Aunque el resultado final parezca decir lo contrario, el Celta cumplió con el trámite de A Malata sin demasiado brillo. Un partido amistoso pensado para que las piernas no se enfríasen demasiado en el parón liguero por la fecha FIFA. Un partido amistoso que sí lo fue para el cuadro celeste, espeso en varias fases del choque, pero que no lo fue, en absoluto, para el equipo local, que salió a por todas, a tratar de sorprender a los de Berizzo y a conseguirlo.
La pegada celeste ocultó la espesura de su juego
El once —y la convocatoria— del Toto hablaban de un equipo competitivo. Con solo Borja Fernández como jugador del filial y con las bajas de Drazic —con problemas gástricos— y Yelko Pino, que se presenta como descarte habitual del técnico argentino, además de los internacionales Wass y Madinda. Titularísimos como Sergio, Hugo Mallo, Cabral y Nolito salieron de cara, aunque el juego y, sobre todo, la intensidad del arranque liguero se quedaron en la caseta. El Racing, que presentó una alineación con numerosos suplentes, se mostró como un equipo aguerrido, bien plantado, que buscó sus opciones a la contra. Así encontró su gol, tras una jugada de Juanpa que acabó en gol de Jaume Vidal.
Nolito, Radoja y nueve más
La primera parte del Celta estuvo protagonizada por un hombre que poco tiene que demostrar ya y otro que fue importantísimo en el equipo, ha perdido su sitio y se empeña en recuperarlo. Nolito fue el jugador más inspirado en clave ofensiva. Móvil y desequilibrante. El de Sanlúcar ofreció su versión habitual y a los pocos minutos del tanto racinguista empató con un golazo en forma de disparo cruzado.
Radoja opositó a la titularidad liguera
Mientras el Afilador sacaba punta a las armas, el Equilibrista las velaba. Nemanja Radoja firmó una primera parte perfecta. El serbio recordó al futbolista que maravilló a todos en la primera vuelta de la temporada pasada. Siempre bien colocado, sin complicaciones en la distribución y con una presencia constante. A su lado, Borja Fernández, que dejó buenas impresiones en su regreso al primer equipo. Del resto poco más. Bongonda muy desorientado en la banda derecha y Señé gris, sin continuidad en el juego. De ocasiones, poco que decir: un remate de cabeza desviado de Guidetti y un par de tímidos acercamientos por equipo.
A falta de juego, goles
La mayor diferencia que va adquiriendo el Celta actual consigo mismo tiempo atrás radica en que no tiene necesidad de jugar demasiado bien para ganar. De hecho, hace no tanto tiempo, muchos partidos en los que los celestes desarrollaban un juego primoroso acababan cayendo del lado del rival. Ahora es al contrario. La dinamita que tiene Berizzo en la parte de arriba le permite —y le permitirá— ganar muchos partidos sin sobresalir en el juego.
En la segunda parte, con la entrada de Augusto, Fontàs, Orellana y Aspas, el Celta se pareció más al Celta. El Racing también hizo muchísimos cambios, su intensidad bajó y el equipo celeste mató. Guidetti hizo el segundo al bajar un balón con maestría en el área y rematar con la zurda tras un rápido giro. Era el segundo tanto de una goleada que cerró Iago Aspas, que entró desde el banquillo para dar nuevos bríos a los celestes. Afilador, Thor y Agitador. Trío dinamita. Entre el sueco y el moañés se coló Sergi Gómez, que hizo el tercer tanto con un disparo cruzado desde la derecha.
La segunda parte sirvió, además, para ver a Radoja jugando de central junto a Fontàs, lo que resuelve la incógnita de quién ocuparía el lugar de David Costas. Los minutos finales fueron de atrezzo y el pitido final confirmó la séptima victoria consecutiva del Celta, entre amistosos y partidos de Liga. El Racing, por su parte, aprovechó el test para seguir mejorando y afrontar con las mejores garantías su aventura en el grupo I de la Segunda División B, en el que opta a repetir playoff de ascenso.