Tras una serie de partidos flojos, con sustituciones en el tramo final que el propio Neymar no entendió, volvió el brasileño a mostrar una versión alegre y decisiva. Le ganó el duelo individual a Van der Wiel y le incomodó durante los 90 minutos, fijando al lateral holandés en la zona defensiva y obligándolo a no hacer lo que mejor se le da: subir la banda.
El gol, la mejor medicina
En la primera ocasión que tuvo, Neymar marcó el primer tanto del equipo y se quitó de encima las dudas de cara a puerta que le han ido acompañando en los últimos partidos. Su definición, práctica y efectiva, fue la perfecta para poner el 0-1 y encarar el partido con mucha más tranquilidad.
Con el Barcelona teniendo la posesión, el brasileño participó más en el juego y buscó esas conducciones en diagonal para finalizar o pasar hacia fuera, con más acierto tanto en la decisión como en la ejecución.
También se sintió más liberado al tener a Jordi Alba en el lateral, ya que se combinaban para dar amplitud al equipo. En partidos anteriores, con Adriano en el lateral, Neymar debía estar todo el tiempo abierto y no podía aparecer por sorpresa por dentro, ya que Adriano no daba la amplitud arriba como sí la da Alba.
La mejor manera de afrontar el tramo final
Recuperando la confianza de cara a puerta es la mejor manera de entrar en la recta final de la temporada. El brasileño, junto a Messi y Suárez, debe ser decisivo con los tres títulos en el horizonte, marcando y asistiendo.
Si los tres de arriba están en buena forma, el Barcelona es mucho más peligroso y parece que Neymar vuelve a entonarse y a estar en su mejor nivel. Alegre y divirtiéndose con el balón. Capaz de todo.