A las puertas de la que será su tercera temporada en Vigo, Andreu Fontàs ha sellado un acuerdo de renovación con el Celta por el que queda ligado a la entidad celeste hasta 2019. Renovación complicada, renovación batallada, pero renovación lograda. Al principio del verano, las posturas parecían alejadas, sobre todo cuando se supo que el FC Barcelona sufragaba más de la mitad de la ficha del jugador, que ascendía a casi un millón de euros. La habitual opacidad del Celta impide saber los emolumentos que percibirá el catalán, pero es de esperar una rebaja sensible, ya que de otra manera el club vigués no podría permitirse renovar al defensor. A cambio, la entidad presidida por Carlos Mouriño le ha ofrecido un contrato largo, al estilo de los fichajes de Aspas, Wass y Guidetti.
Pero el dinero no es lo único que un futbolista valora a la hora de elegir un club. El propio Fontàs lo dejó claro tras la firma: “Espero seguir creciendo en club que solo mira hacia arriba”. Y es que la evolución del Celta, que en tres años ha pasado de un ascenso y una permanencia milagrosa a coquetear con Europa, ha sido factor clave en la decisión del catalán. También la estabilidad. Cuando el de Banyoles llegó a Vigo de la mano de Luis Enrique, surgieron más dudas que certezas con su fichaje. Dos años después y aún sin estar luciendo demasiado en la pretemporada, el grueso del celtismo considera al central un futbolista fundamental en el proyecto celeste.
En el sentido inverso, Fontàs también tiene mucho que agradecer al Celta. Siempre a la sombra de Puyol y Piqué, el canterano azulgrana nunca consiguió hacerse un sitio sólido en el primer equipo del FC Barcelona, con el que tan solo disputó 16 partidos en cuatro años, divididos en ocho de Liga, cinco de Copa del Rey, dos de Liga de Campeones y uno en el Mundial de Clubes de 2011. Un año más tarde, se truncaría definitivamente su sueño de triunfar en el equipo culé. El central se rompió el cruzado en un choque copero contra Osasuna y se perdió toda la temporada. Al año siguiente, en un intento de resurgimiento, el Barça le cedió al Mallorca y, pese a que empezó bien, su papel terminó siendo meramente testimonial en la temporada 2012/13, que acabaría con el descenso del cuadro bermellón. Fontàs disputó 13 encuentros (nueve de Liga y cuatro de Copa).
Por todo ello, su estancia en Vigo ha significado una reválida para él. Una confirmación. La de que puede competir en Primera División. 71 partidos oficiales después, Fontàs se ha convertido en un fijo. Lo fue para Luis Enrique y lo ha sido para Berizzo. Como cualquier futbolista, ha tenido altibajos —sin ir más lejos, su pretemporada está siendo algo discreta—, pero siempre con la confianza de los entrenadores y compañeros.
A buen seguro que esta estabilidad habrá jugado un papel esencial en su decisión, con la que el Celta se asegura a Fontàs en sus mejores años como futbolista (acabaría con 29 años). El capítulo de renovaciones a jugadores que entraban en el último año de contrato se cierra con la del catalán. Antes, el club ya había cerrado la continuidad de Sergio, Orellana y Augusto Fernández. El único miembro que queda en la plantilla celeste con fin de contrato en junio de 2016 es Gustavo Cabral. Sin embargo, la entidad viguesa tiene la opción de prorrogar la relación un año más de forma unilateral, por lo que si el Sargento mantiene el nivel exhibido en las dos últimas temporadas, no habrá impedimentos para que continúe en el Celta hasta 2017 como mínimo.