Pese a no jugarse nada, el Celta volvió a enamorar a Balaídos en el último partido, algo que lleva haciendo toda la temporada. Era el día en el que había que decirle adiós a dos ídolos, Borja Oubiña y Michael Krohn-Dehli, y el equipo de Berizzo honró a los ya ex-centrocamistas celestes con lo mejor que tienen: el buen fútbol. Para ello, el argentino sacó el once de gala, aunque no le duró mucho debido a la temprana expulsión de Sergio Álvarez.

Enfrente estaba el Espanyol, un equipo que se le suele atragantar a los celtiñas. Los catalanes no dependían de sí mismos, pero una victoria era vital para mantener el sueño de entrar en la Europa League. Su fútbol se redujo a lo que propusiese Sergio García, y por poco les sale bien la apuesta.

Todo de cara para el Espanyol, pero el Celta reacciona

Ambos equipos enseñaron sus cartas desde el primer minuto. El Celta se adueñó del balón, tocando y buscando la creatividad de Krohn-Dehli, Nolito y Orellana. El Espanyol, sin prisas, esperaba una contra. Los primeros veinte minutos fueron de absoluto dominio local. Los de Berizzo jugaban sin ninguna presión, moviendo el balón a su antojo. Sin embargo, les faltaba tensión en los metros finales. Orellana, dos veces, y Santi Mina, tuvieron la ocasión de adelantar al Celta, pero se encontraron con Kiko Casilla.

El Espanyol resistía como podía y, en una jugada aislada, la victoria se le puso de cara. Sergio García salta un balón aéreo con Cabral sin que ninguno la toque. Fontás, que cerraba, intenta ceder al portero, pero su pase se queda corto. El delantero del Espanyol se aprovecha, y provoca el penalti en el mano a mano ante Sergio Álvarez. Del Cerro Grande no dudó en expulsar al de Catoira, y Sergio García anotó el primero. Rubén Blanco, debutando en esta temporada, no pudo hacer nada. Larrivey fue el damnificado por el cambio obligado.

El gol y la expulsión dieron aire al Espanyol, pero el Celta no se hundió ni mucho menos. Tras un par de buenas oportunidades para cada equipo, los locales conseguían lo más difícil, empatar el partido. Fue en el 38', tras un rechace de Casilla, cuando apareció Hugo Mallo para cabecear por encima del portero y poner las tablas.

Foto: Salvador Sas | EFE.
Foto: Salvador Sas | EFE.

Otra remontada, con golazo de Nolito

En el descanso, Berizzo se vio obligado a hacer el segundo cambio. Santi Mina había recibido un fuerte golpe en la cabeza, por lo que Borja Fernández ingresó en el campo. El canterano completó 45 minutos inmensos, posibilitando que Krohn-Dehli estuviese más cerca de los dos delanteros.

Sin embargo, a los cinco minutos el Espanyol se volvió a adelantar. Sergio García volvió a ser protagonista al tirarle un genial pase al hueco con el exterior a Stuani. El argentino definió de vaselina. Golazo.

Poco les duró la alegría a los de Sergio González. Diez minutos más tarde, Cabral cabeceaba con facilidad una falta botada por Nolito para volver a igualar el marcador. La defensa del Celta, con sus dos primeros goles de la temporada, mantenía a su equipo en el partido.

El Espanyol se volcaba para buscar una victoria que apurase sus opciones europeas. Los de Berizzo, descarados pese a estar con diez, se iban hacia arriba cada vez que tenían ocasión. El tercero podía caer para cualquier lado, pero era el día del Celta. Tras un remate al larguero de Héctor Moreno, los locales armaron una contra letal. Orellana, en la banda derecha, vio la llegada de Nolito por el lado contrario, y allí puso el balón. Un control, un quiebro hacia afuera, y un tiro a la escuadra para hacer saltar el delirio en Balaídos.

Balaídos se puso en pie para despedir a Krohn-Dehli

Pudo caer el cuarto a la contra, pero Krohn-Dehli no estuvo acertado en el pase de la muerte. Berizzo sustituyó al danés para que Balaídos le brindase una ovación como hacía tiempo que no se llevaba un futbolista celeste.

Al final, la victoria deja al Celta octavo, una posición ajustada a la temporada realizada. Pese a la felicidad, muchos son los que ahora se acuerdan de aquella racha navideña de 10 partidos sin ganar, e intentan imaginar cómo podría haber acabado la temporada de haber cortado esa sangría antes.

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