Game over

El Granada sufrió una dolorosa derrota ante el Almería, rival directo por la permanencia. Thomas por partida doble y Espinosa, goleadores locales. La salvación nazarí, bordeando el imposible.

Game over
rafasanchez
Por Jose Rafael Sánchez

“No nos merecemos el respeto de la afición”. Las palabras de Abel Resino en la sala de prensa del Estadio Juegos del Mediterráneo son el reflejo de una de las noches más tristes, si no es la que más, del granadinismo en los últimos seis años. El conjunto nazarí apuraba sus opciones de salvación ante un rival directísimo como el Almería y salió vapuleado en el marcador, en la moral y en la clasificación. El 3-0 final no hizo sino rubricar una temporada fantasmal de una plantilla que, sin paños calientes, no es digna de jugar en Primera.

Diez minutos y no más

Abel introdujo la única variación de los centrales en el once inicial respecto al partido del pasado miércoles ante el Celta. Mainz y Juan Cala partieron como titulares por la baja de Jeison Murillo y la lesión que sufrió Babin durante el calentamiento. Empezaba torcida la noche. Enfrente, Sergi Barjuan hacía su debut como local en el banquillo almeriense con la imperiosa necesidad de reflotar una nave que llevaba la misma dirección que la nazarí.

Los primeros compases del encuentro mostraron a un Granada bien asentado en el campo e, incluso creando algo de peligro. En los diez minutos iniciales, dos corners rematados fuera por Mainz e Iturra pudieron haber puesto en ventaja a los visitantes. No lo hicieron y a partir de ese momento se esfumó el Granada del partido. El miedo a perder atenazaba a ambos equipos, imprecisos en sus combinaciones y con fallos en las zonas decisivas del campo, demostrando las carencias goleadoras que arrastraban.

Poco a poco, los locales fueron haciéndose dueños absolutos de la creación de juego y empezaron a avisar a Roberto de la que se le avecinaba. El primero que lo hizo fue Trujillo con un potente disparo desde la frontal que atrapó en dos tiempos el cancerbero gallego. Luego le tocó el turno a Ximo Navarro, que entró a la espalda del carril defendido por Insúa y cuyo disparo mordido también acertó a blocar Roberto. No era peligro constante pero si había un goteo de ocasiones almerienses que tendrían su premio al borde del descanso. Antes, Welligton Silva gozó de otra ocasión franca de gol que el meta del Granada se encargó de desviar. En el 46, cuando los hombres de Abel daban por bueno el empate, llegó la primera estocada. Un balón en la frontal del área fue enviado magistralmente a la espalda de una defensa que estaba saliendo para que Trujillo pusiera el pase de la muerte a Thomas y este empujara el balón a la red. Otra vez en las postrimerías, otro mazazo psicológico.

Incapaces

En la reanudación, el Granada salió dispuesto a poner las tablas en el marcador cuanto antes y evitar firmar su sentencia de muerte. Estuvo cerca de conseguirlo Robert Ibáñez en una buena acción personal y disparo cruzado que desvió Rubén. A partir de ahí, efecto gaseosa diluido y fin de la partida. Abel introdujo un doble cambio para intentar voltear el marcador. Iturra y El Arabi se marcharon para dejar su sitio a Fran Rico y Córdoba. Nada de atrevimiento en las sustituciones.

Sin dar lugar a que los cambios pudieran surtir efecto, Javier Espinosa daba una puñalada de muerte a un moribundo Granada. Otro balón a la espalda de la defensa era aprovechado por el jugador del Almería para recortar dentro del área y batir a Roberto por bajo. Con el paso de las jornadas, el cuadro granadino ha perdido totalmente la solidez defensiva que tuvo durante ciertos tramos de la temporada y, ahora mismo, es realmente sencillo clavarles el cuchillo.

Media hora quedaba por delante para que uno siguiera viviendo y el otro firmara el acta de defunción. El partido se convirtió en un pequeño correcalles, con el Granada volcado ofensivamente aunque sin intimidar la meta almeriense. De hecho, fueron los locales los que estuvieron a punto de sentenciar con un balón que envió Thomas al larguero cuando se encontraba solo ante Roberto. Un disparo de Riki en una internada al área fue lo único de peligro que generaron los de la capital de la Alhambra en toda la segunda mitad. Ya con el partido agonizando, una contra local era aprovechada por Thomas, con un poco de suerte en la definición, para hacer el tercero. Humillante. Así se dio por concluido el partido y la mayor parte de las esperanzas granadinistas de salvación.

Siete jornadas restan para el final de la Liga y todo hace indicar que se van a convertir en un auténtico viacrucis para la afición nazarí, que apoyó en masa a su equipo en Almería y que, una vez más, vio como sus jugadores no les correspondían. La salvación se convierte ya en una quimera y no solo por la diferencia de puntos, que puede no ser tanta, sino porque la plantilla ha bajado los brazos. El Granada lleva muchas jornadas siendo un pez fuera del agua, que aletea ocasionalmente pero cuyo destino es fatal. Milagro o descenso, ya no hay más.