Dos días después de que las Fallas ardiesen en Valencia, el Celta ha completado su cremá particular derrotando al Levante en su feudo y sumando tres puntos que le acercan mucho a la permanencia. Ni el aguerrido equipo granota, ni la falta de acierto de cara a portería de los celestes, ni siquiera la lluvia torrencial y el encharcado césped del Ciutat, pudieron evitar que Charles encendiera el fuego de la victoria.
Mascletà húmeda
Cuando el partido arrancó, no había ni rastro del famoso caloret faller. Día desapacible y fuertes lluvias que dejaron el césped del ciudad en muy malas condiciones. A pesar de ello, Berizzo presentó un Celta muy ofensivo, con la pelota como identidad. Doble pivote para Augusto y Krohn, con Orellana enganchando y con Nolito, Larrivey y Santi Mina arriba. El canterano fue la novedad de Berizzo y al poco de empezar gozó de una gran ocasión, mano a mano con Mariño, que el portero granota desbarató.
La función no había hecho más que empezar, pero las cartas estaban sobre la mesa. El Celta quería la pelota y el dominio y el Levante el espacio para sorprender a la contra. De esta manera, el partido salió disputado, con ocasiones. Bonito. El conjunto granota también tuvo las suyas: un cabezazo de Kalu Uche y un disparo de Rubén que salió fuera por poco.
A pesar del nefasto estado del césped, el Celta insistía en su juego combinativo. Balón de banda a banda, buscando superioridades por fuera y asociaciones rápidas. Pero las imprecisiones —Nolito falló varios pases fáciles— y el entramado defensivo de Alcaraz dificultaron la aparición de ocasiones. La profundidad de los laterales, sobre todo de Jonny, generó las más destacadas del primer tiempo: primero Hugo Mallo, que tras un gran autopase puso un centro que no encontró rematador y después el de Matamá, que cedió a Orellana desde dentro del área para que el chileno estrellase en el palo un precioso tiro con rosca desde fuera del área.
Nit sin foc
El segundo tiempo arrancó con un Celta decidido a ganar. Los de Berizzo salieron a por todas, quizá sabedores de que su ritmo no se puede sostener 90 minutos, y más en un campo así. A los cinco minutos de la reanudación, Nolito tiró una pared con Larrivey que acabó con un remate del andaluz rozando el palo.
En una noche desapacible, el 'caloret' lo puso el Celta
Probablemente tendría que ver que en la segunda parte el Celta atacó en la mitad del campo en mejores condiciones, pero lo cierto es que la pelota le corría más a los de Berizzo. El Levante sufría ante las acometidas de los visitantes, que dispusieron de un tiro de Krohn-Dehli antes de la clarísima ocasión de Orellana que echó fuera de forma incomprensible un balón servido por Nolito. El andaluz, más fino en el segundo tiempo, estuvo a punto de marcar un gol olímpico y volvió a dejar en boca de gol al chileno minutos después. Pero el Ninja no tenía su noche y su defectuoso remate de cabeza fue detenido sin problemas por Mariño. Pólvora mojada.
Con el paso de los minutos, el Levante fue ganando enteros a la vez que el Celta los iba perdiendo, castigado por su esfuerzo y por su propia falta de acierto. Un insistente Barral puso en problemas a la defensa viguesa con una galopada que acabó en centro sin rematador. José Mari le dio más fútbol a los locales que, no obstante, solo crearon cierto peligro a partir del balón parado.
Charles, fallero mayor
El bajón físico celeste y la falta de ambición granota llevaban el partido hacia el empate a cero. Los cambios mejoraron a los locales, pero no hasta el punto de lanzarse a por la victoria. Por parte celeste fueron clave ya que Pablo Hernández y Charles participaron de forma decisiva en el gol de la victoria viguesa.
Era el minuto 86, el Tucu cazó un rechace en la frontal levantinista, giró sobre sí mismo y asistió a Nolito que, de primeras, cedió a Charles para que empujase a la red. Gol partido. El brasileño encendió la falla celeste bajo la torrencial lluvia levantina.
El tanto mató al Levante. Los de Alcaraz intentaron ir arriba con más corazón que juego, pero apenas había tiempo. Tampoco convicción. Con más espacios, Orellana y Nolito pudieron hacer el segundo, pero de nuevo apareció Diego Mariño, el mejor de los locales, para despejar a córner una clara ocasión del andaluz.
Esta derrota deja al Levante en una situación delicada, en puestos de descenso, a expensas de lo que hagan sus rivales directos y a la espera de ver en qué queda la sanción de la FIFA al Almería. Por su parte, el Celta da un paso de gigante hacia la permanencia y afronta el parón de selecciones con la máxima tranquilidad a cinco puntos de la salvación virtual.
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