Primero fue Yoel en el filial; Falcón y Yoel en Segunda División; luego Javi Varas en Primera, y por último otra vez Yoel. Incluso algunos especulaban que Rubén Blanco, la perla más brillante de la cantera,  le volvería a relegar a la suplencia. Finalmente, tras la venta de Yoel, Sergio se ha postulado como el portero de Berizzo para la temporada 2014/15.

Desde que en 2010 fuese convocado para un partido oficial por primera vez, Sergio siempre se ha encontrado con un compañero en el que el entrenador confiaba más que en él. Excepto el tramo final de la temporada del ascenso a Primera, en el que Yoel se lesionó y el de Catoira acabó quitándole el puesto.

Su suplencia siempre ha sido fruto de debate entre los aficionados. Sus defensores destacan su excelente manejo del balón con los pies, su agilidad y reflejos. Por otro lado, sus detractores (o más bien, los defensores de Yoel), inciden en su baja estatura y su inseguridad. 

Siempre se le achacó su altura e inseguridad en los balones aéreos

Si hay algo en lo que todo Balaídos coincide es en que, al igual que Yoel, es un jugador de club, un celtista de toda la vida que nunca ha dado un problema en el vestuario pese a las largas esperas en el banquillo. Al contrario, es uno de los jugadores que mantienen unido al vestuario y uno de los más queridos por la afición.

“Si soy bajo, saltaré más alto”. Son las palabras de un luchador, cuando un entrenador de porteros le cuestionó por primera vez sobre su altura. Esa forma de pensar, de superar día a día todas sus limitaciones, es lo que le define como futbolista. Un portero que desde juveniles ya destacaba por su forma de entrenar, por su comportamiento.

"Si soy bajo, saltaré más alto" responde Sergio

Por lo pronto, ya ha convencido a Berizzo, que desechó la posibilidad de fichar a otro portero que supliese a Yoel. Sergio ha conseguido lo que ha peleado muchos años: ser titular, tener la oportunidad de que Balaídos reconozca su trabajo. Y de paso, ser el mejor espejo para Rubén Blanco.