Sevilla no tiene mar pero el Sánchez Pizjuán estaba completamente inundado antes de empezar el encuentro. El terreno de juego hacía presagiar una batalla digna de los más grandes. No habían excusas, ambos debían sacar lo mejor de cada equipo. El Pizjuán fue capaz de sacar lo mejor y lo peor de cada equipo. Rakitic e Iniesta mostraron que la calidad está por encima de las condiciones meteorológicas llevando el peso de sus equipos. Pero el más decisivo fue Leo. Un Leo que estaba picado por las pasadas jornadas y quería demostrar. Un Leo que en 30 minutos no había aparecido. Un Leo que parecía estar apagado. Sí, un Leo que dio una asistencia y marcó un doblete en uno de los partidos más complicados de la temporada. Un Leo que había vuelto para poner al Barça líder tras una semana complicada. Un Leo, como Moisés, que abrió las aguas del terreno de juego para llevar a sus hombres a la victoria.

Inicio fulgurante

Empujados por una afición que se dejaba la garganta con el himno del centenario el Sevilla salió a por todas. Bajo la lluvia y en condiciones muy desfavorables, los de Emery apelaron a la épica y la presión. El FC Barcelona trataba de salir tocando una y otra vez pero la jugada siempre acababa en los pies de un Victor Valdés que quería sacarse el balón de encima cuanto antes. Bacca y Gameiro presionaban la salida de Bartra y Piqué provocando que Xavi e Iniesta no apareciesen. A eso hay que sumarle un terreno de juego irregular que no permitía arriesgar. 

El Sevilla robaba con facilidad y cogía descolocado a la defensa blaugrana. Tan solo pasaban 14 minutos cuando Alberto Moreno aparecía desde atrás para batir a Victor Valdés. La jugada iba a empezar en la banda derecha cuando Rakitic dejaba sentado a Piqué con un túnel para desordenar la defensa culé. Hasta cinco veces iban a tocar el balón los jugadores del Sevilla dentro del área visitante mostrando las carencias defensivas del conjunto del Tata Martino. Uno de esos rebotes acabó en los pies de Alberto Moreno que disparó con la fortuna que Bartra iba a tocar el balón para batir a Valdés. El Barça estaba irreconocible y totalmente borrado del terreno de juego.

Con o sin balón, esa es la cuestión

En las últimas temporadas el FC Barcelona conseguía defender con balón provocando que el rival tuviese que recorrer muchos metros para llegar a la portería de Valdés. En esta temporada, normalmente fuera de casa, el conjunto de Martino está completamente partido. La defensa se posiciona muy atrás y Se ha perdido la costumbre de defender con el balón eso dificulta la labor de creación en el medio. El Sevilla lo sabía y lo aprovechó perfectamente colocando a dos delanteros y un mediapunta para ahogar al Barça en la salida. Durante los primeros 20 minutos no hubo ni una sola posesión blaugrana en campo contrario, algo realmente preocupante. 

Iba a ser en el minuto 20, cuando peor estaba el equipo, que iba a llegar una jugada clave en el devenir del encuentro. Una falta lanzada, como no, por Rakitic iba a acabar en el poste tras un remate de Carlos Bacca. Nuevamente a balón parado. Pero Emery pecó de conservador y eso hizo mucho daño al Sevilla. La presión disminuyó con el 1-0 y el Barça pudo gozar de más posesión en campo rival. Xavi empezó a entrar en juego y los laterales empezaron a verse en ataque. En una buena subida de Montoya iba a llegar, por extraño que parezca, una ocasión clarísima para el Sevilla. Diogo despejó el centro del lateral consiguiendo que Carlos Bacca le ganase la partida a un Piqué en muy baja forma. El colombiano controló, recortó y dejó el balón para la llegada de Rakitic que tenía solo a su izquierda a Vitolo. Sorprendentemente el croata disparó fuera cuando eran tres atacantes para dos defensas.

