La consigna era clara, y así la defendieron los futbolistas ante una semana complicada. El Celta buscaba un pleno de nueve puntos contra Sevilla, Barcelona y Eibar. Podía sonar a bravuconada pero, visto lo visto, los vigueses hablaban con conocimiento de causa. Sin embargo, después de una exhibición en el Pizjuán y otra contra el tricampeón, la cosa se torció en Ipurúa, un campo que no se adapta precisamente al juego de los de Berizzo.

Mal comienzo

Los problemas no comenzaron con el gol del Eibar, a los dos minutos. Lo hicieron mucho antes, antes incluso de empezar el partido, cuando una inoportuna gripe tumbó Guidetti justo el día en que se iba a estrenar como titular. Eduardo Berizzo no adoptó entonces la solución esperada por todos, que pasaría por devolver a Iago Aspas al once inicial. Se decantó por Bongonda, jugando con falso nueve, algo que no recuerdan en Vigo ni los más viejos del lugar. Además de darle un merecido descanso al moañés, la insólita decisión tenía otra meta, como reconoció el técnico tras el partido: buscaba reservar uno de sus mayores activos ofensivos por si venían mal dadas en Eibar.

Tener una plantilla muy corta puede ser perjudicial cuando los partidos se acumulan y el juego se atasca

Ya se ha comentado en estas líneas que tener una plantilla muy corta permite formar un bloque de confianza, que juegue de memoria. Pero también puede ser perjudicial cuando los partidos se acumulan y el juego se atasca. Después de sufrir en las segundas partes de los primeros partidos, Berizzo quería un as en la manga. La apuesta salió bien, a medias. Sin un nueve puro, una referencia arriba, el equipo sufrió para acercarse por los dominios de Riesgo. Claro que ese no fue el único problema.

El Celta empezó perdiendo, y eso es noticia porque es la primera vez que sucede en esta Liga. Se vio obligado a buscar la remontada en un campo pequeño y sin espacios. Y sin delantero. La misión se complicó muchísimo. Como muestra, un dato que ofreció la realización televisiva mediada la primera mitad, cuando ambos equipos habían fallado más de la mitad de los pases. Algo muy poco común en la Liga BBVA.

Sin perder la cabeza

De la necesidad de olvidar cuanto antes el baño de gloria de la semana se habían encargado de hablar los protagonistas en la previa. Nunca es fácil volver a la tierra tras llenar innumerables portadas, incluso a nivel internacional, para jugar un partido a cara de perro en un campo como Ipurúa. Pero lo cierto es que el Celta fue capaz de levantarse después de recibir un gol a las primeras de cambio y de una mala primera parte en la que no pudo imponer su juego en ningún momento. Urgía una reacción y Berizzo, que no acostumbra a mover sus piezas hasta la hora de juego, la buscó en el descanso. Era el momento de Iago Aspas, que se convirtió en la referencia que necesitaba el equipo.

Nunca es fácil volver a la tierra tras llenar portadas a nivel internacional

Nunca se sabrá qué hubiera sucedido si el moañés hubiese salido en el once titular. Lo que sí es evidente es que los cambios, al menos esta vez, dieron resultado. Tanto Aspas como Wass y Drazic, que debutaba en Liga, fueron un soplo de aire fresco para un equipo que no suele contar con ese tipo de revulsivos en el banquillo. Con ellos en el campo, el Celta se recuperó y fue capaz de evitar la derrota, teniendo incluso alguna opción de llevarse el partido, mucho más fresco que el Eibar.

Vencedores y vencidos

El partido de Ipurúa terminó en empate, es cierto. Pero, al menos en el bando vigués, algunos jugadores salieron fortalecidos, y otros perdieron crédito de manera ostensible. En el primer grupo, el de los triunfadores, puede ubicarse a Iago Aspas, que salió del banquillo para rescatar un punto. O a Jonny, su asistente, que demuestra su clase en cualquiera de las bandas. Especialmente en la derecha, donde puede centrar al área con mayor comodidad. O Daniel Wass, otro 'suplente' de lujo en Ipurúa. Incluso Drazic aprovechó los pocos minutos de los que dispuso para dejar un par de detallitos. Y de Augusto Fernández ya no hace falta decir mucho más. El capitán es pieza clave en este equipo, y su ausencia se va a notar contra el Getafe.

Urge recuperar al Tucu como jugador importante, pero insistir con él en el once titular no necesariamente va a ser beneficioso para el futbolista

Entre los futbolistas que dejaron pasar otra buena oportunidad está, una semana más, Pedro Pablo Hernández. El Tucu ha jugado los seis partidos hasta el momento, cinco de ellos como titular. Berizzo confía en él, no cabe la menor duda. Ha intentado incrustarlo en el sistema del Celta de todas las maneras. Lo probó como mediocentro cuando jugaba sin mediapunta. Después fue modificando el esquema hasta que pudo utilizarlo en su posición natural. En Eibar, Hernández tenía un papel difícil, actuar como falso nueve, un lugar nuevo para él. Y la experiencia no salió como se esperaba. El argentino, que había dejado buenas sensaciones en pretemporada, y que había hecho cosas positivas en los primeros partidos de Liga, se ha ido diluyendo como un azucarillo. Puede que le afecten las críticas. O puede, simplemente, que no encaje en el sistema de juego vigués. Urge recuperarlo como jugador importante que es, pero insistir con él en el once titular no necesariamente va a ser beneficioso para el futbolista. Ante la baja de Augusto, seguramente tendrá otra oportunidad contra el Getafe. Habrá que ver qué sucede en los próximos partidos.

Otro de los damnificados fue Carles Planas, que tuvo que entonar la autocrítica después de acusar la falta de ritmo. A día de hoy no hay muchos argumentos para defender su titularidad por delante de Jonny o Hugo Mallo. Bongonda tuvo una buena ocasión para reivindicarse en el once, pero el belga no vivió, ni mucho menos, su mejor noche. Estos casos son diferentes al de Tucu Hernández. Que jugadores poco habituales se incorporen a la dinámica del equipo y lo hagan de manera satisfactoria siempre es difícil. Tendrán más oportunidades, y más cuando empiece a disputarse la Copa del Rey. Por el momento, parece que hay mucha diferencia de ritmo entre la unidad A y la B de la plantilla.