No hay futbolista que pueda compararse con Leo Messi. Sus habilidades le otorgan los méritos y es que el argentino se convirtió en la estrella que más brillaba para llevar a su equipo a la Final de la Champions.

Manchester City y Paris Saint Germain atrás, el Bayern de Múnich ponía rumbo a Barcelona para disputarse las semifinales. Alto voltaje futbolístico y reencuentros entre aficiones: volvían a la que un día fue su casa Thiago Alcántara y Pep Guardiola.

Siempre Messi

Con los alicientes de un Camp Nou vestido de gala para ovacionar a Pep Guardiola, quien fue el mejor entrenador del Barcelona, los azulgranas tenían la mentalidad puesta en vencer. Solo así podían acercarse a ser finalistas de la Champions y más jugando en casa.

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Los 22 jugadores saltaron al césped de la Ciudad Condal con las ideas claras. Luis Enrique y Guardiola se conocen, compartieron vestuario, y apuestan por un modelo futbolístico parecido. En los primeros instantes de partido en el ambiente se palpaba la sed de victoria y la posesión de balón era discutida. Ambos conjuntos presionaban cerca del área dejando, en ocasiones, a Ter Stegen y Neuer sin aliento.

Luis Suárez tuvo la más clara en sus botas durante el primer tiempo pero Neuer hizo gala de todo su talento. Lewandowski y Neymar, por su parte, también intentaron encontrar portería pero les fue imposible marcharse con ventaja en el descanso.

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Ya en la reanudación del encuentro los bávaros dieron un impulso más hacia el gol, pero no hubo forma de encontrar el camino. Tras un trance de 10 minutos de superioridad alemana el Barcelona consiguió reordenarse y dejar claro que quieren ser los campeones.

Doblete de Messi y un gol de Neymar acercan la Final de Berlín

Tras una buena recuperación de Alves, Messi hizo todo lo que tenía que hacer y como si de un misil se tratase reventó la portería de Neuer para hacer estallar un Camp Nou que creía en Berlín. Poco más tardó en hacer el segundo cuando Jordi Alba, incansable por su banda, le asistió. El crack argentino convirtió una jugada en una obra de magia dejando al suelo a Boateng y subiendo el segundo de la noche al marcador.

Pocas opciones le quedaban al equipo de Múnich que no fuese sumarse al ataque. En estas y a pocos segundos del pitido final Neymar consiguió batir a Neuer por tercera vez y dejaba la final un poco más cerca. Primero, todo pasa por Múnich.

Clasificación agridulce

El último asalto antes de la ansiada Final llevaba al Barcelona al Allianz Arena de Múnich donde les esperaba un Bayern, con Pep, dispuesto a dejarse el alma. Con el 3-0 de la ida los culés partían con ventaja pero el fútbol es imprevisible y el conjunto bávaro tiene capacidad para ponerte contra las cuerdas.

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El partido arrancó aprecido al del Camp Nou tan sólo 6 días atrás. El Bayern acechaba la portería de Ter Stegen, que se convirtió en el héroe de la noche, y Rakitic perdonaba una ocasión clarísima a los cuatro minutos de partido. Y si las cosas iban bien Benatia se encargó de romperlas anotando el primer gol germano de la noche. Jarro de agua fría para un Barcelona bien posicionado.

Sin poder ganar en el Allianz Arena

Pero los de Luis Enrique supieron reponerse tras el golpe y Messi, que asistía un balón interior a Luis Suárez, terminó celebrando el gol de Neymar para igualar el resultado. Ni Guardiola ni Luis Enrique querían un partido disputado y abierto, pero fue lo que se encontraron tras el 1-1. Ocasiones en ambas áreas y dos porteros de alto nivel defendiendo bajo palos. Antes de la media hora de juego Luis Suárez volvía a asistir a Neymar, que no fallaba y anotaba el segundo.

Ya en el segundo tiempo y con el charrúa reservado en el banquillo, los azulgranas recuperaron la posesión para cedir las mínimas ocasiones posibles pero poco pudieron hacer cuando Lewandowski remató desde la frontal del área. Bien posicionado en defensa y buscando poco el ataque, el Barcelona intentaba ver los minutos pasar para poder estar definitivamente en la Final, pero Müller intentó hacer creer a los suyos que aún tenían esperanzas.

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Aun así, el marcador ya no se movió. El Barcelona volvía a caer en el Allianz Arena pero celebraba agridulcemente su clasificación para la Final. El 6 de junio tenían cita europea: Berlín.