El Celta de Vigo sumó este jueves una nueva victoria en esta pretemporada. El partido pese a ser un amistoso, se antojaba especial, y es que en el banquillo rival, el del Valladolid, estaba Paco Herrera, técnico muy querido en Vigo por haber logrado el ascenso a la Primera División y que dejó su huella en el equipo. El partido dejó buenas sensaciones en general, más a nivel individual que colectivo, donde el conjunto celeste volvió a pecar se fragilidad defensiva y volvió a encajar un gol a balón parado. El tanto de los vallisoletanos, a la salida de un córner, colocó a los de Berizzo por detrás en el marcador. Un resultado que no se movió hasta la segunda parte, cuando Bongonda y Señé lograron remontar el tanto inicial de Mata.

Berizzo probó a jugar con dos onces distintos en cada parte. Salió de inicio con una alineación nunca antes utilizada en esta pretemporada, en la que llamó la atención la presencia de Iago Aspas y John Guidetti como pareja de delanteros, en un esquema con  Wass y Pape Cheik en el doble pivote, Brais Méndez y Naranjo en las bandas y defensa de cuatro formada por Hugo Mallo, Planas, Sergi Gómez y David Costas. Un once que intentó hacerse con el dominio del partido, pero que no fue capaz de elaborar buenas jugadas. Los tres centrocampistas que situó Paco Herrera en la medular pucelana impidieron que el Celta creara peligro. Tan solo en un par de ocasiones el celta consiguió inquietar mínimamente la portería blanquivioleta, con disparos  de Brais Méndez y Guidetti.

En la segunda parte, el técnico argentino probó con un once completamente distinto en el que solo continuaron Mallo y Wass del once del primer tiempo. La entrada de Marcelo Díaz dio el control del partido al Celta y Jonny y Bongonda otorgaron mucha profundidad a la banda izquierda del Celta. Banda por la que llegó todo el peligro celeste.

Con un esquema más reconocible que el de la primera parte con Marcelo Díaz ejerciendo de director de orquesta, el Celta se hizo dueño y señor del partido. Bongonda, que entró desatado al césped, no paró de recorrerse la banda izquierda y acosó una y otra vez la portería de Pau Torres. No tardaría en llegar el gol que puso las tablas en el electrónico. Una jugada individual del belga, que se marchó por velocidad de dos defensores, termino con un disparo potente y cruzado, al que nada pudo hacer el cancerbero pucelano, para que se colase en la red.

Con el partido empatado, el Celta siguió acosando la meta rival. Con Marcelo Díaz dando un recital de control de juego y asistencias, y las bandas ganando en profundidad, el partido adquirió un único color, el celeste. Nada pudo hacer el Valladolid, encerrado atrás, para evitar el segundo tanto de los de Vigo, con algo de fortuna. Josep Señé puso un centro, que rebotó en un defensa y se coló en la portería.

Ya con el partido dado la vuelta, el Celta se fue a por el tercero, sin suerte. Así finalizaba el partido en tierras portuguesas, que sirve al Celta para viajar con buen sabor de boca a la gira italiana, que arranca este domingo en Florencia, ante una Fiorentina, que espera a un Celta que promete, pero que todavía está en construcción.