Mañana de sensaciones encontradas en el último partido del año en el Benito Villamarín. Un año 2014 que no será recordado de buen agrado por la parroquia verdiblanca. A pesar de las adversidades, la afición heliopolitana respondió en masa para contemplar la cuarta victoria consecutiva en Liga con el pensamiento puesto en la figura de Pepe Mel, ilustre icono del beticismo que regresaba al palco del coliseo de La Palmera justo un año después.

Con el clima salpicado por la nostalgia de quién no quiere que el tiempo se detenga, Juan Merino dispuso un once continuista sobre el verde. Lolo Reyes y Piccini por los sancionados Xavi Torres y Molinero fueron las únicas modificaciones forzadas con respecto a lo desplegado la semana pasada en Lugo.

El Racing de Paco Fernández, preso de las descoordinaciones, apenas mostró señales de peligro durante los 90 minutos, con un once repleto de jóvenes valores del cantábrico.

Arranque fulgurante

El envite no pudo comenzar de la mejor forma para un Real Betis que ha ganado en intensidad desde la llegada de Juan Merino al banquillo. Una internada a medias entre Kadir y Alfred N'Diaye culmina con un envío desde la derecha del africano que conecta lleno de velocidad el utrerano Dani Ceballos. El canterano sigue desmostrando su valía en el primer el equipo y su gesto de niño comienza la metamorfosis hacia la madurez.

A raíz del incipiente tanto verdiblanco el cuadro que dirigirá Pepe Mel a partir del lunes, tomó la manija en el centro del campo y rondaba las inmediaciones racinguistas. El doble pivote defensivo daba sus frutos paralizando los avances cántabros.

Las llegadas se sucedían una tras otra pero el Betis no conseguía abrir brecha en el luminoso. El tándem Ceballos-Kadir camparon a sus anchas por las bandas buscando con ahínco un enlace con el matador de la Isleta Rubén Castro, que no terminó de producirse finalmente. Con la tranquilidad tan echada en falta en partidos atrás cuando el marcador sonríe, la escuadra de las trece barras contemporizaba a su antojo.

El Racing de Santander se desperezó en el ocaso del primer acto a base de fugaces contragolpes. Mariano, al filo del descanso, tuvo la mejor ocasión para los suyos en una acción en la que le ganó la espalda a Jordi Figueras. En cambio, su definición no obtuvo premio alguno.

Tras la reanudación los cambios saltaron a escena por parte del equipo de Fernández, sin embargo no tuvieron el efecto deseado. El Racing dio un pasito hacia delante en busca de petróleo pero un Real Betis compacto y seguro contrarrestó las tímidas llegadas santanderinas.

La segunda parte no ofreció protagonismo salvo contadas acciones a balón parado. El vitoreado Juan Merino, que recibió el cariño de la afición introdujo a Jorge Molina en torno a la hora de partido. El de Alcoy sería el futbolista encargado de ponerle la guinda a tan insulso encuentro en Heliópolis.

Con el silbato de Medié Jiménez en sus labios, aterrizaría el definitivo gol de Jorge Molina, en una brillante jugada personal que culmina con una majestuosa vaselina ante la salida de Mario. Colocaba así, el 2-0 en el marcador..

La cuarta victoria consecutiva deja al Real Betis en tercera posición. Juan Merino finalizó su interinidad con pleno de victorias y sin recibir un solo gol en contra. A la vuelta de navidades, habrá un nuevo pero viejo conocido inquilino en el banquillo del Villamarín: Pepe Mel.

Manuel Pedrero - VAVEL