El Clásico se tiñe de azulgrana

La batalla entre los eternos rivales se vistió de azulgrana con la victoria de los culés sobre los blancos por 2-1, reafirmando el trono de la Liga, gracias a los goles de Mathieu y Suárez. De momento, el liderazgo solo tiene un dueño, y este sigue siendo el FC Barcelona que se sitúa a cuatro puntos, aunque el duelo del Clásico no ha sido un juego de niños.

El Clásico se tiñe de azulgrana
Foto: FC Barcelona
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Por Mireia Carcole

Nunca un domingo estaba siendo tan largo como el que albergaba la fecha del Clásico en el Camp Nou. Los Montesco y los Capulleto, los Stark y los Lannister, Barcelona y Real Madrid, solo uno podía conquistar el trono del Clásico, permutar su orgullo y ser el líder de la Liga.

Los eternos rivales se enfrentaban junto a sus aficionados encontrados en el feudo azulgrana en uno de los duelos del año y que esta vez, el Barcelona consiguió teñir el trono del Clásico de color azulgrana - tras dos duelos sin conocer victoria-, al vencer al Madrid por 2-1, con desespero y sudor, gracias a los goles de Mathieu y Suárez.

Arropados por sus seguidores, los azulgranas salieron sin tocar una pieza en su alineación, repitiendo el mismo once frente al City, dejando al reciente reincorporado Busquets en el banquillo.

Con tan solo dos minutos de partido, los de Luis Enrique tuvieron su primera llegada con jugada individual de Iniesta por la banda izquierda que cedió a Suárez, pero el remate del uruguayo pegó en Rakitic, e Isco la tocó en última instancia enviándola a córner.

El Barcelona intentaba apretar al Madrid en su propio campo con una alta presión, por su parte los blancos aprovechaban cualquier balón que les cayera para salir escopeteados. Así fue como en el minuto 7, Benzema intentó el disparo, pero se marchó fuera sin peligro para Bravo.

La labor del Barcelona, pues, era que cuando perdía un balón, tenía que recuperar rápido con el mono de trabajo, para salir otra vez hacia el campo del Madrid. Su objetivo no era otro que combinar rápidamente buscando pasillos interiores.

Foto: FC Barcelona

Pero no todo podía ser tan sencillo, el rival también jugaba. Casi en el primer cuatro de la primera parte, el Barcelona vivió su primer sobresalto. Marcelo llegó solo por la banda de Alves, entró, asistó a Benzema, Mathieu reaccionó demasiado tarde, y el delantero francés centró para Cristiano que la remató al palo.

Mathieu, la sorpresa

Los azulgranas no quisieron mermarse, en el minuto 17, Marcelo perdió el balón y el Barcelona lo recogió saliendo al contraataque cual bandada de búfalos, Neymar centró para Messi, pero la rematada de cabeza del argentino salió fuera.

Sin pestañear, Messi picó una falta lateral perfectamente definida y de sorpresa, Mathieu apareció escapándose del marcaje de Sergio Ramos para rematar a puerta con fuerza.

En el meridiano del primer tiempo, el Barcelona pudo saborear el segundo tanto, pero Neymar perdonó. El brasileño remató, desde la frontal de la pequeña, con poca convicción con la rodilla y se la cedió a Casillas.

El Madrid les pinta la cara

Del posible 2-0, llegó el 1-1. El Madrid empató con una gran muestra de que nunca se debe perdonar. Modric combinó con Benzema en profundidad, y el francés de tacón se la colocó a Cristiano solo ante Bravo.

Con el empate en el electrónico, todo pareció cambiar, la presión del Madrid hacia sufrir a los azulgranas que les costaba salir con la pelota desde atrás, necesitando mayor movilidad en ataque y control del balón.

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Era así el descontrol, que Piqué tuvo que sacar su escudo una vez más, después que Bale les ganará la espalda poniendo la pierna forzando el córner que acabó en gol anulado por fuera de juego.

