El Granada rescata un empate de Riazor

Un Granada de más a menos empató en Riazor. Cuando todo parecía perdido, Robert Ibáñez logró el empate. La primera final de Abel se saldó con tablas. El sábado que viene, el Elche espera en Los Cármenes.

El Granada rescata un empate de Riazor
Fuente: www.lfp.es
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Por Pedro Talet

Riazor era el escenario. Dépor y Granada, los protagonistas. No era un partido más. La primera de las 19 batallas por la salvación. Los gallegos, preocupados por no volver a los puestos del infierno. Los andaluces, con la presión del que no puede volver a fallar. Las semanas previas en la capital de la Alhambra venían moviditas. Polémicas declaraciones de El Arabi, destitución de Caparrós, Joseba Aguado dirigiendo en el Calderón, llegada de numerosos refuerzos, la vuelta de Abel Resino al banquillo rojiblanco… El técnico de Velada se presentó con la premisa de cambiar la dinámica del equipo. Cuestión imprescindible si se quiere conseguir el objetivo de la salvación. El sueño de la afición nazarí era que esa nueva etapa comenzase en la fresca mañana coruñesa. Finalmente, el Granada logró un empate que de poco sirve.

Resino convocó a los cuatro refuerzos invernales, cinco contando la ansiada reaparición de Rochina. Tres de ellos fueron titulares: Lass, Robert Ibáñez e Insúa, el vigésimo noveno futbolista en vestir la elástica horizontal en lo que va de temporada. Foulquier ocupó el lateral derecho debido a la baja por sanción de Nyom. Rico recuperó el timón del centro del campo. Por lo demás, un once bastante similar al que perdió contra el Atleti de Simeone. Víctor Fernández, por su parte, introdujo dos modificaciones con respecto al equipo que asistió una semana atrás al enésimo recital de Messi: José Rodríguez y Lucas Pérez entraron por Medunjanin y Cuenca.

El partido no pudo comenzar mejor. Tras unos primeros cinco minutos de tanteo, llegó el gol de Piti en el siete. El de Reus aprovechó un buen pase entre líneas de Iturra, para soltar un zurdazo desde la frontal del área que se alojó en las mallas de Fabricio. El jugador que ha de ser franquicia de este equipo, muy activo en los primeros instantes, se reivindicó por fin. Después de la diana del 10, se vio al mejor Granada en meses. Un equipo que no parecía no dar el nefasto pasito atrás, que tuvo ideas con el balón en los pies, que desbordó por las bandas… El Arabi gozó de un par de buenas aproximaciones en torno al primer cuarto de hora que no supo transformar en gol. 

A partir del minuto 20, la inercia del choque cambió. El absoluto dominio de los rojiblancos empezó a resquebrajarse. Los blanquiazules se protegieron a través de una mayor posesión. El Granada salía con peligro a la contra. En el 27’ un contragolpe protagonizado por Lass a punto estuvo de terminar con el segundo gol de los de Resino. El exrayista optó por asistir a El Arabi, en vez de chutar, pero Fabricio se interpuso cuando el marroquí esperaba en boca de gol. En el 34’, llegaron los cinco minutos más fatídicos de todo el encuentro. Un magistral pase de Bergatiños, dejó solo a Riera frente a Oier que repelió el chut del delantero catalán. El rechace cayó en botas de José Rodríguez que le comió la tostada a Insúa para empujar el balón a la red. En el 38’, un nuevo mazazo. El Arabi, que protagonizó otra pésima actuación, perdió el esférico en el centro del campo. El Granada estaba saliendo, lo cual fue aprovechado por los hombres de Víctor Fernández. El contraataque fue culminado por Lucas Pérez completando la remontada gallega. La primera parte no tuvo mucha más historia. El Granada, pagando muy caro sus errores, se fue al descanso con un abultado resultado.

El segundo tiempo comenzó con un Granada que parecía dispuesto a volver a ser el dominador del partido.  Sin embargo, los nazaríes no lo conseguieron. Los coruñeses aguardaban los fallos rivales para salir con peligro. En el 63’, el los de Fernández estuvieron cerca de matar el partido. Otra magistral asistencia del exgranadinista Bergantiños fue desperciada por el recién ingresado Fariña, que controló mal la pelota para alivio de los andaluces. En 10 minutos, Resino introdujo los tres cambios: Juan Carlos, Rochina y Córdoba sustituyeron a Lass, Piti y El Arabi. La reacción rojiblanca no llegaba. El tercero de los deportivistas parecía más cerca que el empate nazarí.

Era el peor momento del Granada. Los hombres de Resino se asemejaban a esos boxeadores que se tambalean en el ring. La caída a la lona parecía irremediable. Cuando todo parecía perdido, Rico botó una falta en el 83’. Un balón sin dueño en el área fue conectado por Ibáñez, que de un potente chut estableció la igualada. El Granada no lo merecía en ningún caso. Tres minutos más tarde, un rifirrafe entre Rico y Fariña se saldó con la expulsión del argentino. El de Portonovo, que estuvo más listo, se llevó una amarilla. El partido fue expirando con dos combinados que se parecían conformar con un resultado que no servía a ninguno de los dos. Mucho menos al Granada. En la última jugada una buena internada de Foulquier pudo convertirse en oro pero el centro del francés no encontró rematador.

El Granada de Resino sufrió del tan célebre efecto gaseosa de la era Caparrós. La imagen de los primeros veinte minutos nada tiene que ver con la mostrada el resto de choque. Empezar perdiendo hubiera sido demasiado duro. Los números son lamentables. 16 jornadas sin ganar, la peor racha de la historia en Primera. Siete puntos de 48 posibles. Pese a todo, la salvación está a solo dos. La semana que viene espera un rival de gran recuerdo para el granadinismo: el Elche. Ganar transformaría este punto en bueno. Lo contario hundiría aún más a un equipo en horas bajas. Que el espíritu de Ighalo acuda al rescate.