Se plantó el Levante en el Coliseum con una premisa clara: portería a cero. Ordenados en defensa, cohesionados y sin fisuras. Con pocas alegrías arriba. Puntuar, aunque solo fuese gracias a un empate, era vital para los valencianos. Y no encajar gol es sinónimo de conseguir, al menos, un punto. Enfrente un Getafe con bastantes bajas, sobre todo en defensa, y al que el punto tampoco parecía incomodar. Conscientes de su debilidad en la zaga, el equipo jugó arropado atrás, con los centrocampistas más ocupados de guardar que de generar.

La alineación de Alcaraz no dejo espacio para la duda; cinco defensas, con tres centrales aguerridos y dos laterales no excesivamente ofensivos guardaban la puerta de Mariño. Por delante un doble pivote formado por José Mari y Simao y ayudado por Morales. En punta Barral y Casadesús, precisamente este último sería el autor del único gol del partido.

Franco por su parte estrenó defensa. Con Alexis y Velázquez sancionados, Naldo y Vigaray formaron pareja de centrales inédita. Arroyo, que tan poco cuenta últimamente, tuvo su oportunidad en el lateral diestro y Escudero –que fue el mejor de la retaguardia- formó en la izquierda. También Babá estrenó titularidad, aunque su partido fue irregular y desafortunado.

En esta tesitura, se esperaban pocos goles en el Coliseum. Y el partido se resolvió como acostumbran este tipo de encuentros: a balón parado. Casadesús remató de cabeza por la escuadra de la portería azulona para hacer el único tanto de la tarde. A partir de ahí, el Levante se reafirmó, se juntó atrás y guardó su gol como un tesoro, la permanencia estaba en juego.

Las opciones del Getafe pasaron por un mano a mano que falló Diego Castro y un par de centros peligrosos que no remató Babá por milímetros. No fue el partido del senegalés, que generó poco y asustó menos. Pedro León, cuya temporada está siendo mala, sin paliativos, tampoco creó peligro. Sólo Sarabia en algún chispazo trató de crear fútbol, pero no fue suficiente para abrir la defensa férrea que plantearon los granotas.

El Getafe quería cerrar la permanencia frente al Levante, pero lo cierto es que los valencianos demostraron más oficio. Los azulones tendrán que esperar para certificar su participación el año que viene en la liga BBVA. En ese camino ellos mismos son su peor enemigo, creerse salvados a falta de 5 jornadas sería un grave error.