El esfuerzo quedó sin premio

Un Celta combativo no pudo de pasar del empate sin goles ante el Athletic. Los de Luis Enrique cuajaron un buen partido y dominaron gracias a un gran trabajo colectivo en la presión y en el movimiento del balón. Rafinha y Orellana fueron los encargados de dirigir a un equipo en el que la gran novedad fue Krohn-Dehli en la posición de mediocentro. (Foto: Salvador Sas).

El esfuerzo quedó sin premio
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Por Nacho Vizcaíno
Un empate sin goles entre un equipo que aspira a Champions y otro que tiene como objetivo no descender debería ser, a priori, un buen resultado para el segundo. Sin embargo, el buen partido realizado por el Celta ante el Athletic en Balaídos dejó un sabor agridulce para el equipo celeste: consiguió sumar un punto ante el cuarto clasificado de la Liga pero, tras lo visto en el campo, pudieron ser tres. Faltó el gol.
 
El Celta se puso el mono de trabajo y no sólo plantó cara, sino que dominó, a un Athletic al que le gusta llevar el peso del partido y que llegaba con la moral alta tras empatar en la última jornada contra el Real Madrid. El conjunto celeste consiguió llevar el peso del partido gracias al gran trabajo colectivo y al esfuerzo físico. Luis Enrique planteó el partido basado en presionar con intensidad la salida del balón del rival, la carrera y, en cuanto se tuviera la posesión, mover el esférico con criterio y velocidad. De esta manera, el equipo vigués ganó la batalla por el balón entre dos equipos a los que les gusta poseerlo, lo que desbarató gran parte del potencial ofensivo de un Athletic que apenas ejerció presión sobre la portería de Yoel durante los noventa minutos. Por su parte, el Celta volvió a adolecer uno de sus grandes problemas de la temporada: la falta de puntería. El equipo fue incapaz de traducir en goles el dominio de la pelota, las llegadas al área y las ocasiones, sobre todo en la primera parte.
 

Nuevo timonel

La gran novedad de Luis Enrique para plantar cara al equipo de Valverde fue en el mediocentro. El asturiano sentó a Borja Oubiña, que en las últimas jornadas había bajado el nivel respecto al inicio de la temporada, y decidió otorgarle los mandos de equipo a Krohn-Dehli en vez de a Fontàs, que se mantuvo en su posición de central izquierdo. El danés, que ya había jugado en esta posición algunos minutos en encuentros anteriores sin mucho brillo, decidió jugar de la manera más sencilla posible y lo bordó: estuvo muy atento a la hora de recuperar el balón y siempre buscó el pase en horizontal más sencillo. Sus únicos errores fueron a la hora de pasar en largo, donde en varias ocasiones regaló la posesión.
 
Después de unos minutos iniciales de tanteo y de pugna por llevar la iniciativa del partido, el Celta fue poco a poco adueñándose del balón gracias al planteamiento de Luis Enrique, que forzaba la pérdida del esférico del rival. El conjunto vasco sólo era capaz de llegar al área de Yoel a través del balón parado, pero no logró rematar a puerta en toda la primera parte. En defensa, los bilbaínos se mostraban especialmente sólidos en el centro, obligando al Celta a jugar por banda, algo que no preocupó demasiado al equipo vigués, puesto que junto a la línea de cal se encuentran los hombres más en forma del conjunto celeste.
 

Domando a la fiera

En un partido en el que el Celta confió en atacar por las bandas, volvieron a aparecer los dos jugadores que llevan cargando con el peso del equipo en las últimas jornadas. Por un lado, Fabián Orellana se proclamó dueño y señor de la banda izquierda: rápido en las ayudas a Jonny y en la presión para recuperar el balón e incisivo a la hora de adentrarse en el campo rival. Por otro, Rafinha Alcántara, que al volver a jugar en el centro y no como extremo fue omnipresente. El hispano-brasileño se movía de una banda a otra con plena libertad y generaba una superioridad numérica que permitía avanzar el balón en pos de la portería.
 
Orellana y Rafinha llevaron las riendas del Celta. Sumado al trabajo habitual de Charles y al apoyo de Santi Mina en la derecha, el Celta fue ganando terreno al Athletic, que veía cómo a cada minuto iba encerrándose en su campo un metro más. De esta manera, llegaron las ocasiones para el equipo local. El primero en avisar fue Mina con una volea a un centro de Orellana, luego fue Rafinha el que probó a Gorka Iraizoz con un remate desde dentro del área después de una buena jugada del chileno por la izquierda y a la tercera llegaría la gran ocasión de la primera parte y, a la postre, del partido. 
 
