Así es Digard: un púgil pesado para el corazón verdiblanco

En las siguientes líneas se ofrece un escueto análisis sobre el cuarto refuerzo: Didier Digard, procedente del OGC Niza.

Así es Digard: un púgil pesado para el corazón verdiblanco
(Foto vía:Realbetisbalompie.es)
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Por Álvaro Borrego Domínguez

Didier Digard nació en la localidad francesa de Gisors, el 12 de julio de 1986. Con 29 años y mucha guerra que dar aún por delante, el futbolista llega a Heliópolis en busca de hacer positiva su aventura en la Península en el que quizá, será su último destino a gran nivel. El mediocentro comenzó su periplo en el fútbol profesional en Le Havre, club en el que militó durante siete temporadas. 

Su buen hacer llamó a las puertas del PSG en el periodo estival de 2007 e incluso pudo obtener el premio de debutar con la sub-21 gala. A pesar de su juventud e inmadurez, Digard se marchó al conjunto capitalino con apenas 20 años, en busca del estrellato europeo. Su prematura edad y la falta de oportunidades hizo de su paso por la entidad parisina un letargo para olvidar. A continuación probó suerte en el Middlesbrough inglés, pero su descenso a la premiership le hizo retornar a su país natal, concretamente al OGC Niza

Finalmente, el conjunto francés le dio la estabilidad necesaria para desplegar su jerarquía, característica del jugador. En sus cinco temporadas allí, no ha superado la treintena de apariciones por temporada anotando un total de tres goles en la competición doméstica.

Tácticamente es un jugador muy versátil y completo, que se desenvuelve notablemente en todas las facetas defensivas ocupando mucho territorio en la medular, sin demasiadas complicaciones. A pesar de llegar para ser previsiblemente el pivote referente en el corazón táctico, también se encuentra cómodo jugando como central, demostrando su positiva polivalencia.

Con sus 183 centímetros de altura, el jugador destaca por su actitud aguerrida y la habilidad para robar el balón y mantener la posición, de ahí su facilidad para recibir cartulinas amarillas. Le gusta mandar y eso le otorgará jerarquía. A pesar de no incorporarse en demasía a las tareas ofensivas, el jugador dispone de un potente disparo lejano, pudiendo sorprender al arquero rival. Además, cabe destacar su apoyo a los zagueros, realizando numerosas coberturas y apoyando constantemente a la defensa.

Digard señaló a su llegada que "el Betis no es un club, sino una forma de vida" y que espera alcanzar la estabilidad achacada en la campaña anterior por su lesión. Además, admitió sentirse recuperado y preparado para su nueva andadura en la entidad hispalense.

El mediocentro está ante su oportunidad para encontrar la estabilidad perdida en la última campaña y demostrar sus máximas capacidades, si las lesiones se lo permiten. Tiene condiciones y potencial para forjarse como uno de los jugadores más importantes de este nuevo Betis, por lo que se presenta una temporada ilusionante para él y todo el beticismo, en la que por qué no, podría soñar con su debut con la selección nacional.