El Celta tiene un problema en casa. A estas alturas ya no es un secreto para nadie. El hecho de que se haya convertido en el único equipo que aún no sabe lo que es ganar ante su público ya es una prueba de peso, pero es que ahora, además, se ha metido en una dinámica en la que nada le sale como debería. Ni siquiera en el partido contra el colista, un equipo que busca el control del balón y el ataque. Un Rayo Vallecano que, sobre el papel, permitiría al Celta comportarse como mejor sabe, como lo hace lejos de Balaídos. Pero no fue así.
Once condicionado
Las cosas ya se torcieron a la hora de cerrar el equipo titular. Luis Enrique no pudo contar con Aurtenetxe ni Cabral, claves en una semana de éxitos, y devolvió al once a El Celta no consigue marcar en Balaídos, independientemente de los cromos o de su disposición en el campoCostas y a Toni. Los canteranos sufrieron en sus carnes los rigores de un partido complicado. El vigués acabó lesionado, y el coruñés abucheado por una afición que empieza a dar síntomas de nerviosismo.
Para colmo de males, el técnico no tuvo mucho margen de maniobra. El único cambio que pudo hacer libremente fue la entrada de Rafinha por Santi Mina, que fue su elegido para un once titular calcado al de Sevilla, con la única excepción de Cabral. Las otras dos sustituciones, Krohn-Dehli por Oubiña y Jonny por David Costas, fueron obligadas por problemas físicos, navegando ya contracorriente.
Versatilidad
Luis Enrique ha encontrado su once en las últimas semanas, condicionado por las lesiones. Pero también está demostrando que, en su búsqueda de soluciones, no va a encorsetar a sus futbolistas. Contra el Rayo volvió a utilizar a Augusto por el centro, donde está rindiendo a un buen nivel, y a Santi Mina en la banda derecha. Cuando sustituyó al canterano por Rafinha, el hispano-brasileño se pegó a la banda. Se dió la circunstancia de que Krohn-Dehli tuvo que sustituír a Oubiña, y también acabó el partido por el centro. Así que la medular terminó formada por los dos futbolistas que ocuparon las bandas durante gran parte de la temporada pasada.
Pero nada de esto tuvo un resultado palpable en el marcador. El Celta no consigue hacer un gol en Balaídos, independientemente de los cromos o de su disposición en el campo. De hecho, apenas fue capaz de crear un puñado de ocasiones de peligro, a pesar de que el Rayo pudo limitarse a esperar durante una buena parte del partido gracias al resultado favorable.