“Allá dónde piensan en ti, dónde tienes un lugar al que regresar, allá está tu hogar”. Esa frase representa una de las máximas de la filosofía ninja, esa con la que comulga Orellana. La que rige sus actos. El verano está a punto de acabar, la pretemporada quedó atrás y la Liga ya ha arrancado. Pero no hace demasiado que en Vigo se daba por hecho que el extremo chileno no iba a regresar de sus vacaciones tras el Mundial. Desde algunos sectores de la prensa local se apuntó a que el atacante no quería volver a las Rías Baixas, que estaba echando un pulso a un club celeste que estaría decidido a enseñarle la puerta de salida, harto de sus supuestos desplantes.
Los actos de Orellana no eran los de alguien que quisiera marcharse
Las semanas de pretemporada sin Orellana se convirtieron en una cocina de dimes y diretes, de elucubraciones, de rumorología diaria. Pero lo único cierto fue que cuando llegó el día de su reincorporación, el chileno se presentó en Plaza de España y viajó a Marbella para incorporarse al stage que el Celta estaba llevando a cabo en la ciudad costasoleña. Una vez allí, entrenó con toda normalidad y se fotografió junto a varios de sus compañeros con una amplia sonrisa que no parecía la de alguien que no quisiera estar allí.
Pero el tiempo lo enfría todo. La sopa más hirviente y los rumores más candentes. Las semanas fueron pasando y Orellana entrenó con normalidad, jugó con normalidad, actuó con normalidad. Ni rastro de las supuestas exigencias del jugador ni de sus teóricos desplantes. Tan solo se filtró el problema familiar que había tenido el futbolista y que Carlos Mouriño confirmó ante los medios, a la vez que agradeció al futbolista su esfuerzo por quedarse en Vigo.
Estrella en la sombra
La rumorología acabó y la competición empezó. Los focos cayeron sobre Nolito, máximo goleador del Celta en la pretemporada que firmó su renovación hasta 2018. El crack. En la sombra de las luces que alumbran al andaluz es donde mejor se mueve Orellana. Como pasó en Segunda con Aspas, el chileno encontró su espacio con discreción, junto a un jugador que se lleva la mayoría de los elogios públicos. Ambos han protagonizado el excelente arranque celeste.
Orellana está a gusto en Vigo; se le nota
Desde el silencio, sin estridencias, como acostumbra. Orellana suma ya dos goles en dos partidos. Puñal afilado. En el primer choque, contra el Getafe, el Ninja apareció para dar tranquilidad al Celta con el segundo tanto. En Córdoba, todavía más incisivo, el chileno cuajó un primer tiempo extraordinario. Encarando, desbordando, generando peligro. Un catálogo de recursos técnicos aderezado con un enorme trabajo en la presión convirtió al extremo en el mejor jugador celeste en El Arcángel. Todo ello adornado con un gol más.
Las elucubraciones son historia. La realidad es la que se impone. Y la realidad es que ahora mismo, Orellana es, junto a Nolito, el futbolista más en forma del Celta. Está a gusto y se nota. Ha encontrado la estabilidad con las Cíes en el horizonte, la alegría en el cariño de la afición y la felicidad en la pelota, vestido de celeste. Esa receta le convierte en un futbolista letal. El Ninja tiene en Vigo, un hogar. Un lugar al que regresar.