La Rosaleda y su público se vistieron de jueces para recibir a un Getafe que fue testigo in situ de todo lo que deparó a lo largo de los noventa minutos el encuentro. El tándem Schuster - Celestini está muy cuestionado en la Costa del Sol, y el encuentro frente a sus ex supuso un soplo de aire fresco. Los de Luis García llegaron al estadio con una sensación totalmente distinta. Séptimos en Liga y con la Copa más o menos encarrilada, los azulones buscaban seguir añadiendo guindas a un dulce pastel que la afición paladea con cada vez más sabor a Primera División.

El partido arrancó con un Getafe bien plantado en defensa, esperando y deseando la inquietud del Málaga tal y como afirmó Alexis en los prolegómenos del mismo. Esa espera se hizo eterna, ya que en ningún momento se vislumbró a un Málaga precipitado. Más bien todo lo contrario. El conjunto andaluz gozó de la posesión y el Getafe lo intentó a la contra a los mandos de un Mosquera que claramente fue de más a menos. Los azulones, esta vez de rojo, buscaron una verticalidad tan extrema que en muchas ocasiones el receptor del pase no se encontraba ni siquiera cerca de la pelota. Nada salió como se esperaba.

Los primeros minutos, siempre de tanteo, sirvieron para dar confianza al Getafe en defensa, la mejor zona del encuentro. Ciprian, por su parte, comenzaba una guerra frente a Weligton y Sergio Sánchez que en ningún momento lograría vencer.

EL Málaga tocaba, y Tissone, en un gran encuentro, encontró en los jugadores de ataques sus mejores aliados para crear el peligro en la meta azulona. Lo más peligroso, un centro de Eliseu que Juanmi, a puerta vacía estrellaba en el poste en el segundo error garrafal de la jornada, tras la de El-Arabi horas antes. Antes, una milimétrica falta de Pedro León era cabeceada por Rafa sin encontrar portería. Esa falta, esa misma jugada, se repitió en el segundo acto con diferente final.

El conjunto boquerón, ya sin ocasiones tan claras, siguió asediando el área azulona y el Getafe achicando agua como podía, buscó en numerosas ocasiones una contra que nunca llegó. Con el resultado inicial y con un sabor de boca amargo en ambos conjuntos, se llegaba al descanso. Los pitos y los abucheos tan temidos por Schuster y los suyos no hicieron acto de presencia en ningún momento. La casta calma a cualquier afición, por muy enfurecida que ésta esté.

La segunda parte fue un calco acentuado de los primeros 45 minutos. El Málaga tiró más de orgullo y el Getafe, siguió intentando hilvanar juego de manera rápida y sin éxito. Eliseu y Tissone siguieron con su descomunal actuación y Ciprian siguió batallando con la zaga rival. Nada cambiaba. Luis García mascullaba en la zona técnica, algo no iba a bien y su cara denotaba una preocupación que pronto estallaría en un enfado comprensible.

Sin embargo, hay encuentros que los gana un entrenador, que un toque maestro le da la victoria a su equipo. Todo ésto se concentraría en tan sólo siete minutos. Siete minutos para darle tres puntos a su equipo. Corría el minuto 68 cuando Schuster dio entrada a Duda, y 300 segundos más tarde, roque Santa Cruz sería el elegido para entrar en el verde. A la izquierda Luis García seguía con cara de preocupación mientras explicaba a Colunga su función dentro de un esquema que no tendría cabida tras lo acontecido al minuto.

La misma falta que en la primera parte fue botada por Duda, rosca magistral que encontró la testa de Roque Santa Cruz que en un alarde de clase batió a Moyá con un remate perfecto, lejos del alcance del meta mallorquín. Siete minutos, una jugada maestra de Bernd Schuster que sirvió para darle la victoria a su equipo.

El Getafe no pudo responder a ese gol. Y Luis García, en un partido más en la que no peca de entrenador defensivo, sacó a Lafita para cargar de pólvora el ataque. Colunga y Lafita por Lacen y Arroyo, los azulones fueron a por todas. Pero tener muchos atacantes no te asegura gozar de ocasiones y en esos quince minutos restantes el Getafe no logró inquietar la meta defendida por Willy Caballero, dando definitivamente la victoria a los malagueños, que respiran aliviados y dan una alegría a su afición tras el traspiés frente a Osasuna.

Fotos del cuerpo: diariosur