Y Cruyff silenció el Bernabéu

El 17 de febrero de 1974, un FC Barcelona liderado por un holandés recién llegado endosó al eterno rival, ante su propio público, una de las mayores goleadas de la historia de los clásicos. La victoria aplastante en el Santiago Bernabéu elevó a Johan Cruyff a la categoría de ídolo para el aficionado barcelonista, el cual décadas mas tarde, disfrutaría de la consagración del conjunto azulgrana entre la élite del fútbol europeo, con el holandés en el banquillo.

Y Cruyff silenció el Bernabéu
Johan Cruyff en un encuntro en el Santiago Bernabeu | Foto: www.futbolistadigital.com.
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Por Albert Artasona

Con la temporada 1972/73 finalizada, las urgencias en Can Barça predominaban por encima de lo demás. Los títulos brillaban por su ausencia y el campeonato nacional de liga se resistía desde su ultima consecución en 1960. Desafortunadamente para los intereses azulgranas, la siguiente campaña tampoco comenzó de la manera deseada, puesto que el equipo dirigido por el holandés Rinus Michels merodeó durante sus primeras jornadas por la zona baja de la clasificación, llegando incluso a ocupar posiciones de descenso.

Mientras todo hacía presagiar una nueva temporada de desengaños en el FC Barcelona, Real Madrid y Ajax negociaban el traspaso del mejor jugador europeo del momento al conjunto blanco. Johan Cruyff, jugador franquicia del equipo holandés, galardonado con el Balón de Oro hacía apenas dos años, debía recalar en el Santiago Bernabéu ante el acuerdo alcanzado por ambos clubes, pero lo que debió ser un refuerzo de lujo para el eterno rival, acabó siendo el hilo detonante de la resurrección total de un equipo destinado al fracaso.

Una mayor oferta económica para el jugador por parte de la entidad azulgrana hizo aflorar una vez más el fuerte carácter por el que era conocido Johan Cruyff, declarándose en rebeldía ante el acuerdo alcanzado por Ajax y Real Madrid, y obligando al club holandés a cerrar su traspaso al conjunto de la Ciudad Condal. Cruyff se convirtió de esta manera en jugador del FC Barcelona a cambio de 60 millones de pesetas, erigiéndose como el fichaje mas caro de la historia del fútbol hasta ese momento.

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Cosas del destino, el rumbo de la historia del Barça había cambiado por completo. La llegada del “holandés volador” daría un giro radical a la dinámica perdedora del equipo, abriendo un círculo entre club y jugador, que décadas más tarde se cerraría con la consecución de la primera Copa de Europa del FC Barcelona, con el holandés como máximo artífice actuando como técnico.

Ya en su primer partido con la camiseta del Barça, Johan contribuyó con dos tantos a la victoria por 4 a 0 frente al Granada, síntoma que hizo presagiar al aficionado culé la importancia del fichaje del ex jugador del Ajax. El equipo azulgrana dio un giro radical en su juego y encadenó una serie de resultados positivos que lo alzaron a la parte alta de la clasificación. Exhibición tras exhibición, Cruyff amortizaba todas y cada una de las pesetas que el club había pagado por él, y con el equipo en pleno apogeo de juego y resultados, una piedra de toque esperaba en el camino, una que serviría para medir realmente a qué podía aspirar el conjunto barcelonista: tocaba visitar el Santiago Bernabéu.

El Real Madrid encaraba el clásico de la época sin atravesar un buen momento. Miguel Muñoz había sido destituido como entrenador blanco debido a los malos resultados, y su sustituto Luis Molowny apenas llevaba cuatro semanas en el cargo. A pesar de contar en su plantilla con jugadores de renombre como Pirri, Amancio o el alemán Netzer, el conjunto merengue no había sabido encontrar su juego, encarando el trascendental choque a nueve puntos del FC Barcelona, que llegaba al Bernabéu como un equipo renovado que lideraba la competición.

Ante un estadio abarrotado, el Real Madrid realizó una primera media de hora de partido más que notable, tratando de tú a tú a un Barça que se había mostrado intratable en sus últimos encuentros, y haciendo suyo el dicho que afirma que en los clásicos, a pesar de cómo lleguen ambos equipos, puede pasar cualquier cosa. Nada más lejos de la realidad, los azulgranas tan solo necesitaron un golpe certero para empequeñecer a un rival que se había crecido con el paso de los minutos. Asensi, a centro de Marcial, lograba adelantarse a su par y batir a García Remón por bajo, tanto que a la postre resultó definitivo, devolviendo la inseguridad a un conjunto merengue que acabó siendo arrollado por una apisonadora futbolística.

Antes del descanso, Johan Cruyff regaló al que debía haber sido su público un tanto para enmarcar, que psicológicamente supuso para el Real Madrid un muro infranqueable. Después de dejar sentados a dos defensores en el interior del área blanca, el holandés hizo subir el 0 a 2 al marcador con pasmosa facilidad, dejando prácticamente sentenciado el choque.

Con un Barça hambriento de éxitos, la segunda mitad fue un festival azulgrana. De nuevo Asensi, esta vez de tiro cruzado, lograba perforar la portería merengue. Pocos minutos más tarde, con un Real Madrid paralizado ante la exhibición de juego ofensivo del conjunto culé, llegaron los tantos de Juan Carlos, que superaba a García Remón con una vaselina magistral, y Sotil, que remataba de cabeza una falta lateral botada por Cruyff. A falta de 20 minutos para que el colegiado señalara el final, el marcador reflejaba un 0 a 5 que a la postre sería definitivo, convirtiendo el 17 de Febrero de 1974 en una fecha fetiche para la afición culé, la cual 40 años después todavía recuerda con una sonrisa los hechos acontecidos esa noche.

Tras 14 años, el Barça de Cruyff logró volver a levantar la Liga con una autoridad aplastante. El holandés, a pesar de no poder mantener el éxito del equipo en las siguientes temporadas, dejó una huella imborrable en el aficionado barcelonista. Del mismo modo en que logró devolver a la cumbre a un equipo perdido en el ostracismo, décadas más tarde le fue encargada la misma tarea desde los banquillos, sentando las bases del legado que se ha vivido durante años.

Para muchos, y a pesar de su polémico carácter que ha llegado a crear incendios en el club debido a sus declaraciones, Cruyff es el creador del fútbol espectáculo, del juego ofensivo por antonomasia, y por consiguiente el culpable del salto cualitativo que dio el FC Barcelona a partir de su tarea como técnico. Un juego ofensivo y despreocupado que ya practicaba como jugador, y que embelesó a todo aficionado al buen fútbol la noche en que el Barça maduró hasta límites insospechados, la noche en que Cruyff silenció el Bernabéu.