Por segunda vez en los últimos once años, el Córdoba se estrenó en el nuevo año con una derrota. El mejor local de la categoría no fue capaz de sacar un solo punto ante un rival como el Mirandés que supo tapar todas las virtudes de los cordobesistas.

No cabe duda que el partido estuvo marcado por la suerte. Por la suerte y por las decisiones arbitrales. Por las decisiones arbitrales y por las decisiones de José Luis Oltra. Vayamos por partes.

Casi, pero no. Empezamos mal

El Córdoba comenzó el partido con una enorme ocasión de Xisco cuyo lanzamiento se fue rozando el palo. Minutos después, una internada de Néstor Salinas generaba la confusión entre toda defensa y el balón entraba lentamente en la portería de Razak ante la incredulidad de la grada. Era el 0-1 en el minuto 7.
Por suerte el primer gol había llegado pronto y el Córdoba tenía tiempo de sobra para hacer valer su mayor calidad individual y remontar el partido, pensaron los cordobesistas.

Sin embargo, Carlos Terrazas le "comió la tostada" a José Luis Oltra en el campo táctico. El técnico del Mirandés presentó una innovadora formación, un 3-3-3-1, que consiguió hacer desaparecer todas las virtudes individuales del Córdoba. Con este recurso bloqueó la principal fuente de ocasiones del equipo de Oltra, las bandas

Un Oltra que de nuevo repetía esquema táctico, rechazando cualquier innovación en el sistema que pudiera sorprender al rival o mejorar el juego de su equipo.

Y he dicho virtudes individuales porque eso es lo que tiene el Córdoba, grandes individualidades y un bastante mejorable juego en equipo. Cuando al Córdoba le ciegan sus bandas, no le quedan recursos con los que generar peligro más allá de esporádicas contras.

Toca remontada y Oltra de brazos cruzados

Los minutos pasaban y el Córdoba no presentaba buenas señales. Fidel tuvo un día para olvidar así como Andone, quien aparentó sentir problemas físicos a lo largo de todo el encuentro. Luso estaba totalmente desaparecido una vez más en las labores de creación de juego y dejaba a Víctor Pérez solo para esa complicada empresa.

A pesar de todo, fue el mismo Luso quien tuvo en su cabeza el empate al rematar a la red una falta lateral. Pero el colegiado señaló fuera de juego.

Se llegaba al descanso y Oltra debía de arreglar la situación. Se le escapaban los tres puntos con cada desborde fallido de Fidel. Curiosamente, en las pocas jugadas que Nando y Fidel intercambiarion su posición, ambos generaron mucho peligro, pero Oltra no lo vió y no varió absolutamente nada de cara a la segunda mitad.

A los nueve minutos de la reanudación del encuentro, una mano dentro del área de un Bijimine que cuajó una sensacional actuación, le dio la oportunidad a Lago Junior para poner el 0-2 desde el punto de penalti. Y éste no la desaprovechó. El partido se le ponía muy cuesta arriba a los locales.

El capitán dio la cara por el resto

La reacción de Oltra para remontar un resultado tan adverso no fue otra que un cambio de jugador por jugador, dio entrada a Pedro Ríos en lugar de Fidel.
A los dos minutos del segundo gol del Mirandés, un Xisco entonado desde el minuto uno conseguía acercar al Córdoba en el marcador empujando un balón que dejó muerto el portero tras una gran acción de Nando a banda cambiada.

El Córdoba tenía la posesión, pero no conseguía sacar partido de ella. No podía generar juego Víctor Pérez solo en el medio campo, más aún cuando los extremos no dejaban la línea de cal para ofrecerse y generar ocasiones o cuando cada balón largo a Florin era una posesión perdida.

Esta situación parecía perfecta para dar entrada a Markovic, que llevaba calentando desde el minuto 35 de la primera mitad, pero finalmente Oltra decidió cambiar a Nando que estaba siendo el mejor del partido para dar entrada a De Tomás, y finalmente a López Silva (para el soberano cabreo del serbio) en lugar de Bijimine, que se marchó ovacionado por El Arcángel.

El potente chut lejano del serbio, así como su poderío aéreo o su capacidad para generar con el balón en los pies, podía haber sido fundamentales para un Córdoba que, volcado al ataque y ante un rival replegado, no necesitaba de las labores defensivas que aporta Luso. Sin embargo Oltra no lo vió.

Hay que ganarse la buena suerte

A falta de 15 minutos el Córdoba vio la luz al final del túnel, Álex Ortíz fue expulsado al ver la segunda amarilla dejando al Mirandés con un jugador menos sobre el campo.

Se produjo un acoso y derribo que casi dio éxito a través del canterano Gálvez, que estrelló su cabezazo contra el poste de la portería de Raúl.

Tras esta clarísima ocasión el Córdoba botó numerosos centros, pero ninguno tuvo buen final y el partido terminaba con el 1-2 definitivo y los 3 puntos volaban hacia el norte.

Y fue así como entre Oltra, la suerte y el árbitro, no permitieron al Córdoba (por este orden) sacar ni un solo punto de este encuentro. Pues un entrenador que perdiendo 0-2 en su casa y que aspira al ascenso directo con una de las mejores plantillas de la categoría, no puede echarle la culpa del resultado a la suerte y al árbitro, cuando él no ha hecho nada más que cambios de jugador por jugador que no sirvieron de nada, cuando durante 90 minutos no fue capaz de hacer nada por derribar el entramado táctico que presentó Terrazas.

Por Reyes Magos, un poquito de innovación para el señor José Luis Oltra.