El Celta de Berizzo sigue sin conocer la derrota tras su paso por el Calderón, en un encuentro marcado por una de las grandes fortalezas del Atletico de las últimas temporadas y en una de las mayores debilidades del Celta de los últimos años: el balón parado. Los vigueses salieron dispuestos a dominar el encuentro y los de Simeone no vieron con malos ojos jugar a presionar al rival y salir a la carrera tras recuperar la posesión. Con el dominio del balón el Celta se encontró con el primer tanto a los quince minutos en su primera llegada a puerta. Sin embargo, el Atlético reaccionó y en los siguientes minutos no solo consiguió empatar si no que logró ponerse por delante en el marcador después de convertir en gol sus dos primeras jugadas de estrategia.

Tras los dos goles rojiblancos el Celta se amedrentó y sólo fue capaz de reaccionar al comienzo de la segunda parte, cuando dispuso de un par de llegadas interesantes al área. Una de ellas terminó con un penalti pitado a favor del conjunto celeste que transformó Nolito. A partir de ahí, los de Berizzo empezaron a encerrarse en su campo y el Atlético se volcó sobre la portería celeste. En este periodo emergió la figura de Sergio Álvarez, que atajó con brillantez las escasas pero muy peligrosas ocasiones que dispuso el conjunto rojiblanco hasta el pitido final.

Dominio inicial

Berizzo decidió realizar dos cambios sobre su último once inicial: Hugo Mallo entró por Jonny en la banda derecha y Pablo Hernández ocupó el extremo izquierdo por un Nolito que venía de sufrir una elongación muscular en el partido contra la Real Sociedad. Las dos incorporaciones no varió la máxima de la filosofía del Celta del Toto, buscar en todo momento la posesión del balón, pero el equipo sí que mostró ciertos cambios en relación a encuentros anteriores: la presión en campo contrario era mucho más suave y la fuerte presión ejercida por el Atlético cuando el Celta superaba el centro del campo obligó al equipo vigués a apoyarse más en los defensas para la conducción del balón en vez de hacerlo en los centrocampistas.

De esta manera, a pesar de ser el dueño del balón, el Celta no era capaz de articular sus habituales llegadas al área rival a partir del pase en corto, los apoyos y las combinaciones. Los hombres del centro del campo apenas recibían balones en buena disposición para jugarlos y ello obligaba a la línea defensiva a optar por el balón en largo con la intención de conectar directamente con alguno de los hombres de ataque, principalmente Larrivey. De esta manera llegaría el primer tanto del encuentro.

Tras dos internadas peligrosas de Juanfran por la banda izquierda celeste, el equipo vigués dispuso de una posesión de más de dos minutos, en busca del hueco en la defensa colchonera. Finalmente, Planas puso desde la banda izquierda, en el centro del campo, un balón al corazón del área rojiblanca donde Pablo Hernández estiró la pierna y, de primeras, le pegó al esférico de espuela, lo que sorprendió a Moyá, que vio como el balón se introducía en la portería.

Llega la precisión colchonera

Tras el gol celeste el Atlético reaccionó y redobló sus esfuerzos por llegar al área celeste, principalmente por la banda izquierda, aprovechando las subidas de Juanfran y con Raúl Jiménez y Antoine Griezmann especialmente molestos para la defensa viguesa. El Celta seguía siendo el dueño de la pelota, pero las ocasiones eran para los de Simeone. La más clara antes del gol del empate la firmó Ansaldi, que falló un mano a mano frente a Sergio donde el guardameta de Catoira estuvo especialmente atento.

Pero justo un minuto después de la buena intervención del cancerbero celeste llegó el primer gol local de la tarde. Koke sacó una falta escorada a la derecha de la portería celeste y puso el balón en el corazón del área viguesa, donde apareció Miranda, que se adelantó a todos los defensores celestes y puso el pie para empujar el balón dentro de la portería. El Atletico había llegado con más peligro que el Celta a lo largo del encuentro y ponía las tablas gracias a una de sus especialidades: el balón parado.

Lejos de reaccionar, el Celta quedó noqueado. Por su parte, el Atlético se encontraba cómodo iniciando jugada tras robar, dejando tocar a los de Berizzo en zonas tranquilas del campo pero recuperando rápido en el momento que los vigueses se internaban en campo contrario. En una de estas llegadas los atléticos lograron un córner con el que llegaría el segundo tanto local. Gabi puso el balón desde la izquierda y Godín cabeceó solo dentro del área viguesa. Segundo gol colchonero, segundo gol a balón parado, segunda vez que el Celta fallaba en los marcajes.

