La asociación Molina-Castro sigue funcionando y fulmina al Tenerife

El Real Betis se deshizo de un pobre Tenerife en el debut de Pepe Mel en el banquillo del Villamarín. El binomio compuesto por Molina y Castro demostró que pese al tiempo sigue dando frutos y goles. Los de Cervera, que se quedaron con diez hombres a falta de 20 minutos para el final protestaron un penalti y maquillaron el marcador con una genialidad de Diego Ifrán.

La asociación Molina-Castro sigue funcionando y fulmina al Tenerife
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Por Manuel Pedrero

La ansiada vuelta del hombre esperado se produjo. Pepe Mel regresó al banquillo del Benito Villamarín, ese rincón del campo que tantas sensaciones aporta al madrileño. Y con él, la primera victoria de la segunda era bajo su batuta.

Con las numerosas ausencias que acumulaba la entidad de La Palmera, el once en liza fue de lo más previsible. Una línea defensiva inamovible y un recimentado doble pivote con la presencia del canterano Dani Ceballos en la manija aportó aire fresco a tiempo parcial a un arcaico y anacrónico centro del campo encuentros atrás. Las bandas no aportaron nada. Ni Cejudo ni Pacheco, que fue sustituido en el segundo periodo, tuvieron el día.

La insaciable y arraigada pareja de ataque compuesta por Molina y Rubén Castro demostró porqué desde hace cuatro años sus figuras merodean las áreas rivales. La dupla ofensiva hizo gala de jerarquía, determinación y veteranía, cualidad tan necesaria para una categoría como la Liga Adelante.

Por su parte el Tenerife arrancó el envite con la intención de agradar y mantener el cuero en sus dominios. Suso puso a prueba a Antonio Adán pasados los siete minutos pero el de Mejorada del Campo respondió con solvencia. Los más de 30.000 espectadores béticos que se dieron cita no mostraron buena cara en los instantes iniciales, algo que daría un giro radical conforme avanzaban los minutos.

A la media hora de juego aterrizaría la primera ocasión con peligro para la sociedad ilimitada formada por el canario y el de Alcoy. Precisamente el alicantino culminaba una acción trenzada en el interior del área que atraparía el meta Roberto, que minutos previos sustituía a un lesionado Carlos Abad.

Las contras, tan famosas en la anterior etapa de Mel en el banquillo, dejaron su sello en una fugaz galopada de Pacheco, que servía un cambio de orientación hacia Rubén. El de la Isleta la dejaba sutilmente a Cejudo. No atinó el cordobés.

Con la escuadra isleña acorralada en su zona de influencia se produjo en las postrimerías del primer periodo la jugada polémica del partido. Un balón no atrapado por el meta tinerfeño quedó suelto en área pequeña. Allí, un espabilado y pícaro Jorge Molina se interpondría entre el esférico y el cancerbero, obligando a este a derribarle. Arcediano Monescillo no lo dudó y desde el punto fatídico la leyenda viva, Rubén Castro, abría la lata.

Insuficiente reacción tinerfeña

Tras la reanudación, los pupilos de Álvaro Cervera dieron un paso hacia delante y con ello llegó el tanto del empate. Una indecisión a la hora de sacar la pelota jugada la aprovechó el Tenerife para prolongar un balón hacia el área, donde con una delicatessen, el charrúa Ifrán conectaba un taconazo magistral para batir a Adán.

El Betis eliminó las bandas dando entrada a Lolo Reyes y Matilla para poblar una medular con más sacrificio y menos florituras. La modificacíón dio sus frutos y el binomio incombustible aceleró.

En el 68' de partido, Castro dejaba unas pinceladas apoteósicas que finalizaría con un tanto que enloqueció al Villamarín. El ariete gambeteó en el balcón del área para adentarse en su interior eliminando contrincantes y alojar el balón en el interior de la red con un fuerte disparo raso.

Los de Tenerife acusaron el gol y sin combustible permanecieron agazapados atrás a raíz de la explusión de Carlos Ruiz a la espera de algún contragolpe que nunca llegaría. Lo que sí arribaría en el duelo sería la sentencia de Jorge Molina a falta de diez minutos para la conclusión. De nuevo un contrataque vertiginoso llevado a cabo por Rubén Castro ponía en pie al público. En un acto de solidaridad, el ex del Dépor dejó el balón a su compañero para que marcara a placer ya con el portero blanquiazul tirado en la hierba.

De esta manera, Pepe Mel volvió por la puerta grande a la que fue, es y será su casa. El juego dio atisbo de mejora auqnue con un amplio margen de perfeccionamiento. Jugadodores como Ceballos, Castro y Bruno, se entojan vitales para conseguir el objetivo. La próxima semana espera el Sporting en El Molinón.