El Getafe cayó el domingo pasado derrotado en su propio feudo por el Granada. Los andaluces se adelantaron antes del cuarto de hora del partido. Los azulones intentaron el empate, pero parecía que éste no quería llegar, hasta que un minuto antes del descanso Pedro León puso las tablas en el marcador. En la segunda parte, el Granada aprovechó un despiste defensivo para volver a adelantarse y llevarse los tres puntos.
Oportunidad perdida
Pero el Getafe no perdió solo tres puntos en la tarde del domingo. Perdió mucho más. Perdió la oportunidad de prácticamente certificar su permanencia en Primera División por duodécimo año consecutivo.
Ganando al Granada, los getafenses ponían un colchón de nueve puntos a falta de nueve por disputar frente al Deportivo, quien marca el descenso. Posiblemente, ni una carambola habría hecho que el Getafe descendiera en caso de haber conseguido la victoria.
Dar alas a un rival directo
Además, con la victoria del Granada, el Getafe dio alas a uno de sus rivales directos. El conjunto dirigido por el debutante Sandoval habría tenido la permanencia muy difícil de no conseguir los tres puntos. En estos momentos, los granadinos se continúan en puestos de descenso, pero se sitúan a solo dos puntos de Almería y Eibar.
Por no hablar del efecto anímico que ha dado a los jugadores vencer a un rival directo en su propia casa. Por último, respecto a los rojiblancos, es necesario recordar que con la victoria también vence en el golaveraje particular frente al Getafe, por lo que un hipotético empate entre ambos beneficiaría a los andaluces.
Si el nivel anímico del Granada sale reforzado del partido frente al Getafe, el de los azulones todo lo contrario. Con la del domingo, el equipo de Pablo Franco firma cuatro derrotas consecutivas: dos frente a rivales directos (Levante y Granada) y otras dos con diez goles encajados (Athletic y Barcelona). Por lo que uno de los trabajos que tendrá que desempeñar el cuerpo técnico esta semana será el de devolver la confianza a sus jugadores.
El runrún de la grada
El Getafe perdió también la tranquilidad de una grada que hace unas semanas empezaba a respirar aliviada. Cuando en la semana de nueve puntos se consiguieron siete, parecía que la permanencia estaba más cerca y el público del Coliseum sonreía con su equipo. El domingo volvieron las caras largas y ese runrún que acompaña al equipo toda la campaña.
Incluso se oyeron ligeros pitos cuando Pablo Franco decidió sustituir a Pedro León, quien hizo el empate y estaba siendo el mejor de los locales. El público tampoco vio con buenos ojos que el ex entrenador del Getafe B eligiera a Babá para ser el primer cambio, en lugar de darle la oportunidad a Ivi o Emi, las jóvenes promesas en las que están depositadas la confianza y esperanza de la grada.
El sufrimiento que queda
Al Getafe le quedan tres rivales muy duros para conseguir la tan ansiada permanencia. El próximo lunes 11 de mayo visitará al Rayo Vallecano. Un rival histórico que no se lo pondrá nada fácil, a pesar de que los vallecanos ya no se juegan nada. Los azulones cerrarán el Coliseum esta temporada recibiendo a un Eibar, inmerso también en la lucha por evitar el descenso de categoría. Y el broche final a la campaña tendrá lugar muy cerca de Getafe, pero ante uno de los peores rivales a los que se puede enfrentar un equipo a final de temporada: un Real Madrid en plena pelea por el título y con Cristiano Ronaldo intentando lograr el trofeo pichichi.
Mucho le queda por remar al Getafe si no quiere jugar el año que viene en Segunda División, porque como comenzaba este artículo, frente al Granada se perdieron mucho más que tres puntos.