Un Barça opulento

El Barcelona venció el duelo trampa en Córdoba con goleada de escándalo. Luis Enrique alineó a su once de gala sin pensar en futuros compromisos. Messi volvió a ser tanto generador como goleador. Sin embargo, este equipo ya no es solo esperar a que el rosarino resuelva.

Un Barça opulento
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Por Rafa Medel Casla

Poco más de 30 minutos aguantó el Córdoba. Abocado al descenso, los verdiblancos supieron dificultar el juego, sobre todo por dentro, durante ese primer tramo de partido. Defendiendo en 4-2-3-1, cada vez más abajo y cada vez más estrecho, y saliendo con rapidez y peligro pero con escaso acierto técnico, durante esa primera media hora el Córdoba aguantó. Y no es poco viendo cómo está este Barcelona de final de campaña.

El once titular del Barcelona, el de gala, salió desde el primer minuto con la idea muy clara. En esta fase de temporada, el equipo de Luis Enrique no mira quién es el rival ya que juega con la misma intensidad sin depender del rival. El Barcelona quiso dejar claro desde el inicio de quién era el líder y quién el colista de la Liga BBVA. De esta manera, se hace más entendible que se se alcanzaran los XX disparos y se rondara el 80% de posesión, la mayoría en campo andaluz.

Era en campo andaluz porque el Córdoba, fuese por el calor o fuese por respeto, esperaba atrás al Barcelona. La salida blaugrana era tan pausada como segura. El ritmo solo se aceleraba al llegar a tres cuartos de campo. Allí, siete atacantes no paraban de apoyarse y combinar, siempre cerca de la frontal mientras que Busquets en un primer nivel, y Piqué y Mascherano en un segundo, eran las redes por si el funambulista de turno caía. Las redes dejaron de hacer falta tras la media hora puesto que el Córdoba dejó de tener oxígeno como para inquietar seriamente a Bravo (aunque Fidel y Florin le pusieron siempre ganas), pero hasta entonces resolvieron algunas papeletas.

Sin embargo, hasta el minuto 42 los blaugranas no acertaron de cara a puerta. Justo antes del descanso, Messi realizó ese pase convado, buscando la espalda de los defensas, tan visto y repetido este año. Sin embargo, cada vez los realiza más desde posiciones centradas y no tan escorado a la banda derecha como hace unas semanas. El resultado sigue siendo positivo. Si la madera había rechazado una finalización de Neymar tras una asistencia en globo del argentino, Rakitic no perdonó. Recibió solo y con un gran gesto técnico de exterior, atacando el balón en vez de esperarlo, fusiló a Juan Carlos.

En la siguiente jugada, justo antes del descanso, Andrés Iniesta repitió el gesto de Messi, esta vez buscando a Luis Suárez. El uruguayo, que realiza siempre grandes desmarques de ruptura, recibió el balón con precisión de cirujano manchego entre defensa y portero, y solo tuvo que meter el pie para hacer el 0-2 y capitulizar la primera parte. El "Barcelona de los 30 metros", porque todo el equipo portero aparte se encuentra en esa franja, ya tenía el partido encarrilado.

Abdicación del califa

El calor, la superioridad del rival, el cansancio que provocó correr persiguiendo sombras y la utopía de la permanencia provocaron la abdicación del Córdoba en la segunda parte. Lo peor fue dejarse llevar. Fueron 6 -dos más de Suárez, Neymar de penalti, uno de Piqué tras un córner y otro de Lio- los que cayeron tras el descanso, pero si el blaugrana hubiera necesitado un número mayor, lo hubiera alcanzado. Luis Enrique pudo dar descanso a Iniesta, Rakitic y Mascherano para darles minutos a Xavi, Mathieu y Pedro. Así como dar más minutos a la figura de Messi como falso interior, aunque en realidad es casi de lo que juega. Eso sí, el alfa y omega del Barcelona ya no está solo. Ahora tiene a su alrededor a un equipo enchufado y concienciado con un guion tan claro como no se había visto en muchos meses.