De más a menos evolucionaron las actuaciones de Zlatan Ibrahimovic con la elástica azulgrana. No encajó el perfil del sueco con las inamovibles ideas del genio Pep Guardiola y lo que empezó siendo un sueño para el sueco, acabó convirtiéndose en una pesadilla plasmada en forma de banquillo, donde el sueco apuró sus últimos días como azulgrana.

Doblete en el Emirates

Ibrahimovic también regaló noches mágicas a los culés, que lo único que querían era ver triunfar al sueco con el Barça, pero que acababan desesperados entre tanto fuera de juego, y fallos claros del delantero. Noches como la del Camp Nou ante el Madrid, donde marcó un auténtico golazo, aprovechando un centro milimetrado de Dani Alves, para soltar un latigazo con su pierna izquierda que pasó como un misil por el lado de Casillas, que caía al suelo sabiendo que le acababan de perforar su portería, de forma literal. Otra noche para enmarcar fue la del doblete al Arsenal, en tierras londinenses.

El Barça dio un baño de fútbol, sin recompensa final

Zlatan hizo un gran partido en Londres, uno de los mejores con la camiseta azulgrana, sino el mejor como el mismo reconoció en una entrevista: " ¿Mi mejor partido?Fue en 2010 ante el Arsenal, los primeros 30 minutos fueron una locura", declaraba el actual delantero del PSG. Un Barça, que era el actual campeón de la Champions, se enfrentaba a un Arsenal que acabó atropellado en esa eliminatoria con el póquer de Messi en la vuelta, de hecho siempre será recordada por este hecho, y no el doblete de Zlatan, que tan importante fue para el devenir de la eliminatoria.

El Barça dio un baño de fútbol a los “gunners”, que no sabían como controlar las embestidas culés, que lo único que no tenían afinado era la puntería. Una de las mejores primeras partes azulgranas de la era Guardiola, pese a no marcar ningún gol, lo que remarca el sublime juego desplegado por los culés. No quiso entrar el balón en el primer tiempo, y el gigante sueco había desaprovechado varias ocasiones claras para inaugurar el marcador. Quizás la rabia de no haberlas transformado hizo despertar a la bestia que Zlatan lleva dentro.

Gran primera parte del sueco pero con graves fallos de cara a puerta. Foto:chomikuj.pl
Gran primera parte del sueco pero con graves fallos de cara a puerta. Foto:chomikuj.pl

Desatado en la segunda parte

La furia sueca se había desatado y ni un minuto tardó en marcar su primer gol. Pase largo en profundidad dirigido para Zlatan que, tras un mala salida de un Almunia que había estado pletórico en el primer tiempo, haciendo paradas inverosímiles, el sueco no perdonó, lanzándole una sutil vaselina que entraba lentamente en la portería del Arsenal, un golazo.

Ibra, 22 dianas con la camiseta azulgrana

No contento con esto, Ibra aprovechó otro regalo de Xavi en forma de pase, calcado al del primer tanto, pero en esta ocasión Almunia se queda bajo palos a la espera del chute del sueco. Ibra sólo ante el portero español se saca un chute de la chistera por toda la escuadra, en un balón que cogió la velocidad de la luz, simplemente Ibracadabra.

Al final el Barça se dejó empatar ese partido, en parte gracias a Theo Walcott, que revolucionó el partido con su velocidad, y un penalti en el 85 de partido de Carles Puyol, que transformó Cesc. Pero la seña de Ibra en ese encuentro quedará ya para siempre. Los dos goles, un reflejo de su estilo de juego: buenos movimientos a la espalda, inteligencia a la hora de rematar, y un estilo perfeccionado con el tiempo de marcar auténticos golazos como los de aquella noche en el Emirates, dos goles “Made in Ibra”.

Una llama que se fue apagando

Tras un inicio fulgurante, marcando en las cinco primeras jornadas de la liga de forma consecutiva fue pasando sin pena ni gloria, con destacadas actuaciones puntuales pero que con eran continuas, y finalmente la llama de Zlatan se apagó. Su mala relación con Guardiola era evidente, mostrada en algunas enganchadas entre el catalán y el sueco en los entrenamientos, la más recordada, en el entrenamiento previo a la semis del Mundialito de Clubes de 2010, que se disputaba en Yokohama.

La idea que Messi tenía que jugar de falso 9 fue una sombra demasiado pesada para el sueco, que se encalló en la faceta goleadora y acabó relegado al banquillo, substituido por Bojan, jugador que tendría cero protagonismo en la siguiente temporada. Además, el cambio de Eto’o, que había sido enviado al Inter a cambio de Zlatan y una millonada, 71 para ser exactos, fue muy arriesgado, por todo lo que había hecho el camerunés por el club, por el cariño de la afición que tenía hacia él, y porque el Camp Nou, pese a que se ilusionó al principio, acabó echando de menos a Samuel.

Sus confrotaciones con Guardiola acabaron con su etapa azulgrana. Ibra nunca se adaptó al Barça. Foto: mundodeportivo.com
Sus confrotaciones con Guardiola acabaron con sus etapa azulgrana. Ibra nunca se adaptó al Barça. Foto: mundodeportivo.com