Pellizcos para despertar

Los de Berizzo cosecharon una dolorosa primera derrota en Liga tras sucumbir ante el Villarreal en un partido donde las contras de los castellonenses bastaron para frenar el ímpetu local. Un doblete exprés de Moi Gómez fue acortado por Larrivey; Mario Gaspar sentenciaba al borde del descuento. Los vigueses mostraron una gran imagen, empañada por la eficacia rival.

Pellizcos para despertar
El bigoleador Moi Gómez derriba a Álex López (Foto: LFP).
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Por Juan Llano

Se acabó la euforia; un minuto bastó para ello. Eduardo Berizzo ya sabe lo que es perder un partido de Liga BBVA tras un 1-3 en el que el Villarreal supo dar valor a los segundos de flaqueza de un Celta que, de nuevo, ofreció un alto nivel de fútbol en la primera mitad. Los contragolpes amarillos fueron relámpagos para una defensa viguesa más centrada en seguir la progresión ofensiva de un equipo muy asentado en el campo, pero al que faltó un punto de peligro en los metros finales.

El Celta se dejó los puntos en la prueba de fuego que calibraba el potencial de los gallegos en esta Liga. Una victoria ante uno de los hipotéticos rivales directos en la lucha por los puestos europeos sería un claro golpe sobre la mesa y un aviso de que los celestes serían uno de los rivales duros del campeonato; humo. Los de Marcelino, que afrontaba una semana muy difícil tras el fallecimiento de su padre, gestionaron a la perfección las fuerzas tras el partido de Europa League jugado el jueves y dieron razón a los que confían en las plantillas amplias integradas por una parte importante de jugadores de la casa.

Bienvenida al uso

El “Toto” volvía a confiar en los de costumbre; eso ya no es noticia. Tras las dudas de los primeros partidos, Hugo Mallo por fin le ha ganado la partida a Jony Castro en el once inicial, acompañado de unos nombres que ya se recitan de carrerilla en todos los vestuarios de Primera División. Por su parte, el Villarreal daba descanso a varios de los protagonistas de la goleada frente al Apollon chipriota, mientras devolvía al césped a pesos pesados del equipo, como Dennis Cheryshev o Giovani dos Santos.

Berizzo continúa sin modificar sus alineaciones

Tampoco fue novedad el arranque del Celta. Los vigueses se apropiaron del balón, flanqueados por un buen comienzo de partido de sus hombres de la medular, que enseguida maniataron la dupla groguet Bruno Soriano-Manu Trigueros. Orellana quiso erigirse como protagonista en los primeros compases y abusar de la inexperiencia del joven Adrián Marín para percutir por el flanco diestro del ataque local. Se sucedieron los centros al área desde esa zona, pero estos no encontraban portería. Como ya es costumbre, Larrivey se descolgó de la referencia de ataque para reforzar el juego aéreo y bajar los balones altos casi desde el centro del campo, de modo que correspondía a Nolito, Álex López y Krohn-Dehli la tarea de buscar un gol que no llegaba.

Al otro lado del campo, la estrategia defensiva de Berizzo volvía a establecer un doble baile: Fontàs escogió a Dos Santos como pareja, mientras que Radoja trató de frenar la mayor movilidad de Uche. Todo eficaz, las contras amarillas eran inmediatamente abortadas por los defensas vigueses. En una de estas peleas, Fontàs vio la primera amarilla del partido tras derribar a su acompañante; anecdótica en esos momentos, pero fundamental en la puntilla visitante. Por parte del Villarreal, comenzaba a destacar la figura de Asenjo, que a la postre sería vital para los suyos, desbaratando una jugada colectiva del Celta que remató Nolito con el interior y casi sin ángulo. A partir de la media hora de juego el gaditano optó por desvanecerse.

