Vallecas ha podido ser la última estación en el viaje de José Ramón Sandoval al frente del Granada. El Rayo golpeó pronto, por partida doble, y sobrevivió sin excesivas complicaciones el resto del encuentro jugando con un hombre menos. Los visitantes recortaron distancias pero no supieron generar más peligro, ofreciendo una imagen apática y preocupante.

Previa turbulenta

Pese al radiante sol que brillaba en estos días sobre la ciudad de la Alhambra, el Granada aterrizaba en el sur de Madrid envuelto en una tormenta que crecía por momentos. A la complicada situación en la tabla se sumaban los últimos encuentros en los que los rojiblancos merecieron la victoria y la dejaron escapar de manera dolorosa. Por último, para desatar el aparato eléctrico sobre el club, Sandoval excluyó a Isaac Success de la lista para la batalla de Vallecas por motivos extradeportivos. El misterio sobre lo acaecido con el alma del equipo en ataque no hizo sino enervar aún más a una afición con muchos golpes encima en el último año. Para resolver la baja del nigeriano, el míster de Humanes optó por Robert Ibáñez. Además, Miguel Lopes volvía al lateral derecho en detrimento de Foulquier.

El Rayo tampoco llegaba en una situación cómoda al choque. Cuatro derrotas en cinco encuentros hacían que los de Paco Jémez necesitaran la victoria para alejarse de los puestos calientes de la tabla. El bravo entrenador rayista introducía en el once las novedades de Pablo Hernández y Embarba en el lugar de Jozabed y Patrick Ebert.

Comienzo fulminante

El partido comenzó con el Granada sacando a florecer sus fantasmas. En el minuto dos, un error al despejar de Biraghi dejaba el balón para Embarba, que centraba y Javi Guerra empujaba el balón a la red. Los enanos continuaban creciéndole a los nazaríes y el ariete español que sumaba su séptimo gol en Liga.

El Rayo sentenció el partido desde el principio (Foto: LaLiga)

No le había dado tiempo al Granada de asimilar el golpe cuando Guerra asestó el segundo puñetazo. Un nuevo centro desde la derecha lo remataba el delantero rayista en el primer palo para dejar heridos de muerte a los visitantes. Con el marcador muy a su favor, los vallecanos jugaban a placer, sin pasar ningún apuro y llegando cómodamente al área granadina. En este alocado inicio, Zé Castro decidió darle vida a los de Sandoval y se autoexpulsó con dos tarjetas tan merecidas como innecesarias en veinte minutos.

El Granada no tardó en intentar aprovechar el regalo del central portugués del Rayo y, dos minutos después de la expulsión, Toño salvó un disparo a bocajarro de Piti. Jémez se pensó detenidamente la manera de recomponer su equipo y dio entrada a Dorado sustituyendo a Bebé. El jugar con un hombre más no causó ningún impacto positivo en los andaluces, que seguían sin encontrar la manera de generar peligro, ni tan siquiera llegadas, como si la baja de Success supusiera la derrota automática. En esas murieron los primeros 45 minutos, con los de la franja roja defendiendo con la tranquilidad de no ver peligrar el resultado.

Falso atisbo de vida

Sandoval aprovechó el descanso para hacer un doble cambio que pudiera dar un poco de alma a los nazaríes. Rochina y Thievy entraron al campo en lugar de Javi Márquez y Rober Ibáñez. El Granada salió más agresivo en la segunda mitad y pronto consiguió recortar distancias. En el 52, Babin cabeceó un córner botado por Piti para dar vida al partido. Poco después, Tito se jugó el penalti al empujar de manera excesiva Miguel Lopes en su impetú por proteger un balón que salía de fondo.

Babin celebra su segundo tanto de la temporada (Foto: LaLiga)

Los nervios empezaron a florecer tímidamente en los locales que veían como la comodidad que tenían había desaparecido. Los rojiblancos horizontales creyeron en que era posible sacar algo positivo de Vallecas y se fueron a por el empate, aunque no con el convencimiento que podría suponer el jugar en superioridad numérica. En el dominio visitante, el Rayo utilizó las contras para matar la contienda. A punto estuvo Pablo Hernández en el 65, en un balón que acertó a cortar Lopes en el último momento. Sandoval decidió jugarse el todo por el todo y mandó al banco a Biraghi para dar la oportunidad a Edgar.

Incapacidad

Mediada la segunda parte, el Rayo consiguió el dominio de la pelota y calmar las intentonas granadinas. Paco Jémez se veía obligado a retirar a Toño por lesión en un salto, dando entrada a Juan Carlos y agotando sus cambios de esa manera. Restaban doce minutos por delante y el tiempo se le acababa al Granada, sin atisbos de poder rescatar un punto de su visita al barrio obrero de Madrid.

Los últimos minutos transcurrieron entre el quiero y no puedo del Granada y la madurez del Rayo, que mató los minutos con el otro fútbol, del que carecen los hombres de Sandoval. Un disparo lejano de Edgar fue la última intentona visitante, sin consecuencias.

Con la derrota, el Granada continúa en el fondo de la clasificación, a dos puntos de la salvación. La semana se prevé larga en la ciudad nazarí, con muchos problemas que resolver y con la continuidad de Sandoval en el aire. El Rayo suma tres puntos que le permiten auparse a la zona tranquila de la clasificación.