Desde que llegó a Getafe, y tras hacerse en propiedad con sus servicios tras una primera cesión, las expectativas sobre Sergio Escudero han sido siempre muy altas en el sur de Madrid. No debe ser menos para alguien con unas cualidades que le han llevado a disputar las semifinales de la Champions League o a ganar la DFB Pokal con el Schalke. Su falta de minutos en la Cuenca del Ruhr hizo que el lateral recalase en el club azulón justo cuando más lo necesitaba el equipo. Y ahí, pegado a la cal, y si las lesiones se lo permiten, ha demostrado un rendimiento francamente bueno cada vez que ha pisado el verde.
Tal como ocurrió en su primera estancia en el Getafe, una lesión que le apartó durante un buen periodo de tiempo de los terrenos de juego ha privado a la afición azulona de poder disfrutar del murciano con asiduidad. Sin embargo, su último tramo de campaña es un hilo de ilusión, una bocanada de aire fresco para el club y, lo más importante, para el propio jugador que es quien más necesitaba reencontrarse consigo mismo tras una época de dudas. A su máximo nivel, es titular indiscutible en el Getafe. A su máximo nivel, hay pocos laterales que conjuguen las virtudes físicas y técnicas que el posee.
Escudero es zancada. Escudero es precisión. Escudero es serenidad. Escudero es golpeo. Y qué golpeo. Pregunten, si no, a cada aficionado azulón que al borde del ataque de nervios y con el equipo en zona de descenso veía cómo el murciano quitaba las telarañas del arco sevillista con un zurdazo seco y preciso desde la frontal. Sin ser consciente en ese momento, había sido partícipe de unos de los momentos más importantes de la historia reciente del club. La Primera División era parada obligatoria para el Getafe.
Escudero, además, es inteligente. Sabe aprovechar sus virtudes en el momento que el choque lo requiere. Aparece por el carril zurdo justo cuando sus compañeros habilitan el espacio. Entonces es práctico. O centra en carrera al primer toque o juega rápido para darle ritmo al esférico. No retiene la pelota. Sabe que esa función es para otros que lo hacen mejor que él. Una vez termina la jugada recupera rápido la posición gracias a su gran físico. Sabe que, a pesar de sus grandes condiciones ofensivas, lo primero que debe hacer un zaguero es defender. Y eso dice mucho de un jugador.
El lateral izquierdo azulón tiene una carencia principalmente, y es que durante tramos del partido pierde la concentración y descompensa tácticamente al equipo. Su espalda muchas veces uno de los principales puntos de ataque del equipo rival. Además, es algo endeble en el cuerpo a cuerpo por lo que, a no ser que lleve ventaja en la carrera defensiva, es difícil que gane un duelo o haga una buena cobertura a su central.
Si físicamente está en plenitud, se debe esperar mucho de un lateral con condiciones de sobra para despuntar en el Getafe. Será clave que Roberto Lago aumente sus prestaciones respecto a la campaña pasada para que la competencia por el puesto no sea fácil para el murciano. La competitividad hace mejor a cualquier jugador, y Escudero debe estar al 100% para mostrar su mejor nivel. Por su bien y por el del Getafe.