Charles aprovechó un error de Iturraspe para robar el balón muy cerca del área, se adentró en ella por el lado izquierdo y remató con un disparo duro y potente que se fue al poste. Era el minuto 43 de partido y el Celta estaba prácticamente viviendo en el campo rival. La llegada del descanso parecía beneficiar al Athletic, ya que el conjunto local estaba viviendo sus mejores momentos y la interrupción de quince minutos podía romper la dinámica ofensiva que estaba llevando el equipo vigués.
 

Minutos de espesura

Y así fue. Al regreso de vestuarios el Celta tuvo que volver a empezar de cero. El Athletic se rearmó tras la charla de Valverde y los primeros minutos de la segunda parte fueron un calco de los de la primera: ambos equipos demostraron que querían el balón. Aunque el Celta fue capaz de recuperar la iniciativa nuevamente gracias a la presión en campo rival, el ritmo del partido cambió completamente respecto a la primera parte.
 
Ninguno de los dos equipos era capaz de llegar con claridad, sólo algún tiro lejano con más intención que peligro. Además, el encuentro comenzó a interrumpirse con demasiada frecuencia por pequeñas faltas y algunos jugadores mostraron los esfuerzos de la primera parte. Uno de los más damnificados por el Celta fue Rafinha, que se llevó un duro golpe en su muñeca derecha y perdió presencia al ser relegado a la banda derecha con la entrada de Augusto en el partido. El hispano-brasileño volvería al centro con el segundo cambio, pero el cansancio ya era patente en él y no pudo liderar al equipo como en la primera parte. Orellana también bajó su rendimiento por culpa del cansancio y los recambios de Luis Enrique, especialmente Nolito, no eran capaces de tirar del equipo.
 
El Athletic aprovechó el bajón del Celta para disponer durante más tiempo un balón que hasta ese momento apenas había sido capaz de manejar. Los de Valverde comenzaron a llegar con más frecuencia a la zona de ataque gracias a su juego de combinación pero el alto ritmo de la primera parte también pasó factura a la escuadra vasca. 
 

Último aliento

Cuando el reloj indicaba que al partido le quedaban diez minutos llegó el miedo a Balaídos. El Athletic empezó a rentabilizar sus posesiones con córneres e internadas en el área viguesa y en el minuto ochenta llegó la gran oportunidad vasca: Ander Herrera realizó un pase cruzado desde la izquierda que recibió De Marcos dentro del área viguesa. El delantero realizó un gran remate que rechazó Cabral, el balón quedó muerto frente a la portería viguesa y finalmente, tras un par de segundos de incertidumbre, Yoel atrapó el balón.
 
Con esta jugada se activaron las alarmas en Vigo. El Celta ya sabía lo que era dejarse puntos en los últimos minutos en partidos en los que ha llevado la iniciativa y tras la llegada del Athletic semejaba que éste podría ser uno más. Sin embargo, el equipo dejó los miedos atrás y, lejos de encerrarse en el área a esperar el pitido final, sacó las fuerzas que le restaban para buscar el gol de la victoria.
 
De esta manera, el Celta gastó sus dos últimas balas de la recámara en los últimos cuatro minutos de partido. En el 89, Orellana avanzó por la banda derecha y retrasó para Rafinha, que desde la frontal disparó por encima del travesaño de Gorka. La última ocasión del Celta llegaría ya en el tiempo añadido: Mario Bermejo, que había entrado cinco minutos antes, cabeceó ligeramente alto un gran centro llegado desde la izquierda de Jonny
 
Con el remate del veterano delantero se llegó al final del partido y se certificó el empate sin goles. Pese a desaprovechar sus oportunidades, el Celta consiguió un resultado positivo dada la entidad del rival: un Athletic que lucha por ocupar el puesto de Champions que dejarán libre Barcelona, Atlético y Real Madrid. El equipo celeste suma diez puntos de los últimos quince disputados, unos números que le mantienen en la zona intermedia de la clasificación y con cinco puntos de ventaja respecto al descenso. 
 
 
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 Fotos: Salvador Sas, Óscar Vázquez