Mirando la clasificación, tras el empate contra el Real Valladolid, el conjunto de Joaquín Caparrós ocupa el noveno peldaño en la escalera formada por veinte equipos en esta Liga BBVA. El ecuador de la clasificación, a priori en tierra de nadie se podría pensar, pero alzando la vista hacia arriba se vislumbra el sueño de volver a pasear el nombre del Levante por toda Europa, al mirar hacia arriba se siente una emoción proporcionada.

Para lo más optimistas, está el dato de que el Levante de Juan Ignacio Martínez, aquel Levante que se coló en Europa, a estas alturas de temporada solo tenía cinco puntos más que el plantel dirigido por Caparrós, pero bien es cierto que aquel Levante de los treinta y ocho puntos en veinticinco jornadas ocupaba la cuarta posición, puestos Champions, y este Levante contemporáneo, con solo cinco puntos menos, está cinco puestos por debajo.

En tan solo dos temporadas la Liga ha cambiado mucho y el monopolio de los grandes ha provocado que los equipos más humildes no sueñen tan habitualmente con colarse en Europa, el sueño se pone temporada tras temporada más improbable para los de “la otra Liga”, improbable que no imposible. Y es que en la actualidad el cuarto clasificado, el Athletic de Bilbao, cuenta con cuarenta y siete puntos en su haber, el Levante de Europa con sus números le llegaría para ser séptimo en la actual Liga.

Es cierto que aún es pronto para mirar hacia los puestos europeos, pero a falta de trece jornadas para el cierre de esta temporada, el Levante vuelve a erigirse como aquel equipo temido en la Liga, como el sueño de una afición que vio como su equipo se paseaba por toda Europa plantando cara a los rivales y colándose en octavos de final soñando con los cuartos hasta el último momento. Es cierto que los puestos Europeos están más caros que hace dos temporadas, pero los de Orriols están haciendo muy bien su trabajo y son la calca de aquel equipo que logró el sueño.