Pepe Mel, toma dos

El año 2015 se iniciaba en Heliópolis con regusto del pasado. Un pasado no muy lejano. El técnico madrileño, sin equipo tras su paso por la Premier League, volvería a ser reclutado para la causa verdiblanca. El Real Betis permanece alejado de la zona de ascenso directo pese a las cuatro victorias consecutivas de Juan Merino. El gaditano hizo de puente entre Julio Velázquez y Mel. Con pleno de puntos cedía el testigo al de Hortaleza, que llegaba con la responsabilidad de devolver al equipo a la élite del fútbol nacional.

En los dos primeros meses del año no perdió ningún partido de los ocho que disputó. Cuatro victorias y cuantro empates. Recuperó a jugadores olvidados como Jorge Molina y estrechó lazos con Rubén Castro. La relación entre entrenador y delantero se fortaleció y el canario se erigía como leyenda viva del Club.

Su redebut se produjo en Santo Domingo. Ante la AD Alcorcón no pudo pasar del empate a cero en un envite tosco y poco vistoso. Mel comprobó el sabor de la Segunda División algunos años después. Demasiadas interrupciones, dos expulsiones y escaso fútbol.

Dani Ceballos se destapaba

Una semana más tarde, recibiría el calor de la hinchada en el Benito Villamarín. El conjunto bético recibió al CD Tenerife y ganó. 3-1 reflejó el marcador definitivo. Sin embargo, tuvo que esperar al segundo periodo para sentenciar. Jorge Molina y Rubén Castro jugaron juntos arriba de inicio por primera vez desde el retorno de Mel y no defraudaron. El de La Isleta abrió el marcador antes del descanso convirtiendo una pena máxima. Ya en el segundo acto, el uruguayo Ifrán iba a poner incertidumbre con el empate momentáneo. No le duraría mucho la alegría a la entidad chicharrera. De nuevo Rubén Castro y Jorge Molina brillarían para poner tierra de por medio y marcar la senda del triunfo en el estadio de La Palmera.

Jorge Molina aún tenía mucho que decir

La primera victoria de peso llegaría en El Molinón. El Real Betis derrotó a los del Pitu Abelardo en un partido disputado. De hecho, Juan Muñiz puso por delante a los asturianos a los cuatro minutos del primer periodo. A base de coraje, el Betis salió en tromba en el segundo periodo para voltear el luminoso. Bruno ponía su testa al servicio de Heliópolis para rematar una falta botada por Dani Pacheco. No se detuvo ahí el ímpetu heliopolitano. A la hora de encuentro, Xavi Torres empaló un balón desde la frontal para alojarlo en el fondo de las mallas. El balón parado se alió con el equipo sevillano que se colocaría en la segunda plaza. Ya no saldría más de los puestos de ascenso directo. Llegaba el Betis a su sitio.

El 24 de enero confirmaba el buen momento que se respiraba en el vestuario y ganaba con comodidad al CE Sabadell por dos tantos a cero. A la media hora ya había sentenciado el envite gracias a los goles de Jorge Molina y Dani Ceballos. El canterano de Utrera brillaba con luz propia y se destapó como la gran promesa que es.

El primer mes del año culminaría en empate. En el frío estadio de Los Pajaritos, el Betis se congeló y no pudo pasar de las tablas. Regalón adelantaba al Numancia al cuarto de hora. El ritmo inicial de partido fue alto y acto seguido una brillante combinación entre Molina y Castro fue culminada por el máximo goleador de la historia en un disparo cruzado ante el que nada pudo hacer Biel Ribas. 

El triunfo ante el Girona tranquilizó

Febrero fue un mes de menos a más. El tropiezo en casa con la Ponferradina inquietó a la parroquia local. Además el tanto berciano llegó en un penalti más que discutido al borde del descuento. Yuri batió a Adán con su inevitable colaboración. El balón se estrelló en la cepa del poste y en el rebote, el esférico fue para adentro. Anteriormente, en el primer acto, Molina marcaba para los de Heliópolis.

Un nuevo empate llegaría una semana más tarde. Esta vez en el Carlos Belmonte y a cero. Las sensaciones positivas se habían desvanecido e iba cerrar el mes ante el mejor visitante de la Liga, el Girona. Ese partido iba a suponer un punto de inflexión. El Betis salió mentalizado. Era consciente que en un triunfo iba a aupar sus opciones y no falló.

El partido se tornaba de tenso. El Betis ganaba metros y a la hora de  la contienda el ariete de Alcoy, Jorge Molina descorchaba la botella del gol en una jugada sublime. Su esbelta recoraba jugadores catalanes en el área y cuando menos lo esperaban soltó un latigazo hacia la izquierda para tranquilizar los ánimos.

En el 86, Dani Ceballos ponía más tierra de por medio empujando un rechace al interior de la portería tras un disparo del protagonista del envite, Molina. Ya en el descuento Granell maquillaría el resultado convirtiendo un gol de falta directa.

El Betis se reencontraba con la victoria tres partidos después y seguía poniendo presión a los rivales directos. La escalada no se detendría ahí y la progresión los llevaría a lo más alto de la clasificación.