Arrebato de orgullo

Como los líderes, los de Martino sacaron todo su orgullo para empatar un partido cuesta arriba. Messi, desaparecido hasta el momento, puso un balón al punto de penalti para que Alexis rematase al fondo de las mallas de cabeza. El chileno estaba en posición ilegal pero el gol subió al marcador a los 32 minutos. Martino respiraba tras unos primeros 30 minutos que pudieron acabar con 2-0 o 3-0 para el Sevilla

Lo mejor para el Barça era la aparición de Messi. La asistencia activó al argentino que pedía el balón una y otra vez en la creación. Diez minutos después, en una contra vertiginosa, Pedro asistía a Messi que con un sublime control y un disparo potente conseguía adelantar a los suyos. Después de mucho tiempo, el FC Barcelona ganaba, y remontaba, un partido sin merecerlo. La fortuna estuvo del lado de los culés que debían reflexionar en el descanso.

15 minutos que no cambiaron nada

Durante todo el descanso llovió en el Sánchez Pizjuán pero justo paró cuando saltaron ambos conjuntos al terreno, como si el cielo quisiese respetar una segunda mitad que se preveía movida. Como en la primera mitad, los de Emery presionaron muy arriba. Desorientado e impreciso, el Barça estuvo cerca de pagarlo caro. Montoya perdió el balón ante Vitolo dejando solo al interior que disparó fuera ante Valdés. Seguramente la ocasión más clara del Sevilla después del palo pero, nuevamente, la suerte estuvo de cara del conjunto de Martino. Pero no iba a ser la única, primero Bacca y después Gameiro consiguieron que apareciera el mejor Valdés.

Los grandes equipos sacan lo mejor de sí en los momentos más difíciles y para eso es experto Leo Messi. El argentino ya había dado una asistencia y marcado un golazo pero quería más. Dos minutos después de la doble intervención de Victor Valdés, Messi aniquilaba al Sevilla. Iniesta, el mejor en los blaugrana, encontró a Messi entre líneas que volvía a controlar de manera magistral para marcar con el interior. Un pase a la red. Messi estaba de vuelta definitivamente y el Barça lo necesitaba en las grandes noches.

Alarmante vulnerabilidad defensiva

Media hora tenía el Sevilla para marcar un gol y meter el miedo en el cuerpo de los jugadores culés. Los de Emery pusieron todo su empeño buscando un 2-3 que se resistía. En cambio, Martino fue más conservador y mandó a los suyos que diesen un pasito hacia atrás. El Sevilla aceptó el reto y se fue arriba provocando verdaderos descalabros defensivos en la defensa visitante. Piqué no conseguía despejar ni los balones aéreos que eran fácilmente controlados por los delanteros locales. Cesc entró por Pedro para tratar de equilibrar a un equipo desconocido, el único que estuvo a su nivel fue un Andrés Iniesta muy inspirado. El manchego fue el único foco de inspiración del Barça que a falta de 20 minutos deseaba que Teixeira pitase el final. 

La entrada de Cesc dio más pausa al FC Barcelona, por momentos conseguía congelar a un Sevilla que perdía la esperanza a medida que pasaban los minutos. Xavi para Cesc, Cesc para Iniesta, Iniesta para Messi. Una y otra vez se repetía esa combinación que mostraba la verdadera identidad del conjunto culé. En una de esas jugadas que parecían no tener fin iba a llegar una oportunidad clarísima para Adriano. Messi jugó al hueco para la llegada del brasileño que disparó cerca del palo izquierdo de Beto.

En los minutos finales el Sevilla lo intentó de todas las maneras posibles. El Barça trataba de aguantar la posesión pero concedió varios córners que hicieron temblar a un Victor Valdés desacertado en la salida. Con huecos y un Sevilla totalmente roto iba a llegar el cuarto y definitivo gol del Barcelona. Alexis Sánchez recibía en velocidad rodeado de dos defensores pero consiguió amagar y dejar el balón atrás para un Cesc Fábregas que la picó de forma brillante sobre Beto. El 1-4 subía al marcador con la sensación de ser un resultado injusto, el Barça acertó y el Sevilla perdonó.