Equilibrio y desequilibrio

El Rayo se ha impuesto con autoridad al Celta en un choque igualado en juego pero resulto por tres goles en momentos clave que desarmaron a un equipo visitante que adoleció de incapacidad de reacción. Íñigo López en propia puerta y Alberto Bueno en dos ocasiones, fueron los goleadores. Rat fue expulsado por agredir a Charles en forma de cabezazo. (Fotos: Dani Mullor | VAVEL).

Equilibrio y desequilibrio
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Por Borja Refojos

Sobre el equilibrio versa el partido disputado en el Estadio de Vallecas entre dos de los equipos que mejor trato de balón tienen en Primera División. Un partidoequilibrado, que se desequilibró con tres goles en momentos clave y que elCelta fue incapaz de equilibrar jugando casi media hora con uno más.

De poder a poder

El súper sábado del que se habló toda la semana, con los tres candidatos al título jugando en los turnos anteriores a Rayo Vallecano y Celta, eclipsó totalmente el encuentro entre ambos. Sin embargo, paradojas del juego, vallecanos y vigueses protagonizaron el partido más vistoso y atractivo para el espectador de toda la jornada sabatina. Un choque que arrancó con ritmo. Intensidad. Franjirrojos y celestes se desvivían por tener laposesión de la pelota. Ambos conjuntos tiraron la línea de presión bien arriba, intentando dificultar la salida de balón del rival. A tumba abierta.

Equilibrio en el juego, desequilibrio en el marcador

Toda la agresividad puesta en recuperar la redonda, se tornaba dulzura a la hora de poseerla. Tanto Paco Jémez como Luis Enriqueapostaron por artistas en la zona ancha. La pelota se sentía querida.

Pero a tan apetitoso plato le faltaba la pimienta. Las ocasiones. La pelea por la posesión era tan feroz, que ninguno de los dos contendientes tenía clarividencia en el área en los primeros minutos. Un par de tímidos acercamientos del Celta, respondido por alguna acción del Rayo repleta de la electricidad que Falque y Rochina ponían desde los costados. Equilibrio.

A la primera

Era el Celta el que llevaba ligeramente la iniciativa en ataque posicional. Y era elRayo el que se destapaba como peligroso contragolpeador. Trashorras lanzando,Larrivey posteando y los mencionados Falque y Rochina corriendo endiabladamente al espacio. De equilibrio también iba esta situación. De desequilibrio más bien. Todo el aporte de Krohn-Dehli en la fabricación de fútbol desde el pivote, se convertía en amplias franjas de campo sin ocupar que facilitaban las carreras locales. El Vikingo sufre a campo abierto.

Y sucedió que una de estas frenéticas cabalgadas llegó el tanto. Los dos puñales participaron. Iago Falque corrió, encaró y centró desde la izquierda y Rochina remató al vuelo entrando desde la derecha. En el intento de despeje, Íñigo Lópezmetió el balón en su propia portería, aunque el remate del de Sagunto llevaba billete hacia gol. El Rayo desequilibraba el partido.

Polos idénticos se repelen

Quedaba mucho y el Celta quiso rehacerse. Más serenos, los visitantes se juntaron alrededor de la pelota para intentar desequilibrar al Rayo y equilibrar el partido. Sin embargo, los celestes tenían enfrente a la horma de su zapato. Un equipo que no estaba dispuesto a regalarle la pelota, que iba a peleársela, a reclamarla para sí.

Krohn-Dehli no dio equilibrio al Celta

En esa dinámica se desarrolló lo que quedaba de primer tiempo. Un equilibrio absoluto en un partido con un marcador desequilibrado. Espectacular batalla en el precioso ambiente generado por una parroquia rayista que no dejó de animar a su equipo en ningún momento.

La sensación de igualdad era inamovible. El Celta solo inquietaba con disparos lejanos y alguna internada de Nolito desde la izquierda. Orellana no tuvo su día en el costado contrario. Tampoco Rafinha, al que le faltó continuidad ante la falta de posesión de su equipo y la asfixiante presión del rival.

Siempre se habla del gusto por la pelota del Rayo, pero el trabajo defensivo de los de Jémez fue colosal. Solidaridad. Una presión alta, casi en área rival, aderezada por constantes ayudas que generaban dos contra uno continuamente con los jugadores del Celta. Como consecuencia de esto, los locales robaban muchas veces en campo contrario y generaban situaciones de peligro. A punto estuvo Larrivey de marcar al filo del descanso, después de varias intentonas tras robo de su equipo.

Tras el descanso, golpe clave

El segundo tiempo arrancó con un cambio celeste. Álex López entró por un gris Orellana. Luis Enrique quería más balón. Quería ganar la batalla paralela a la del marcador: la de la posesión. Sin embargo no hubo tiempo para comprobar las evoluciones del ferrolano. En apenas cuatro minutos, Alberto Bueno mató el equilbrio. Un disparo raso desde el costado derecho que no parecía tener mayor peligro se convirtió en gol. Fallo de Yoel. El portero vigués, que está cuajando una gran temporada, cometió un grave error. Su intento de blocaje desembocó en el balón debajo de su cuerpo, colándose al fondo de la portería. Desequilibrio.

