El Córdoba lleva toda la temporada en un río remando contracorriente contra viento y marea. Pero desde hace ya tiempo se puede ver como el destino del equipo blanquiverde está más que escrito. El equipo ha realizado buenos partidos o, por lo menos, partidos donde lo hecho es más que suficiente para llevarse algo más pero jugadas desafortunadas, goles en propia, goles de rebote o en los últimos minutos impiden que el Córdoba se lleve los tres puntos. El Córdoba se acerca cada vez más al abismo que es la Segunda Divisón, el que parece su destino inevitable a estas alturas. El equipo hizo un partido notable frente un Athletic que, como muchos equipos, le bastó seriedad y acierto para llevarse unos fáciles tres puntos.
Inicio del partido
En los primeros diez minutos de encuentro hubo un jugador que se hizo amo y dueño del encuentro, Beñat. El exjugador del Betis empezó mandando sobre el terreno de juego gracias también al coladero que era el centro del campo cordobés. Abel Gómez y Krhin estaban muy retrasados, pegados a los centrales y las líneas estaban muy separadas. Fede Cartabia muy alejado del centro del campo, más cerca de los delanteros que de los medios, por lo que San José, Beñat y Aketxe se movían a sus anchas abriendo a los laterales y tocando con un participativo Aduriz.
Poco a poco, el Córdoba fue creando ocasiones de peligro a base de balones aéreos en busca de Bebé y Florin e internadas del mismo luso y de un desacertado Fidel. Eran patentes las dificultades del equipo para sacar el balón jugado desde atrás, defecto que Ernesto Valverde conocía y que transmitió a sus jugadores más adelantados. La presión de los atacantes bilbaínos era constante y no quedaba otra solución que el balón largo y la entrada por las bandas. Se pudo comprobar como acertadamente Romero decidió cambiar de banda a Bebé a la izquierda para aprovechar las subidas de De Marcos, aunque quizás esto pudo perjudicar aún más a Fidel.
Un balón de Bebé al larguero de saque de esquina, centros laterales y algún tiro desde la frontal de Abel eran las vías de ataque de los blanquiverdes. Por el contrario, el Athletic llegaba con peligro con contras del joven Williams y De Marcos, es decir, banda izquierda del Córdoba, precisamente donde Bebé no defendía.
Gol y reacción cordobesista
Así terminaba una primera parte muy equilibrada en la que ningún equipo se hacía dueño del partido. Un partido de muchas imprecisiones y para nada del gusto de un espectador neutral. Fue entonces cuando, tras la salida del tunel de vestuarios de los jugadores, llegaría la jugada que marcaría el rumbo del encuentro hasta su final. Balón que tiene el capitán del Córdoba Abel Gómez presionado por un rival hasta el punto de llevar al jugador hasta su área. Abel no sabe qué hacer, no termina de deshacerse del balón aumentando el descontento de la grada. Finalmente se lo da a Pantic que, en su intento de no desperdiciar el esférico, regala el balón al rival dejando a su defensa al descubierto. Beñat recibe el balón en la frontal del área y define sin oposición con la mala suerte para los cordobesistas de que golpea en Deivid y se introduce en la portería. Una vez más la mala suerte se aliaba con el rival y había que remontar.
Al contrario que en otros partidos, el equipo reaccionó muy bien. Romero sacó a Heldón y Fede Vico poniendo un esquema cuanto menos extraño con un Fede Vico moviéndose por todo el campo, con cinco defensas pero que en verdad eran cuatro sin lateral derecho, Pantic y Crespo llegando arriba y Fidel tirando sorprendentemente del equipo. Mismamente, el onubense tuvo una clarísima a puerta vacía que pudo suponer el empate. Continuos ataques a cargo de Bebé y Fidel, Edimar con centros peligrosos y Florin luchando como siempre. Un Krhin imperial cortando cualquier peligro vasco.
Últimas fases del encuentro
Ya en el último tramo, y a la deseperada, Romero retiró a Fidel por Rossi para tener más medio campo y seguridad atrás y Valverde sacó a Gurpegi para defender el resultado y a Viguera para retener el balón arriba. Viguera tendría una clara contra detenida por un gran Juan Carlos y el conjunto andaluz un par de faltas peligrosas y multitud de centros laterales.
Así se llegaba la final del partido. Cordobesistas abatidos viendo como su club está casi en Segunda y cómo su esfuerzo no tenía recompensa. Por el otro lado, el equipo bilbaíno con caras de alegría gracias a una vital victoria que les deja cerca de puestos europeos sin un gran esfuerzo y con confianza para el final de liga apasionante. Lo dicho, gran partido del Córdoba que jugó muy bien pero, como siempre, perdió.