Un penalti salvador

Con la remontada se llegó al descanso. Al Celta se le había hecho demasiado largo el final de la primera parte y Berizzo decidió, por primera vez en la temporada, introducir cambios antes del minuto sesenta de juego. El técnico argentino dio entrada a Nolito y dejó en el vestuario a Álex López, lo que devolvió a Pablo Hernández al centro del campo.

Tras la reanudación el Celta volvió a disfrutar de unos buenos minutos de juego y se fue en busca del gol del empate ante un Atlético que empezaba a administrar las fuerzas viéndose por delante en el marcador. El gran cambio ofensivo del conjunto celeste fue la aparición de Hugo Mallo, que comenzó a doblar la banda derecha y a sumar en labores ofensivas. Precisamente, el lateral vigués fue el que dispuso de la mejor ocasión antes del segundo gol: nada más comenzar la segunda parte el lateral recibió un gran pase de Orellana dentro del área pero Moyá estuvo atento y taponó de manera muy precisa el remate del lateral.

En esta nueva dinámica dominadora celeste llegaría el segundo tanto visitante. Carles Planas recibió el balón dentro del área de espaldas a portería, pero en el momento que intentó girarse para buscar el remate o el pase, fue derribado por Miranda y Martínez Munuera pitó penalti. Nolito transformó la pena máxima en gol con un tiro que engañó completamente a Moyá. Sin disponer de muchas llegadas de peligro el Celta conseguía anotar el segundo tanto en el Calderón.

El Celta pide la hora

Con el segundo gol vigués, los últimos treinta y cinco minutos de partido sólo dejaron sustos y nervios al conjunto celeste. El Atlético demostró no estar satisfecho con el resultado y se volcó en ataque, aunque mantuvo su filosofía de dejarle la posesión al Celta para buscar la salida rápida hasta bien entrada la segunda mitad. La primera alarma celeste saltó diez minutos después del tanto del empate con un gol anulado por fuera de juego claro de Gabi y Miranda en una ocasión a balón parado muy similar a la del primer tanto rojiblanco.

Tras el primer aviso colchonero, el encuentro entró en unos minutos en donde lo físico empezó a ganar al fútbol. El partido se interrumpió bastante por ambos lados y empezaron el cambio de piezas por parte de ambos equipos. Griezmann, que realizó un buen disparo poco antes de ser sustituido, dio paso a Raúl García y Berizzo introdujo una sustitución de corte defensiva al introducir a Sergi Gómez por Pablo Hernández.

Después de diez minutos sin acercamientos a las áreas llegó el momento de Sergio. El Gato de Catoira protagonizó en un minuto dos grandes paradas que salvaron al equipo y que, a la postre, servirían para cosechar el punto en el Calderón. El guardameta bloqueó casi a bocajarro un disparo desde la frontal del área pequeña de Raúl García y un minuto después puso la punta de los dedos para enviar a córner un centro-chut bombeado de Koke que iba directo a la portería celeste.

El Celta acabó el partido con seis defensas.Tras la doble intervención de Sergio el Celta se cerró definitivamente atrás y empezó a jugar con el reloj: buscó que el partido se interrumpiera lo máximo posible, intentó tener posesiones largas, escondiendo el balón al Atlético y se demoraba en exceso a la hora de ponerlo en juego. La guinda la puso Berizzo desde el banquillo introduciendo al sexto defensor al dar entrada a Jonny por Krohn-Dehli. Por su parte, el Atlético hizo todo lo contrario y Simeone dio entrada a Cerci por un Raúl Jiménez que había agotado sus reservas. La última ocasión del encuentro la tendría Tiago en el último minuto del tiempo reglamentario: Koke sacó una falta desde la banda derecha celeste que el portugués cabeceó en el primer palo, pero nuevamente apareció Sergio para despejar de puños el peligro.

Con el pitido final el Celta certificó un valioso empate en casa del vigente campeón de Liga que le deja con seis puntos en la clasificación. Además, el conjunto vigués llegará al derbi contra el Deportivo de la Coruña sin conocer todavía la derrota esta temporada.