Irreconocibles y desactivados, los azulgranas solo se aguantaban por el central catalán y el guardameta Claudio Bravo que intentaba blocar todo aquel balón que le acechaba. Mascherano de pivote se encontraba superado, Rakitic e Iniesta perdidos y esparcidos navegando sin rumbo. Y el tridente, solo, arriba, sin sentido.

Antes del descanso, Bale perdonó ponerse por delante del marcador. Centró de córner el Madrid, Bale chutó con la derecha delante de puerta y la envió fuera.

Messi abandona la línea de cal

La segunda mitad no arrancó muy diferente, Bravo tuvo que volver a sacar de nuevo al Barça de otro apuro, tras un remate de Benzema. Cansado y desesperado, Messi decidió abandonar la línea de cal, para atacar por el centro, y así susurrar a la espalda de Kroos, mientras Busquets y Xavi salieron a calentar a la banda como método de solución al embrollo del centro del campo.

Pero como una bocanada de aire fresco, quién se sació la sed fue otro miembro del tridente. Con un estilo inusual del Barcelona, pero que empieza a ser familiar en este Barça llegó el 2-1 al más estilo lanzar el balón al 9. Luis Suárez adelantó a los azulgranas con un disparo cruzado, tras controlar una pasada en profundidad de Dani Alves, barriendo así la espalda de los defensas y dejando sin reacción a Casillas.

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En las gradas el ambiente se caldeaba, el Camp Nou era una olla apresión, pero no era para menos. El partido estaba caliente con nueve amarillas hasta el minuto 67, más todas aquellas que Mateo Lahoz prefirió no señalar y dialogar, o simplemente ignorar.

Un mal día para Ney

Con el marcador a favor, el estado anímico de los culés cambio y su juego también. El Barça volvió a presionar en la salida de balón de los blancos e intentaba controlar el juego para imposibilitar la movilidad del Real Madrid.

Así fue como, Neymar pudo volver a adelantar el Barcelona, pero decidió mal el brasileño. En el 67, Neymar se fue de la defensa del Madrid y decidió disparar, pero se fue alto. Mientras que Suárez, que lo acompañó a la carrera, estaba completamente solo su lado.

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Minutos después, un Lionel reactivado buscó el disparo en diagonal tras irse de los defensas con su rosca marca de la casa y el lanzamiento se marchó por poco. Oliendo sangre, solo querían atacar más, pero volvió a perdonar el brasileño del tridente azulgrana que no fue ese su día. Al contragolpe, Messi asistió y, Ney, pero definió erróneamente.

Quieren el balón

Luis Enrique decidió mover sus piezas con la finalidad de tener el balón. Busquets entró al césped dando oxigeno a Rakitic, y dando un plus de estabilidad en el centro del campo. Con un minuto en el Badía en el terreno de juego, Messi respondió intentándolo dentro del área, pero el disparo pegó en la defensa blanca.

Quiso probarlo Benzema dentro de esa monotonía azulgrana, pero el tiro del francés rebotó en Piqué, envenenándose y Bravo sacó su guante de oro. Minutos después, Xavi entraba por Iniesta, ovacionados ambos mitos por su afición, brindando más control en la medular del Barcelona para tranquilizar y dormitar el partido. Para ello, además, el último hombre en entrar fue Rafinha por Neymar para aguantar aún más el balón.

A falta de cinco minutos, Jordi Alba casi suma el 3-1, pero apareció el capitán blanco. Casillas rechazó una fantástica jugada del lateral de l’Hospitalet que tras el córner servido por Messi el balón entraba a gol. El Barcelona buscaba sin cesar el tanto para empatar el gol-average con el Madrid. Alba se la cedió a Messi, y Casillas evitó el gol del delantero argentino.

Foto: Getty Images

Los últimos tres minutos añadidos fueron intensos y encontrados de sentimientos. El Madrid quiso el empate a la desesperada y el Barça matar el partido, pero solo uno de ellos podía salir vencedor del duelo.

El Clásico se tiñó de azulgrana y el trono de la Liga, de momento, solo tiene un dueño, siendo ese el FC Barcelona.