El Granada no jugó una primera parte de ensueño. Sin embargo, fue superior y se marchó al descanso con 1 a 0 a favor. Lo más complicado estaba hecho. En el entretiempo las conversaciones se mezclaban. Los más optimistas se ilusionaban con la esperanza de cortar la racha negativa e irse más tranquilos de vacaciones. Los más pesimistas temían que el equipo diese un pasito hacia atrás, se acomodara para verlas venir y dejase escapar los tres puntos. Y, efectivamente, esto último fue lo que sucedió.
La misma historia de siempre
La primera mitad de los nazaríes fue en la línea de los últimos encuentros contra Valencia y Espanyol. Dominaron el juego, tuvieron más el balón pero no supieron transformar esa superioridad en profundidad. Sin embargo, la ocasión más clara esta vez sí que la aprovecharon. Una buena combinación entre Nyom, Rico, El Arabi y Córdoba finalizó con gol del colombiano. El joven delantero sudamericano apuntó estuvo de poner tierra de por medio tras una nueva jugada entre el de Portonovo y el marroquí.
En el descanso, Nyom se quedó en el vestuario debido a unos problemas físicos. En su lugar entró Javi Márquez. Caparrós reforzaba el centro del campo con la idea de dominar aún más el juego. Así lo hicieron los rojiblancos en los primeros impases de la reanudación. Piti gozó de un par de buenas ocasiones pero el olfato de gol del tarraconense parece habitar todavía en Vallecas. A partir del 65’ la inercia cambió. El Granada empezó a especular y el público comenzó a impacientarse. El cambio de Riki por un muy activo El Arabi no gustó a la mayoría. La entrada de Pedro León en el campo fue decisiva. La bota derecha del muleño sembró el pánico en la parroquia granadinista. Primero fueron dos saques de esquina. Uno terminó con un paradón de Oier. El otro con un gol mal anulado de los madrileños por un inexistente fuera de juego. Después, en el 77’, botó una falta cuyo final es de sobra conocido. Velázquez firmó el empate ante una pasiva defensa local. El de Utrera dio entrada a Success en busca de una reacción que nunca llegó. Los fantasmas del descenso ya sobrevuelan el templo del Zaidín.
Una película con final incierto
En lo que va de temporada, los rojiblancos han comenzado adelantándose en el marcador en cinco ocasiones: contra Elche, Athletic, Málaga, Eibar y Getafe. Tan solo en el Nuevo San Mamés supieron aprovecharlo. En el resto, se ha ido repitiendo esa eterna cantinela que ya aturde a los aficionados nazaríes. Cuando el Granada va ganando, el bloque se agazapa y las piernas comienzan a temblar.
Caparrós aún no ha repetido ni un solo once desde que llegó al banquillo de Los Cármenes. El entrenador andaluz no da con la tecla para hacer funcionar al equipo. Diferentes protagonistas, diversas estrategias, la misma película. El curso futbolístico va en aras de convertirse en un thriller psicológico. Por ahora, el film rojiblanco tiene tintes de terminar con un final trágico. Pese a todo, es conveniente recordar que quedan muchas emociones por vivir. Los héroes hollywoodenses suelen reaccionar y todo acaba como un mal sueño. El tiempo dirá si este equipo está hecho de esa pasta, de la que tienen los que se rebelan frente a las dificultades.
Un vértigo histórico
Día de los Inocentes de 1969. El Granada vencía al Pontevedra por 1 a 0 con gol de Hidalgo. Los andaluces alcanzaban las 99 victorias en Primera División. Faltaban 14 jornadas para acabar la Liga. El Granada no volvió a ganar en esa campaña. Pese a ello, el equipo nazarí obtuvo la permanencia. Los seguidores rojiblancos tuvieron que esperar hasta el mes de septiembre para disfrutar del triunfo número 100 en la élite. Fue en la segunda jornada de la 1970-1971. El Granada volvió a saborear la victoria ganando por 1 a 0 al Espanyol con gol del legendario Porta. 15 jornadas sin vencer: la peor racha de la historia de los granadinos en Primera.
Los caprichos de la estadística hacen que 199 sean los triunfos actualmente en la máxima categoría del fútbol español. Esa cifra se alcanzó en Bilbao en el mes de septiembre, cuando el verano daba sus últimos coletazos. El estado de éxtasis era absoluto. Los más eufóricos ya se imaginaban al Granada paseando el nombre de la ciudad por Europa. En estos momentos la situación es totalmente opuesta. La victoria 200 se resiste y la necesidad se agudiza.
Los números de Caparrós hacen buenos los de Fabri, Anquela y Alcaraz. En la capital de la Alhambra se esperan las Navidades más tensas de los últimos años. En las 20 temporadas en Primera de la entidad de Recogidas, tan solo en una ocasión se pasaron las Pascuas en los puestos del averno. Fue la 1944-1945, en la que el descenso se terminó consumando. La factoría de Pina, Cordero y Pozzo se pondrá manos a la obra para que esta vez el final sea distinto. La llegada de refuerzos es inminente. Lo que es de esperar es que esas incorporaciones den el salto de calidad que se precisa. Esta plantilla tiene mimbres de sobra para lograr la permanencia sin excesivo sufrimiento. Eso sí, la dinámica tiene que cambiar y mucho. El primer paso ha de darse en Córdoba. Eso ya será en 2015. El granadinismo desea con más fuerza que nunca que se cumpla el gran tópico de los clásicos. Año nuevo, vida nueva.