categorías inferiores del C.D Tenerife, tras una cesión fugaz al Teruel, en el que se forjó como jugador antes de volver al club de su tierra. El tinerfeño, llega tras imponerse como central titular las dos campañas anteriores, disputando hasta 39 encuentros en cada curso. Este último, contó con 3431 minutos sobre el terreno de juego, anotando dos goles. Respecto a los apercibimientos, no parece ser un jugador demasiado aguerrido, recibiendo una sola tarjeta roja en esta temporada 13/14.

Físicamente, es todo un portento. Con sus 184 centímetros de altura y 82 kg, se impondrá como uno de los más fornidos de la plantilla junto a Perquis o Molina entre otros.

Rápido y fuerte, como a sí mismo se describe

A pesar de su corpulencia, el tinerfeño es un jugador atento y rápido al corte, dominador en los balones por alto y se desenvuelve bien a la hora de incorporarse a las tareas ofensivas de balón parado. Siguiendo el estilo verdiblanco, se encuentra cómodo a la hora de sacar el esférico jugado. A pesar de su juventud, el zaguero se presenta experimentado para su curso más ilusionante, donde tendrá que ganarse la confianza del míster para postrarse como un indiscutible.