Relámpagos para la debacle

Fue, precisamente, a los treinta minutos de partido, cuando los acontecimientos dan un giro inesperado. El Celta explotaba sus bandas una y otra vez, los laterales de una y otra banda llegaban al área rival sin despeinarse y la confianza reinaba entre los once que vestían de color azul celeste. Es en estos momentos cuando el equipo vigués enhebra una larga jugada colectiva: toques rápidos y cortos de un balón que va de un lado al otro del campo sin generar peligro para ninguno de los dos equipos. Henchido de confianza, y como ya viene siendo una arriesgada costumbre, Radoja trata de adornarse y recortar sobre sí mismo: error garrafal, el serbio la pierde ante intensa presión de Cheryshev, que aprovecha su inercia y se lanza un pase con veneno mortal casi desde la línea de fondo. Ahí está Moi Gómez, completamente libre de marca, para rematar a placer y poner patas arriba el escenario del partido.

En dos minutos, el Villarreal se puso con 0-2

Y poco tardaría el de Rojales en volver a sonreír. A los celestes, noqueados tras este golpe rápido, les dura décimas de segundo la posesión tras el saque de centro. Recupera Moi Gómez, que vuelve a tantear la opción de la carrera rápida hacia el área local. Lejos de buscar una falta táctica, Cabral retrocede sin tratar de frenar el ímpetu del canterano amarillo, que al verse sin oponentes cerca en la frontal del área, lanza un zapatazo que hiende la red celeste segundos después de que Sergio hubiese recogido el balón de ese mismo lugar.

Dos puñetazos instantáneos en la sien de los de Berizzo, que ven cómo termina en nada su buen hacer durante los primeros treinta minutos de partido. El Celta trata de hacer como si nada hubiese pasado, pero la desigualdad en el marcador no se borra de las mentes de los futbolistas vigueses. Sus ataques, que durante el partido no sido una clara amenaza, comienzan a ser movimientos atropellados. La prueba más visible, la desaparición de Orellana tras el rápido doblete groguet. El nerviosismo se contagia a la línea defensiva, y Bruno perdona una temprana goleada de escándalo tras una calamitosa salida de Sergio en un córner.

El Celta gestionó muy mal la posesión tras el primer saque de centro. Foto: LFP.

Sacudidos por fin del doble impacto, los hombres de Berizzo se lanzan en pos del gol para llegar al descanso metidos en el partido. El primero en amenazar es Krohn-Dehli, que empieza a comprobar que Sergio Asenjo es el mejor de los suyos, tras despejar el meta palentino un disparo peligroso desde el marco del área. Finalmente, el Celta lograba su perseguida diana a dos minutos del término de la primera mitad gracias a una de sus armas más eficaces: la presión ofensiva. Los celestes obligaron a su rival a achicarse y mover el balón hacia atrás. Esta vez es Víctor Ruiz el que duda unos instantes, algo que aprovecha Nolito para asistir al momento a Larrivey, que no perdona un mano a mano con el meta castellonense. Así, con el partido intenso y vibrante, Álvarez Izquierdo decreta el descanso.

Intermitencia y movimientos de ajedrez

Cargado de agresividad comenzó el Villarreal la segunda parte. Adelantando sus líneas, los de García Toral acorralan al Celta en su área y amenazan con repetidas jugadas a balón parado. Sergio tiene que tirar de reflejos para desviar con el pie a córner una llegada con peligro de Mario Gaspar, aprovechando un error más en el despeje de Cabral, que recordó al de sus dudosos primeros meses en el Celta. Tarde para olvidar del portador del brazalete de capitán.

Marcelino reforzó su centro del campo y buscó presionar la salida de balón del Celta

Desperezado, el Celta comienza con su táctica ofensiva habitual. A punto estuvo de llegar el empate en un córner embarullado que Fontàs remató acrobáticamente y que Bruno Soriano despejó en la misma boca de gol. Comienzan las idas y venidas del Celta por las bandas que tanto peligro crearon en la primera parte. El Villarreal comienza a flaquear, pero algo sigue faltando en los locales, incapaces todavía de generar remates nítidos sobre la portería de Asenjo, que ofreció durante esos minutos un espectáculo de agilidad, tanto con los pies como con los puños.

