Bailando al son de Messi

El argentino volvió a dar un recital ante el City y guió a los de Luis Enrique hacia los cuartos de final. El Barcelona pudo sentenciar en la primera mitad como en la ida pero Hart evitó una goleada.

Bailando al son de Messi
Foto: Carla Cortés - VAVEL
xavivazquez
Por Xavi Vàzquez

En el fútbol actual, un gran jugador debe dominar muchos registros para ser considerado una leyenda. No sólo las facetas de la creación, la defensa o la finalización sirven para marcar una trayectoria en la historia. Y ayer Messi volvió a demostrar al mundo entero que es capaz de demostrar que es uno de los mejores de la historia de este deporte sin la necesidad de meter un sólo tanto.

El líder del Barça

El argentino mandó sobre el césped. Su jerarquía es incuestionable y marcó los ritmos del partido tal y como mejor le venían a él y al equipo. Se ofreció siempre, quiso la pelota en sus pies y a partir de ahí la magia se expandió por todo el Camp Nou. Sin ser el jugador más espectacular, hizo entrar en una sensación de éxtasis a los seguidores culés con sus cambios de ritmo, sus regates, sus pases... 

En cuanto Messi se paraba, el equipo se dedicaba a controlar la posesión, a descansar con balón y a desorganizar al City, una marioneta en manos de un niño con ganas de jugar con ella. En cuanto el balón llegaba a Messi y él decidía ir hacia adelante, la velocidad se disparaba y la duda de Hart era cuando llegarían a portería.

Con los tres de delante con sed de goles pero sin la fortuna para marcar, Rakitic se erigió como el goleador inesperado con un tanto de bella factura tras una asistencia genial, una más, de Leo Messi. 

Presión alta y mucha intensidad

El equipo de Luis Enrique no engaña y siempre sale a por el partido. Pese a que con un resultado a favor y con un rival de la entidad del City el partido se podría haber controlado más, el ADN del Barcelona de esta temporada les empuja a ir hacia adelante. Pero con la presión tan intensa y robando tan cerca del área rival, perder el balón no es un problema tan importante como lo era en años anteriores. Si se recupera rápido, se puede arriesgar más en un pase o en una acción individual. 

La presión del City fue buena pero la salida del Barça fue mejor

Ya en el minuto cinco, Alves avisaba a Kompany que apretarían hasta en el área rival, pero la mala suerta de Neymar evitaba el primero tras dar en el palo. Las intenciones quedaban claras y el Barcelona mostraba que salía a por todas desde el primer minuto. 

Como en la ida, los jugadores azulgrana sabían que Fernandinho podía tener dificultades a la hora de jugar si le apretaban y buscaron que fuera él el encargado de sacar el balón. El conjunto inglés encontró poca fluidez en la circulación, aunque se mostraba más ambicioso que en el partido de ida. Sagna y Kolarov se atrevían a subir por la banda, Fernandinho equilibraba atrás y Touré era el encargado de crear, junto con Silva. Pero el miedo al contragolpe dejaba siempre uno de los dos laterales atrás y el City atacaba con menos efectivos de los que le hubiera gustado.

Buena presión y mejor salida de ella

El City intentó apretar la salida de balón culé, para robar cerca de la portería de ter Stegen, aunque el conjunto azulgrana apenas cometió errores en esa faceta del juego y salía combinando bien desde atrás.

La salida de balón del portero alemán es toda una garantía y con sus desplazamientos a media y larga distancia desbaraba una y otra vez la presión de los pupilos de Pellegrini. En todo el partido, el alemán cometió un sólo error, en una conducción por la parte derecha del campo azulgrana, tras una salida para buscar un balón suelto. Agüero no acertó en el disparo y después el cancerbero azulgrana se la devolvió parando el penalti que le podía haber dado vida al Manchester City.

Messi acabó sonriendo sin creérselo

El partido acabó con un paradón de Hart a Messi que, incrédulo, se tiró al suelo dando una voltereta evidenciando la desesperación por no marcarle un gol al guradameta inglés. Ni él ni Neymar ni Suárez pudieron batirle en el Camp Nou, pero ya en la ida Messi hizo un partido descomunal pero sin el premio de marcar. 

La exhibición del argentino quedará en la memoria de los culés. Fue el más valorado del partido y su estado de forma es brillante. Llega al final de la temporada con un nivel espectacular y, con Messi así, el Barcelona es más candidato a todo.