José María Maguregi Ibargutxi, nacido en Miraballes (Vizcaya), el 16 de marzo de 1934, desarrolló prácticamente toda su vida deportiva como futbolista en el Athletic Club de Bilbao, con el que consiguió tres Ligas y una Copa. Como entrenador, en cambio, hasta nueve equipos tuvieron al vizcaíno como míster: Miravalles, Sestao Sport Club, Racing de Santander (en dos ocasiones), Celta (en tres ocasiones), Unión Deportiva Almería, Espanyol, Atlético de Madrid, Real Murcia y Club Polideportivo Almería.
Primera etapa en el Celta: vuelta a Primera División
Por lo que respecta a sus pasos por el Real Club Celta, Maguregui recaló por vez primera vez en el club vigués en noviembre de 1977, sustituyendo a Toni Cuervo, quien presentó su dimisión al perder la confianza de un convulso vestuario vigués. El Celta, que había descendido a la categoría de plata ese año, vio cómo la llegada de Maguregui hizo volver las aguas a su cauce, ofreciendo el Celta otra imagen y con su dirección el club olívico retornó a la división de honor, siendo tercero en la clasificación, tras Zaragoza y Recreativo de Huelva.
Sin embargo, la falta de entendimiento entre Rodrigo Arbones, presidente del Celta, y Maguregui impidió la continuidad del vasco en el club vigués. Arbones le ofrecía 4 millones de pesetas, mientras que Maguregui pedía 5. El técnico de Miraballes marchó dolido del club vigués, afirmando que "nunca he sido pesetero, pero tampoco voy a entrenar por la cara". Maguregui percibió del Celta con dos millones y medio de pesetas y 750.000 más como premio del ascenso.
Segunda etapa en el Celta
Los destinos del entrenador vizcaíno y el club vigués se volverían a cruzar en 1987, esta vez en Primera División, tras el cese fulminante de Colin Addison, por desacuerdos entre la directiva del Celta y el entrenador británico, que a punto estuvo de terminar en la Magistratura de Trabajo. Maguregui se desplazó inmediatamente a Villalba (Lugo), donde se encontraba el equipo olívico realizando la pretemporada y en donde fue presentado a los jugadores.
El Celta realizó una excelente temporada ese año bajo la dirección del entrenador vizcaíno, en la que llegó a acariciar la clasificación para la Copa de la UEFA, acabando séptimo en la clasificación. Sin embargo, un acuerdo a espaldas del club vigués entre Maguregui y el Atlético de Madrid, por el que el vasco terminaría en el club colchonero al término de esa temporada, enrareció el ambiente en el entorno del Celta, llegando el público a tirarle monedas en el transcurso de un entrenamiento en Balaídos en el tramo final de la temporada 1987/88.
Epílogo de Maguregui en el Celta
No duró mucho Maguregui en el Atlético de Madrid y, entre tanto, las cosas seguían revueltas en el Celta, tanto a nivel deportivo como institucional y, pese a la oposición del presidente Rivadulla, el técnico vizcaíno volvió al Celta en 1989, con el propósito de enmienda y reconciliación con los aficionados vigueses. "Mi conciencia no estaba tranquila y sé que obré mal al marchar al Atlético", fueron las palabras de Maguregui al volver al Celta, quien sin embargo no pudo evitar el descenso al final de esa temporada a Segunda División, quedando el club vigués penúltimo de la clasificación, pese a tener la vitola de "salva equipos".