La lección bien aprendida

Más le valdría al FC Barcelona tener la lección aprendida de cara al clásico del Camp Nou para que salga líder del Camp Nou. El 3-1 del Bernabéu en la primera vuelta deja muchos aspectos a evitar pero también otros a imitar desde el punto de vista azulgrana.

La lección bien aprendida
La lección bien aprendida
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Por VAVEL

Segundo clásico de la temporada, primero de 2015. Barcelona y Real Madrid se miden por el liderato de la Liga BBVA y lo hacen con el precedente del mes de octubre como referencia más próxima. Dos equipos en continuo crecimiento y que se midieron con buenas rachas a defender. Tras eso, el vencedor (el Real Madrid) salió reforzado mientras que el perdedor (el Barcelona) tuvo muchas dudas y peores sensaciones tras un duelo más igualado de lo que pudo indicar el 3-1 final.

Las primeras claves que provocaron el resultado final fueron, sin duda, los planteamientos de ambos equipos. El Real Madrid llegaba con la moral alta tras ganar con facilidad en Anfield por 0-3 mientras que el Barça, pese a que también venció por 3-1 al Ajax, todavía dejaba dudas por su derrota en París ante el equipo francés unas semanas antes.

Luis Enrique sentó a Alba para meter a un discutido Piqué

Fue por eso y porque Luis Enrique no se veía preparado para el intercambio de golpes contra el eterno rival por lo que varió su once tipo que había planteado semanas atrás. Temeroso de los ataques y contragolpes blancos, el asturiano sacó del once a Jordi Alba para dar entrada a Mathieu, pese a que en realidad a quien le hizo hueco en el once fue a un muy irregular Piqué, y para controlar o intentarlo al menos metió a Xavi por Rakitic en la medular. El mal partido del croata en París le condenó en la siguiente gran cita.

Carlo Ancelotti, que ya había vencido en el último clásico de la temporada pasada, alineó un 4-4-2 muy marcado por la baja de Bale, que permitió juntar a Isco, Kroos, James y Modric con Benzema y Cristiano lanzando contragolpes. Control y descontrol en un mismo once, demasiado para un Barcelona tan verde como el césped en el que jugaron.

Una vez ese ímpetu madridista fue aflojando en cuanto a intensidad, el Barcelona iba teniendo mejores salidas con balón y siempre con Messi como referencia. El jugar de espaldas para descargar hacia costados no es la principal virtud del argentino, acostumbrado a jugar más hacia delante, con un campo de visión más amplio pero sí que podría ser el de Suárez, que ocupará en el Camp Nou el puesto de delantero centro relegando a Messi al costado derecho.

Pese a eso, el argentino siempre recibía entre centrales y a la espalda de Modric y Kroos, que no terminaban de leer bien las situaciones. Neymar, liberado por la tarea del argentino, disfrutaba de espacios por el carril izquierdo ante un Carvajal superado en el uno contra uno.

Sin embargo, todo lo que ganaban con el cuero en su poder, lo perdían cuando la posesión cambiaba de dueño. Lo bien que se movían alrededor del esférico lo perdían cuando tenían que recuperarlo. Mismas virtudes que carencias en ambos equipos.

Cada vez que Kroos recibía en ventaja y se permitía el lujo de girar para empezar jugada el Madrid creaba peligro. Ya fuese por jugada individual, o porque Isco rompía líneas por dentro o bien con centros laterales, sea como fuere, cada vez que el Madrid cruzaba campo con el cuero controlado era sinónimo de ocasión manifiesta.

Ante esa tesitura el Barcelona, en lugar de juntar líneas, fue reculando, lo que otorgó más metros, y tranquilidad, al juego blanco, que se iba afianzando poco a poco sobre el verde. Sin muchas ocasiones madridistas, sí, ya que el Barcelona pese a perder metros, ganaba en profundidad. 

Con Xavi en el campo el Barcelona se garantizaba el apoyo sobre el compañero con el cuero y si además lo juntabas con un Suárez hiperactivo pues el resultado era el aire que respiraba el equipo de Luis Enrique. 

Cada vez que el egarense conectaba con Suárez era para buscarle a la espalda de Marcelo, lo que obligaba al central, normalmente Pepe, a salir en su ayuda provocando un 2vs2 en el área con Carvajal y Ramos defendiendo a Neymar y Messi toda vez que Kroos y Modric no perseguían al astro argentino.

El partido pudo morir en una de esas situaciones. Suárez cogió la espalda de su defensor por la banda tras una pérdida en la salida del balón y Ramos se vio obligado a salir en la cobertura. Pepe, que no firmó un buen primer tiempo, perdió de vista a Messi que le cogió con facilidad la espalda. Sin embargo, Casillas salvó el segundo con algo de fortuna ya que el disparo del argentino rozó el poste. Pudo ser la sentencia culé y acabó siendo el resurgir blanco.

A partir de ahí el Madrid mejoró y tuvo en el penalti su bombona de oxígeno antes de un descanso que lo cambió todo. El Barcelona perdió la competitividad y fue un títere en manos de un equipo, el madridista, que sentenció en las áreas con velocidad y determinación.

El Barcelona perdió tres puntos pero ganó el cómo meterle mano al Madrid. Que hayan aprendido o no la lección solo se sabrá cuando ruede el cuero en el Camp Nou.