Bueno desequilibró la balanza

El mazazo fue duro para el Celta. Demasiado. El equipo celeste se quedó grogui en el campo, desorientado. Sin reacción. No hubo un futbolista que tirase de galones, que se echase el equipo a la espalda. El desequilibrio del marcador llegó también al juego y el Rayo empezó a jugar a placer. Rápidas circulaciones, precisas asociaciones, vistosas combinaciones. Aturdidos, los gallegos corrían de lado a lado como buenamente podían, esperando no recibir mayor castigo.

Del desequilibrio final a la puerta al equilibrio

Tal como se veía venir, llegó. El Rayo estaba siendo claramente superior en el arranque del segundo tiempo y el tercer tanto parecía cuestión de tiempo. Así fue. Alberto Bueno volvía a marcar tras recibir de Trashorras dentro del área. El exjugador del Celta se llevó el balón con la planta del pie delante de Jonny, sin embargo el colegiado no indicó nada. El de Rábade sirvió en bandeja al madrileño, que no perdonó.

Faltaba media hora y el partido parecía cerrado. Solo quedaba apelar a la dignidad de los celestes para acabar el encuentro sin recibir un correctivo más severo. Pero tan solo cuatro minutos después del gol vallecano, se abrió una puerta a la esperanza visitante. A la remontada. De manera incomprensible, Rat propinó un cabezazo a Charles sin balón, que le costó la expulsión. Un desequilibrio que abría un camino hacia la búsqueda del equilibrio en el marcador.

La acción del rumano no solo le quitó a él mismo del partido. El delantero brasileño tuvo que abandonar el campo con una importante hemorragia en su nariz.Santi Mina le relevó y, ya con Bermejo en el campo, el Celta pasó a jugar con doble nueve.

Incapacidad céltica contra diez

Igual que fue excelente el trabajo defensivo del Rayo cuando presionó arriba, también lo fue cuando le tocó replegarse y aguantar por detrás de la línea de balón. Enorme la solidaridad de los jugadores vallecanos, que se conjuraron para poner el candado a la portería de Rubén.

Ni con superioridad el Celta pudo desequilibrar

Por obligaciones del guion, el Celta se vio obligado a remar. El campo se volcó más que nunca hacia la izquierda, donde Nolito fue el más voluntarioso y activo de los visitantes. La superioridad numérica le hacía recibir continuamente en posición ventajosa para el uno contra uno. Sin embargo el gaditano fue incapaz de ser el factor diferencial que el Celta necesitaba. TampocoRafinha, muy espeso y perdido lejos de la portería rival. Otro síntoma de inoperancia fue la enorme cantidad de saques de esquina que los vigueses botaron en la segunda parte sin ningún peligro.

El paso de los minutos robaba la poca fe que le quedaba al Celta. Inofensivos disparosde Krohn-Dehli desde fuera del área y llegadas desde la banda que acaban en centros sin rematador, fueron el bagaje visitante en unos últimos minutos en los que no supo traducir su dominio posicional en ocasiones claras. Solo Álex López tuvo opciones reales de gol, pero su volea desde la frontal se encontró con una magistral intervención de Rubén. El epílogo lo puso Bermejo con un cabezazo desviado en el minuto 88. En el añadido, Nolito vio tarjeta amarilla por, según Pérez Montero, dejarse caer en el área. Las cámaras de televisión dejaron claro que Arbilla desequilibró al andaluz.

El partido murió, y el desequilibrio en el marcador se convirtió en equilibrio en latabla clasificatoria. Rayo y Celta se quedan con 36 puntos, a seis del descenso, a falta de que mañana jueguen el resto de contendientes por la permanencia. Los franjirrojos ya son todo luz, tras estar sumidos en la oscuridad buena parte del campeonato. Contra el Espanyol, la semana que viene, intentarán dar el paso definitivo. Los celestes, a pesar del colchón de puntos, dan la sensación de querer prolongar la incertidumbre hasta el final, en el guion de su película. Los 40 puntos de la salvación virtual están cerca, pero una Real Sociedad herida tras ser goleada por el Madrid visitará Balaídos el próximo sábado. Luego tres enfrentamientos directos contra Almería, Valladolid y Osasuna. Los vigueses buscarán equilibrar su balanza de puntos en esos encuentros, para continuar un año más en Primera División.

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Sobre el autor
Borja Refojos
Estuve en VAVEL desde octubre de 2012 a enero de 2016. En ese período coordiné la sección del Celta desde julio de 2013 hasta diciembre de 2015, así como la cobertura del Mundial 2014, además de escribir crónicas, reportajes y todo tipo de artículos informativos. Actualmente trabajo como redactor en la Axencia Deportiva Galega (ADG Media) y colaboro en tuRadio 88.4 Vigo. Email de contacto: [email protected]