Ya son varios años los que Ángel Lafita viene demostrando sus credenciales en la élite del fútbol español. Tras dos pasos por el Real Zaragoza, disputando entre medias dos cursos con el Deportivo de la Coruña, donde mostró su mejor nivel, siendo protagonista destacado de la salvación in-extremis de los maños, el aragonés puso rumbo al sur de Madrid para defender la elástica azulona en la que va a ser su segunda campaña a las órdenes de Luis García.

Su comienzo de año fue notable, pese a no ser indiscutible para el técnico madrileño, Lafita disputó una gran cantidad de minutos. Y justo en el momento más inesperado, cuando más improbable parecía, en una vuelta de Copa del Rey ante el Atlético de Madrid totalmente sentenciada, el maño se lesionó. Un esguince de segundo grado en su rodilla izquierda que le mantuvo apartado de los terrenos de juego más de dos meses, frenando lo que había sido una carrera de fondo, de menos a más, en lo que a su rendimiento se refiere.

Lafita siempre ha entrado en los planes de Luis García

Al final, lesión al margen, la temporada de Lafita no fue mala. Acabó con treinta encuentros y dos tantos y siempre contó con la confianza de Luis García quien incluso, ante las ausencias en el puesto de delantero centro, tiró del maño para dicha posición. Si no formaba en el once inicial, en la mayoría de encuentros disfrutaba de minutos en los que el partido estaba roto para aprovechar su poderosa zancada en busca de la profundidad y espacios que ofrecen este tipo de escenarios.

Verticalidad al servicio del equipo

Sus características se amoldan perfectamente al esquema diseñado por el técnico madrileño. Verticalidad, aprovechar espacios e ir a las espaldas contrarias interpretando el fútbol sin balón. Cualidades que radican totalmente con los jugadores de tres cuartos en adelante con los que solía coincidir sobre el verde, muchos más asociativos y cómodos con el esférico, véase Pedro León, Barrada o Diego Castro.

Eso es precisamente lo que debe mejorar el maño, una mayor capacidad asociativa, tanto por dentro como por fuera, una mayor precisión en las entregas y en el juego rápido, ágil, al primer toque. Una vez erradique estos detalles, y con una capacidad de sacrificio innegable que muestra cada vez que salta al terreno de juego, Ángel Lafita se convertirá en un jugador importante para el Getafe. Cuenta con cualidades para ello y, sobre todo y más importante, con la confianza de su entrenador, fundamental para que un jugador crezca y se sienta convencido de lo que hace.