La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Y es que un año todo puede dar muchas vueltas. Que se lo digan a Charles, que ha visto como su noria ha girado 360º de su primera visita liguera a San Mamés a su segunda. El delantero brasileño, indiscutible el curso pasado, se ha visto relegado a un segundo plano con la llegada de Joaquín Larrivey.

Y es que el nueve de Celta es el once, mientras el nueve "oficial" parece condenado al ostracismo. Ocurrió el año pasado, cuando Charles era titular y Bermejo esperaba su turno. Está ocurriendo este, cuando el brasileño ha heredado el dorsal del cántabro y es Larrivey el habitual, con el 11 a la espalda. El exjugador de Almería, Córdoba y Pontevedra solo ha sido titular en un partido esta temporada (en Elche) y el resto de minutos han sido residuales, entrando siempre a partir del 80.

Foto: Luis Tejido | EFE.

Primer oficiante en la Catedral

No hace falta irse muy lejos para encontrar mejores tiempos para Charles. El año pasado se convirtió en un fijo para Luis Enrique. Acabó a lo grande, haciendo los dos tantos que daban la victoria sobre el Real Madrid en Balaídos, y empezó de la misma manera, convirtiéndose en el primer goleador del nuevo San Mamés. Histórico. Al cuarto de hora de partido, el brasileño culminó una cabalgada de Rafinha para adelantar a su equipo. Minutos después fallaba un penalti, escribiendo de nuevo su nombre en los libros, como él mismo reconoció esta semana en sala de prensa.

Charles no fue el único atacante celeste que hizo historia esa noche en Bilbao. Santi Mina, que había salido en la segunda parte, hizo el definitivo 3-2 y se convirtió en el jugador más joven de la historia del Celta en marcar en Primera División. Otro al que le ha cambiado la vida diametralmente en un año.

Nuevo rol

Pero todo aquello es agua pasada. Charles regresa a San Mamés sabiendo que es carne de banquillo. Sabiendo, además, que si todo va normal y le toca jugar, apenas tendrá minutos para demostrar su valía.

Pero Charles no se rinde. Su vida deportiva le ha enseñado mejor que a nadie lo que significa el esfuerzo. Necesitó años y años de peregrinaje por Segunda B y Segunda para poder alcanzar la Primera División, en la que debutó la temporada pasada, con 29 años. Partido a partido, curso a curso, picando piedra. El delantero brasileño dejó claro que él nunca se va a desanimar y va a seguir trabajando para que, cuando llegue su momento, demuestre estar preparado. ¿Quién sabe si puede ser San Mamés el que se lo vuelva a ofrecer?