Ayer en Barcelona se enfrentaron dos equipos necesitados de puntos y rivales directos en la lucha por la permanencia, Espanyol y Celta. Sin embargo, poca ambición se dejó ver sobre el césped de Cornellá-El Prat, donde ninguno de los dos equipos creó peligro. Ni Espanyol ni Celta combinaron jugadas cerca de la portería rival, no hubo llegadas claras en ninguna de las dos porterías, ni tan siquiera se elaboró un fútbol vistoso que dijese que alguno de los dos conjuntos quería llevarse los tres puntos para alejarse de la zona baja de la clasificación. Sin embargo, Sergio García estuvo listo en el 88 y supo controlar un balón en la frontal que Fontás no pudo interceptar, dejando que el delantero diese la victoria a los pericos.

En palabras de Luis Enrique el partido "era claramente de empate". Así lo definió el técnico del Celta al término del mismo, dejando sobre la mesa que, a pesar del gol que daba la victoria al Espanyol  ninguno de los dos equipos fue superior. El entrenador de los celestes no se sorprendió con el desarrollo que tomó el encuentro en Barcelona y aseguró que “había sido un partido calcado a lo que habían esperado”. 

El asturiano se mostró resignado ante la derrota y elogió las virtudes del rival: "Sabíamos que el Espanyol no necesita jugar bien para marcar. Tiene muchas virtudes, como el juego directo y las acciones de estrategia. Nosotros hemos tenido más el balón en algunos tramos, aunque tampoco hemos creado ocasiones claras", reconoció.

Incluso el propio Luis Enrique tenía “poco que decir” ante un encuentro que se volvió soporífero durante su primera mitad y que no mejoró demasiado en la segunda. Elogió a Sergio García por la jugada del gol en la que "estuvo más listo y más hábil que nuestros centrales", y gracias a la cual su equipo suma tres puntos que le alejan de los vigueses en la tabla. "En esta competición cualquier despiste te complica la vida. No hay mucho más que valorar", añadió para concluir.