Fue consciente de ello Marcelino, que introdujo más madera en el centro del campo y dio descanso a Cheryshev, uno de los más notables en las escasas, pero eficaces, jugadas de ataque del Villarreal en la primera parte. Entraba al campo Jonathan dos Santos, con el objetivo de frenar las subidas de los interiores gallegos. El mexicano era la pieza que necesitaban los castellonenses para lograr lo que más convenía a sus planes, reducir lo más posible el ritmo del partido y, con ello, cualquier indicio de remontada local. El entrenador asturiano gestionó a la perfección las sustituciones de su equipo, que se completaron con las entradas de Cani y Vietto por Moi Gómez y Giovani, con lo que el Villarreal lograba frescura a la hora de presionar la salida de balón en defensa del Celta, a la vez que mantenía a pleno rendimiento su arma más eficaz esta tarde: el contraataque.

Sentencia a una mentalidad suicida

Durante esos minutos, el estilo ofensivo del Celta comienza a recrudecerse. Berizzo da entrada a Jony por Planas y a Madinda -en su debut liguero esta temporada- por Radoja. Los vigueses comienzan a descuidar su retaguardia, algo que aprovecha el Villarreal para generar peligrosísimas jugadas de contragolpe que no culminaron gracias al desatino de Vietto, al que le pesaron los minutos de Europa League. Dos llegadas letales le fueron desbaratadas al joven argentino.

Fontàs, justamente expulsado en los compases finales. Foto: LFP.

Mientras el reloj no para, la valentía celeste comienza a degenerar hacia el desbocamiento. Los hombres de ataque comienzan a cargarse de tarjetas amarillas mientras el gol sigue sin hacer acto de presencia. Berizzo agota su última bala con la entrada de Charles Dias por Álex López. Así, en uno de los errores del Celta en el pase por la presión de los atacantes amarillos, Fontàs muerde el anzuelo y derriba a Uche. Con justicia, el catalán ve la segunda tarjeta amarilla y deja a los suyos con uno menos.

Con diez, el Celta se lanzó a la desesperada en busca del gol

Rozando el descuento, los vigueses se lanzan a la desesperada en busca del gol de la igualada sin importar su inferioridad numérica. Una falta lateral que no encuentra rematador deja, esta vez sí, una contra clara y fácil que conduce Luciano Vietto por la derecha. Lejos de irse al interior, el 7 aguarda a la busca de un compañero en buena posición. Es Mario Gaspar el que, por velocidad, se planta solo ante la portería celeste para apuntillar al Celta y derrocar a uno de los imbatidos de esta Liga. Aún tuvo dos ocasiones más el Villarreal, en las botas de Uche, para convertir la eficacia en escándalo, pero el nigeriano no tuvo su mejor tarde de cara a gol. Con el partido ya perdido, el Celta aún trataba de hacerse el harakiri.

Los vigueses recibieron una fuerte inyección de realidad en pequeñas dosis y se lleva al parón por selecciones una lección que deberá aplicar durante la próxima semana y media. Dominar la posesión no es sinónimo de victoria segura, por lo que los de Berizzo deberán acentuar su eficacia de cara a la meta rival para evitar un disgusto imprevisto como el de de hoy. Gran imagen de los celestes, pese a todo, que tienen motivos de sobra para afrontar con claro optimismo el largo trecho restante de Liga y optar por algo importante. Por su parte, el Villarreal resuelve con nota una semana nada sencilla y comienza a situarse de nuevo en la lucha por las posiciones europeas tras el asalto a la casa de un hipotético rival directo. Distintos conceptos de eficacia, un mismo marcador. A ver cómo se asimila estos días.

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Sobre el autor
Juan Llano
Fui parte del proyecto entre noviembre de 2012 y enero de 2016. Coordiné Inglaterra VAVEL, integré el equipo de redactores de Celta VAVEL, elaboré reportajes variados y maqueté guías para la Premier League 2013/14, el F.C. Barcelona 2014/15 y el Celta de Vigo 2015/16. Doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual; máster online en Comunicación y Periodismo Deportivo MARCA. A tu disposición en: [email protected]