Saltaron varias dudas respecto la gira de los Estados Unidos: falta de gol, poca concentración a balón parado, negación de cara a portería... Hasta que se juntaron los artistas. El Gamper reunía de nuevo tras un verano movido a Suárez, Neymar y Messi en la delantera. También Alves y Mascherano, ausentes hasta la fecha, y sumando calidad a cada posesión y transición azulgrana. Ni el rival de entidad escogido para el amistoso, la Roma, fue capaz de parar los tres tenores ofensivos a pesar de llevar un periodo transitorio sin competir al máximo.
Messi y sus facilitadores
Una vez más, Leo por la derecha. Atrayendo a rivales, conduciendo hacia dentro, liberando el carril opuesto. Y por delante, movimientos. De ruptura, de arrastre para lejanos o de incorporaciones de la línea previa. El socio más efectivo volvió a ser Neymar en carril contrario y Alves cerca, luciendo el "6" a la espalda dejando muestras de su capacidad para asociarse también por dentro.
El hambre de Suárez para empezar bien el año quedó patentada en los encuentros de la gira americana. En el Gamper no hizo más que reivindicarlo. Apoyos de atracción para la llegada a área de los interiores o llevándose la marca de los centrales lejos del posible envío del 10 argentino. Una pesadilla que, por muy conocida, sigue siendo letal en Can Barça. Si los laterales como Mathieu o Alba siguen estando acertados al llegar a zonas ofensivas, Neymar y Suárez saben asociarse por delante del balón en beneficio propio o del otro e Iniesta y Rakitic se animan a incorporar, parece que el camino sigue bien marcado.
Más por dentro
La apuesta de Sergi Roberto como lateral ha sido hasta ahora la gran sorpresa de la temporada. Reivindicó Luis Enrique en una rueda de prensa lo siguiente: "Ser lateral en el Barça es como ser un centrocampista más". Y Alves lo reafirma a la perfección. El equipo necesitaba como agua de mayo su vuelta al campo. Más animado (y desacertado) en los desplazamientos al área, pero incisivo en juntarse dentro para generar superioridad y mejores situaciones de desequilibrio para Leo Messi, veloz en sus intervenciones, física y mentalmente.
El "6" se juntó con Rafinha y formó un triángulo con Suárez, ejerciendo de tercer hombre, para la llegada de cara de los interiores. El golpeo lejano fue una vez más otra variable a tener en cuenta. Para el recuerdo el gol de Rakitic. Duro, colocado e imparable. Seguro que Luis Enrique insiste más al croata con esta faceta, algo que también replicó el lateral brasileño.
Llegar con todo
El Barça reconoció con sus laterales unos nuevos extremos, a sus extremos un socio más para los interiores por dentro y con ello, cargaron el área con todo en cada acción en campo rival. Ayudó la estabilidad con la que contó el equipo en cada posesión larga y duradera, con pocos desajustes tras la pérdida más allá de contadas conducciones largas de Gervinho que por calidad técnica y por condiciones no fueron más allá.
Rafinha y Rakitic pisaron más área que nunca, aseguraron la segunda acción y el remate vino siempre precedido de algo más. Mascherano sí que no se involucró en estas tareas, guardando por según qué momentos la espalda de hasta siete u ocho compañeros. Sufrió algo más Vermaelen con esta situación, con metros a la espalda y sin medir del todo bien cuándo acosar balón. Luis Enrique va dejando pinceladas de cómo ocupar zonas de remate en esta nueva temporada. Ambicioso y valiente.