La 'orejona' busca su tricampeón

Repetir la hazaña de lograr un triplete por primera vez en la historia del fútbol o ampliar el club de los tricampeones a ocho equipos que lo han logrado. Dos mismos sueños con un mismo objetivo es lo que buscarán Barcelona y Juventus: alzar el título en Berlín para lograr la gloria eterna. Dos posibles tripletes, una sola copa.

La 'orejona' busca su tricampeón
La orejona busca su tricampeón
laiacervello
Por Laia Cervelló Herrero

Este sábado la Champions está en juego. Todos saben eso. Lo sabe el Barcelona. Lo sabe la Juventus. Y lo sabe toda la esfera futbolística (y por supuesto sus hinchadas, que ya calientan motores en Berlín con el brebaje típico alemán). Pero hay algo más. No se trata sólo de levantar la orejona, se trata de hacer que toda Europa se postre a los pies del vencedor, porque será él, y sólo él, el que haya logrado la gloria eterna. Pasar a los anales de la historia como el equipo del 2015, el que logró el ansiado triplete.

Ambos equipos vienen de triunfar en sus países. No han tenido rival alguno y las Ligas y las Copas han caído arrodilladas a sus pies, teñidas de sus colores. Pero sólo uno puede celebrar tres victorias, sólo uno puede colocar la cereza a un exquisito pastel. Y es demasiado suculento para dejarlo escapar.

El Barcelona buscará redimirse de su época más oscura con un desorientado Tata Martino en el banquillo y pasar página de su gran ex amante, Pep Guardiola. Ése ‘ex’ que les catapultó a la gloria y que les dejó después de haberlo ganado todo. Ése con quién comparar cualquier nueva pareja para acabar pensando siempre: “No encontraré nada igual”.

Sólo hay siete equipos que hayan sido capaces de alzar las tres grandes copas una misma temporada. El ansia de triplete empezó con el Celtic de 1967. Le siguieron el Ajax, el PSV, el Manchester United, el PSV, el Barcelona, el Inter, y el último en lograrlo fue el Bayern de Múnich en 2013 con Heynckes en el banquillo.

La Juventus tiene envidia de su vecino, el Inter de Milán de José Mourinho que logró lo imposible sólo un año después del mitificado Barcelona de Guardiola. Y el Barça quiere ser el primer equipo en lograrlo por segunda vez. A cada premio, más es la ambición de quienes ya lo han conseguido y los que suspiran con ello. El pleno de los títulos.

El camino hasta este sueño, el famoso ‘Road to Berlín’ con el que todos los grandes equipos llevan entre ceja y ceja desde que empezó el curso, no ha sido fácil para ninguno de los dos equipos.

La cuesta de enero

El Barcelona empezó el año con las esperanzas renovadas. No. Con Tata no había funcionado. Y había que cambiar de aires. Luis Enrique llegó en volandas por parte de entorno y afición, que lo esperaban como agua de mayo. ¡Era perfecto! Alguien que conocía el club, alguien que recordaba a ése entrenador con poco pelo y aire filosófico que ahora se encontraba en Alemania que les había conquistado en su momento. Trayectorias calcadas, todo invitaba a la emoción.

Empezó la temporada y los resultados se iban sucediendo, pero algo no ilusionaba igual. Era el juego, y en enero explotó. El Barcelona había perdido el liderato en Liga y se seguía lamiendo las heridas por la terrible derrota ante el Real Madrid que había despertado las dudas de los más confiados. Y en Anoeta los azulgranas perdieron, con un gol en propia meta de Jordi Alba, la opción de volver a ser líderes. Algo que no sentó bien en la Ciudad Condal.

Entonces empezó la semana trágica. La destitución de Zubizarreta, la posible fractura en la relación entre el entrenador y el crack del equipo. Nada podía ser peor. “Otro año en blanco”, pensaba el aficionado. Y de repente todo cambió. Había que jugar en el Calderón los cuartos de final de la Copa del Rey, y todos ya se habían preparado para morir de pie. Cómo iban a vencer a los colchoneros, a quién en toda la campaña pasada no pudieron rascar más que un empate. Y llegó el mejor bálsamo. 2-3, con un gol por cabeza de los artificies de lo que se vería a continuación. La MSN enchufada y a punto de caramelo para la recta final de la temporada.

Neymar, Messi y Suárez, los tres cogidos abrazados corriendo pletóricos por el Calderon. Qué mejor imagen para devolver la ilusión y la esperanza a una afición herida. A partir de entonces el camino se cuenta entre rosas. En Liga, los pinchazos del Real Madrid devolvieron la tierra prometida a los de Luis Enrique, y en Copa, tras vencer al Atlético y con un Real Madrid tocado y hundido desde octavos de final, el camino hasta levantar el título fue llano y fácil.

Los bianconeros, sin rival en Italia

La Juventus no tuvo rival en la Liga. Su camino hacia el Scudetto no tuvo oposición alguna. Fueron dueños de Italia con varias jornadas de antelación igual que hicieron con Antonio Conte los tres cursos anteriores. La distancia final entre los reyes y los subcampeones se acabó contando en ni más ni menos que 13 puntos.

Los bianconeros sumaron un total de 87, la Roma logró 70 y la Lazio 69. Hasta que empezó el nuevo año, los de Allegri iban por delante en uno, dos o tres puntos dependiendo de la jornada, pero con la llegada del 2015, empezaron a perder de vista a los rivales por el retrovisor. Los de Turín han sido liderados por un Tévez que ha tomado las riendas y que ha encontrado en Morata su nuevo mejor amigo.

Conseguir la Copa Italia tampoco fue muy difícil, a pesar de llegar a la prórroga en la final ante una Lazio que quiso alargar su agonía. 2-1, Chiellini y Matri fueron los encargados de neutralizar una diana de Radu que avanzó a los aquilotti en el marcador. Finalmente no hubo sorpresas y ‘las cebras’ se prepararon para enfrentarse a un Barça de tu a tu, con las mismas ambiciones.

La orejona sólo podrá vestirse de dos colores en su graduación. Azul y grana o blanco y negro. Dos aspirantes al título que pueden conseguir la gloria eterna o darle un punto amargo a dos grandes temporadas.